$$$ ROTONDA 15 DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS **** THE SHOW ==AÑO VII ===

Pili N'Dongo escribió:
13- Los negocios y sus tentáculos

El pulpo estaba colgado en un gancho, esperando a que Don Luigi lo recogiera como de costumbre. Yo ya había marchado. Corrían buenos tiempos para los negocios oscuros, y en los sótanos Little Italy, las apuestas seguían siendo un negocio muy fructífero para algunos. Don Luigi supo aprovecharse de ello, ganando cientos de miles de dólares solo con las peleas de pulpos.

Don Luigi, como tradición, se lleva el pulpo ganador a casa, donde lo ofrece a su familia religiosamente cada domingo, mandando despachar y triturar al perdedor. Aunque en este caso, como encargado de la tarea, decidí vender estos ejemplares en el mercado central para sacarme un dinero extra.

Me ha llegado el rumor que el jefe se ha enterado, por lo que me encuentro cruzando el Atlántico a una tierra donde me han dicho que este manjar se cuida como es debido: Galicia.

Pili N'Dongo escribió:
14- Cautivos y cultivos

El pulpo colgaba de un gancho sobre la mesa de operaciones, despertaba... no lo habían sedado lo suficiente. Chillé tan fuerte como pude para distraer la atención del cirujano unos segundos y lo vi alargando un tentáculo, alcanzando un bisturí y permaneciendo inmóvil de nuevo. Cuando el médico volvió a por él, nada le hizo sospechar que siete apéndices abrazarían su rostro mientras el restante le rebanaría el cuello. Muerto el doctor, el pulpo fijó su horrible ojo humano sobre mí. Todos éramos sumisas aberraciones de la naturaleza, huéspedes de riñones u orejas ajenas que crecían sobre nuestros cuerpos como tumoraciones inducidas genéticamente, pero siempre supimos que él era diferente. Lentamente se acercó a la pila, la taponó y abrió el grifo inundando el quirófano antes acercarse chapoteando. Oí espantado el restallar de sus ventosas mientras trepaba por mi jaula de plexiglás y me arrepentí de haberlo ayudado a escapar.

Pili N'Dongo escribió:15- La del pulpo

El pulpo colgaba de un gancho sobre una olla de agua hirviendo. Cuando procedía a bajar el gancho, el pulpo se agarró a la cadena de la que colgaba, con otro tentáculo se aferró a la mano y con otro más al  gancho. Clavó mi muñeca en el gancho, desgarrando todas las venas que encontró. Sumergió mi mano en la olla hirviendo.
Creo que incluso sonrió.

Pili N'Dongo escribió:16- Apetito cefalópodo

El pulpo colgaba de un gancho sobre la mesa.
—¿Y ahora? —pregunté ingenuo.
—Comerlo, supongo.
—¿Así? ¿Y cómo…
—Déjate llevar.
Sophie se acercó. Tomó un fino extremo tentacular introduciéndolo en su boca.
Me miraba lateralmente. Sus carnosos labios presionaron hasta cortar un pedazo que sorbió, dejando una juguetona mancha aceitosa en su comisura.
Tras tragar me sorprendió un furtivo y sabroso beso.
Continué viéndola comer y mis pensamientos eran más lascivos cada vez.
Su lívido también aumentaba a cada mordisco.
Peleándose con una pata gruesa, hincaba los incisivos enseñándome la encía. Sus ojos, completamente abiertos, desprendían una mirada rabiosa.
Desplazó su silla enfrentándose a mí. Sus piernas entre las mías. Agarró mi nuca y espalda plantándome un beso pasional.
Enorme dolor punzante sobre mi lengua y sabor metálico. Quise gritar, pero acabó siendo un sollozo ahogado mientras me absorbía como una ventosa, inmóvilmente aprisionado contra ella como si tuviera tentáculos.

Eduardo Montenegro escribió:Enorme show, Piedras!!

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:01- Una de piratas

El pulpo colgaba de un gancho. Con un movimiento rápido, Barbarroja lo escondió bajo la casaca. En el otro extremo de la taberna, Patapalo robaba el reloj del capitán Garfio. En ese momento entró Guybrush Threepwood perseguido por un mono que robó el pulpo que acababa de ser robado. «¡Maldito mono! ¡Maldita la hora!», blasfemó Barbarroja, lo cual conminó al capitán Garfio a mirar su reloj, objeto que no estaba en su poder ni tampoco en el de Patapalo, pues lo había robado ladinamente Guybrush. «¡Llevarás mi espada como si fueras un pincho moruno!», gritó Garfio, y Guybrush sintió una especie de déjà vu, si bien esto alertó al tabernero de que faltaba el pulpo del gancho. Luego el mono robó un garfio, Garfio un palo, Patapalo una barba, etcétera, de tal manera que al terminar todo estaba como al empezar. Perfecto equilibrio, ¡pardiez!, el del mundo de los ladrones.

Spoiler:

Conozco el Monkey Island por cultura general videojueguil, pero no lo jugué en su momento, así que me cuesta apreciar el relato.

Pili N'Dongo escribió:02- Paul

El pulpo colgaba de un gancho. Eleuterio Satrustegi, millonario coleccionista de la selección española, lo había comprado por un potosí y había ordenado disecarlo. Ahí se encontraría bien, junto con la camiseta de Iniesta, el suspensorio de Ramos y un mechón de pelo de Pujol.

Lo lo loooooo lo lo loooooooooooooo lo lo lo lo looooooooooooo, ¡tú nos hiciste campeones, Pablo!

Pili N'Dongo escribió:03- Crisis de los 40 (o 50)

El pulpo colgaba de un gancho. Lo miraba con avidez, pero más por la costumbre de comer a esa hora que por tener mucha hambre. Y es que no tenía la cabeza para cenas. Aún resonaban en mi mente los inmortales estribillos escuchados (y coreados a gritos, con un entusiasmo digno de una fan adolescente de los Beatles en los 60) de la mejor banda del mundo, y no dejaba de sentir ese picor en los dedos, esas ganas de coger mi móvil y comprar entradas para todos los conciertos que les quedaban de gira. Seguirles por toda la piel de toro sonaba como el mejor de los futuros, aunque tuviera que dejar el trabajo y abandonar a la familia. La comunión con ese tótem de la música contemporánea quizá le daría sentido a mi vida. Pero bueno, de momento mejor cenar algo.
-Nena, a ver ese pulpo.

salakov escribió:

Pili N'Dongo escribió:02- Paul

El pulpo colgaba de un gancho. Eleuterio Satrustegi, millonario coleccionista de la selección española, lo había comprado por un potosí y había ordenado disecarlo. Ahí se encontraría bien, junto con la camiseta de Iniesta, el suspensorio de Ramos y un mechón de pelo de Pujol.

Lo lo loooooo lo lo loooooooooooooo lo lo lo lo looooooooooooo, ¡tú nos hiciste campeones, Pablo!

Bravo, Sonny Jim.

B-R-A-V-O.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
04- Carisma

El pulpo colgaba de un gancho cada noche hasta que llegaba su turno al piano. Mientras, dormía la cogorza y así, con las patas remojadas en un caldero de orujo, se decía que podía pasar días, entre ráfagas de brillantez musical y curdas mayúsculas.  Eran su excentricidad, su fealdad, su irrepetible talento y su mala baba las que habían conseguido que todos nos olvidáramos de que en realidad era otro cefalópodo cocinable en cazuela de 42. El viejo pulpo, sin embargo, no se olvidada de odiar su condición como si eso fuera a salvarlo del puchero y exhibía su falta de pulpidad y pulpética en cada ocasión posible. Despreciaba su especie sin saber que nadie iba a comérselo, joder, ¡dormía sobre el mismo gancho que había intentado matarlo! ¡¿Conoces a otro pulpo que lo haga?!

Yo ahí veo realismo mágico y humor existencial como para satisfacer la exigencia de la Sra.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:05- Posesión octópoda

El pulpo colgaba de un gancho, exánime. Era un ejemplar soberbio, nunca visto, pues a su espectacular tamaño unía sus singulares colores: morado intenso moteado de dorado, brillando mortecinamente al sol. Mi padre y sus amigos, exhaustos, reían con orgullo; había sido una buena pesca. Aquel cuerpo lacio se veía aún poderoso, goteando en la cubierta. Quise comprobar el tacto de aquella extraña carne laxa y entonces noté que me miraba. Un susurro viscoso penetró en mi cabeza, ven, decía, ven, suéltame. Me acerqué, sin voluntad, hasta tocarlo, y entonces, rabioso como un rayo, mordió mi cuello, se enroscó en mis brazos, en mis piernas, me dirigió a la borda y saltó. El agua verdosa y fría mató los gritos. En aquella ingravidez líquida, sus ojos amarillos dudaron si asfixiarme. No lo hizo. Reboté contra el casco mientras desaparecía en la profundidad. Desde entonces, mis sueños son oscuros, de odio líquido, y asesino hombres.

--

Está bien como relato de terror, pero me da la sensación de que ha ido a lo fácil.

m señor escribió:

salakov escribió:

Pili N'Dongo escribió:02- Paul

El pulpo colgaba de un gancho. Eleuterio Satrustegi, millonario coleccionista de la selección española, lo había comprado por un potosí y había ordenado disecarlo. Ahí se encontraría bien, junto con la camiseta de Iniesta, el suspensorio de Ramos y un mechón de pelo de Pujol.

Lo lo loooooo lo lo loooooooooooooo lo lo lo lo looooooooooooo, ¡tú nos hiciste campeones, Pablo!

Bravo, Sonny Jim.

B-R-A-V-O.

Qué poca vergüenza

m

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:

06- Xan

El pulpo colgaba de un gancho en la cara norte de la cabaña de Xan. Ajado por la mirada del mar, sus tentáculos se bambolean con pereza mecidos por una mano invisible. Cada pata remata en un anzuelo de tres puntas y un panel de madera horizontal, sobre la cabeza, es el blanco cuando el viento arrecia.
Cuando llega la tormenta, Xan hace guardia mientras duerme el sol, y espera paciente a que los dardos hagan diana. Mide longitudes y profundidades, y observa y cuenta las patas cruzadas. Calcula. Se dirige al puerto y advierte a los pescadores listos para hacerse a la mar. «Quedaos…volved antes del mediodía…id con Dios…».
Lo miran agradecidos, saludan con un golpe de mano y siguen sus consejos.
Lejos quedan los días en que reían con desdén, lejos tanto pescador que fue y no volvió, lejos su propia desgracia por desoír a su abuelo.

Extraordinario. He tenido que leerlo varias veces, pero no sólo para entenderlo sino también para saborearlo. Me queda la duda de qué le pasó exactamente a Xan (que por cierto es uno de mis nombres favoritos) por no hacer caso a su abuelo, pero quizá no lo sabemos a propósito.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:

07- La Tranquilidad del Capitán Zoo

El pulpo colgaba de un gancho adherido por sus ventosas. El loro se posaba sobre su hombro derecho, repitiendo: "¡Alpiste, capitán!" Decían las antiguas lenguas que en el ojo vacío que tapaba su parche, se encontraba un caracol que no babeaba. Un par de perros correteaban constatemente de proa a popa y viceversa.

Los demás marineros nunca entendieron porqué su navío se dedicaba a rescatar animales lesionados o moribundos de los siete mares, en vez de buscar tesoros ocultos y pueblos donde poder saquear y violar.

El capitán envejecía y comenzaba a no poder realizar viajes largos, por lo que le comunicó a su tripulación que el barco sería para ellos y podían usarlo para fechorías o para seguir con su rutina.

Los marineros decidieron finalmente que beber vino y fornicar siempre con la misma persona no era mal precio a pagar por no meterse en problemas con otros piratas.

No sé, me da la sensación de que no pasa gran cosa y que es porque no lo estoy leyendo bien...

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
08- Pareidolia

El pulpo colgaba de un gancho en la pared, y a su vez hacía de gancho en la pared. Estaba tan harto de que todo el mundo le colgara chaquetas en los tentáculos que se pasaba el día borracho buscando pelea.

Encuentro entre dos de mis rincones más queridos del foro: los microrrelatos y las cosas con cara.

Bien jugado.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
09- Piratas

El pulpo colgaba de un gancho junto a la puerta de la cabina del atunero, secándose al sol. El chico no le quitaba ojo, hasta que un puntapié lo sacó de su ensimismamiento. «Sigue fregando, chaval», le espetó el capitán al pasar camino de la cabina. Souleymane, el rechoncho cocinero del Trankìl, torció el gesto, descolgó el bicho de un tirón y bajó a la cocina. Aunque el barco era viejo, sin modernos sistemas de navegación como el Loran o los satélites, aún sacaban buena tajada faenando para conserveras españolas bajo bandera de Curaçao para saltarse las cuotas de pesca. Pero todos estaban inquietos. Se había averiado el sonar y tanteaban el océano a ciegas en busca de cardúmenes. Un buen rato después, Souleymane se acercó al chico con una escudilla de sopa de pulpo y permanecieron en silencio en la barandilla de babor, oteando los caprichosos rizos del mar.

Curiosamente, otro relato de piratas en que no parece que pase nada... Pero en este caso creo que sí que pasan cosas. O van a pasar, o han pasado. Muy hábil.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
10- Hermano mayor

El pulpo colgaba de un gancho en la cubierta inferior. Román había bajado a bucear ayudado por sus asistentes, y solo había conseguido pescar un triste pulpo. Aun así, orgulloso de su hazaña, decidió exhibir al cefalópodo en la popa del yate.
Cuando regresaron los tripulantes que estaban recogiendo frutas en la isla, Kale, el guía local, preguntó:

-¿Va a dejar al pulpo ahí, señor?

-¿Te molesta mi trofeo? ¿No serás vegano, no? ¡Jajajaja!

-No es buena idea dejarlo ahí.

Al amanecer ponían rumbo al atolón Bokak. El mar estaba en calma y una espesa niebla rodeaba el yate. Levaron anclas y se dieron cuenta de que Kale no estaba en el barco.

-Habrá vuelto a su chamizo. Tranquilos, no necesitamos al abrazapalmeras para llegar al atolón, dijo Román.

Iniciaron la marcha. El ruido del motor tapaba el chapoteo de los gigantescos tentáculos que reptaban por la amura de estribor.

Que te jodan, puto cuñao.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
11- Respetando las tradiciones

El pulpo colgaba de un gancho y los quintos del pueblo íbamos de casa en casa pidiendo agua para remojarlo y mantenerlo vivo, y ya puestos, orujo y vino para seguir festejando. La tradición era absurda, como tantas otras, pero muy práctica y económica. Nada de cabras voladoras, cerdos engrasados o vaquillas asustadas, mucho menos manejables. El bicho solía morir al segundo remojón, pero agitábamos el garfio con salero y parecía bailar al son de la gaita. Cogíamos enormes cogorzas de mogollón, pero los vecinos cada vez colaboraban menos, hartos de ver esquilmadas sus bodegas y de jaranas y meadas en sus fachadas. La solución se le ocurrió al Eufrasio: avisar a los animalistas de lo brutos que somos. Vinieron con pancartas a impedirlo, les tiramos piedras, salimos en los informativos y los paisanos se unieron para defender el nombre del pueblo y sus tradiciones; ahora hasta nos sacan jamón.

Deprimente por resultar tan creíble.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
12- Trauma infantil

El pulpo colgaba de un gancho en el escaparate de la pescadería ante la que pasaba con mamá camino del cole. “Vamos a ver cómo está hoy Paquito”, me animaba al salir de casa. “Hoy está triste”, decía cuando el ejemplar era escuálido. Con cuatro años, ni sospechaba que fuera un pulpo distinto cada día, para mí Paquito vivía tranquilo tras ese cristal. Si un día no había pulpo, mamá me tranquilizaba: “estará en el baño, Paquito también hace pis y caca”.
Un día vi al pescadero acomodando a Paquito en su gancho, debía traerlo de hacer pis, pero no lo había meado todo y un chorrillo se le escapaba patas abajo. Una clienta lo vio, maldita chivata, señaló hacia el animal y el pescadero debió enfadarse muchísimo, porque fue hacia Paquito con un hacha, le cortó la cabeza y le sacó los ojos.
Veinte años después sigo llevando pañal.

Las pesadillas infantiles basadas en la cotidianidad y en las desastrosas buenas intenciones de algún adulto con poca psicológica siempre dan para mucho. Muy bien retratado.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
13- Los negocios y sus tentáculos

El pulpo estaba colgado en un gancho, esperando a que Don Luigi lo recogiera como de costumbre. Yo ya había marchado. Corrían buenos tiempos para los negocios oscuros, y en los sótanos Little Italy, las apuestas seguían siendo un negocio muy fructífero para algunos. Don Luigi supo aprovecharse de ello, ganando cientos de miles de dólares solo con las peleas de pulpos.

Don Luigi, como tradición, se lleva el pulpo ganador a casa, donde lo ofrece a su familia religiosamente cada domingo, mandando despachar y triturar al perdedor. Aunque en este caso, como encargado de la tarea, decidí vender estos ejemplares en el mercado central para sacarme un dinero extra.

Me ha llegado el rumor que el jefe se ha enterado, por lo que me encuentro cruzando el Atlántico a una tierra donde me han dicho que este manjar se cuida como es debido: Galicia.

Mi prejuicio anti-mafia me lo ha puesto difícil, pero ha valido la pena llegar al final por la magistral idea de las peleas de pulpos.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:
14- Cautivos y cultivos

El pulpo colgaba de un gancho sobre la mesa de operaciones, despertaba... no lo habían sedado lo suficiente. Chillé tan fuerte como pude para distraer la atención del cirujano unos segundos y lo vi alargando un tentáculo, alcanzando un bisturí y permaneciendo inmóvil de nuevo. Cuando el médico volvió a por él, nada le hizo sospechar que siete apéndices abrazarían su rostro mientras el restante le rebanaría el cuello. Muerto el doctor, el pulpo fijó su horrible ojo humano sobre mí. Todos éramos sumisas aberraciones de la naturaleza, huéspedes de riñones u orejas ajenas que crecían sobre nuestros cuerpos como tumoraciones inducidas genéticamente, pero siempre supimos que él era diferente. Lentamente se acercó a la pila, la taponó y abrió el grifo inundando el quirófano antes acercarse chapoteando. Oí espantado el restallar de sus ventosas mientras trepaba por mi jaula de plexiglás y me arrepentí de haberlo ayudado a escapar.

Una verdadera pesadilla, de las más chungas que he visto en el concurso, que, sin embargo, se desinfla un poco a medida que se va dibujando la naturaleza de los... personajes.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:15- La del pulpo

El pulpo colgaba de un gancho sobre una olla de agua hirviendo. Cuando procedía a bajar el gancho, el pulpo se agarró a la cadena de la que colgaba, con otro tentáculo se aferró a la mano y con otro más al  gancho. Clavó mi muñeca en el gancho, desgarrando todas las venas que encontró. Sumergió mi mano en la olla hirviendo.
Creo que incluso sonrió.

Tremendamente conciso y efectivo. Ser pro también es esto.

Stoneheart escribió:

Pili N'Dongo escribió:16- Apetito cefalópodo

El pulpo colgaba de un gancho sobre la mesa.
—¿Y ahora? —pregunté ingenuo.
—Comerlo, supongo.
—¿Así? ¿Y cómo…
—Déjate llevar.
Sophie se acercó. Tomó un fino extremo tentacular introduciéndolo en su boca.
Me miraba lateralmente. Sus carnosos labios presionaron hasta cortar un pedazo que sorbió, dejando una juguetona mancha aceitosa en su comisura.
Tras tragar me sorprendió un furtivo y sabroso beso.
Continué viéndola comer y mis pensamientos eran más lascivos cada vez.
Su lívido también aumentaba a cada mordisco.
Peleándose con una pata gruesa, hincaba los incisivos enseñándome la encía. Sus ojos, completamente abiertos, desprendían una mirada rabiosa.
Desplazó su silla enfrentándose a mí. Sus piernas entre las mías. Agarró mi nuca y espalda plantándome un beso pasional.
Enorme dolor punzante sobre mi lengua y sabor metálico. Quise gritar, pero acabó siendo un sollozo ahogado mientras me absorbía como una ventosa, inmóvilmente aprisionado contra ella como si tuviera tentáculos.

Ya es mala suerte para el pobre protagonista acabar así en uno de los pocos relatos eróticos realmente bien escritos que he leído, ya no en este concurso, sino en general.

m señor escribió:

salakov escribió:

Pili N'Dongo escribió:02- Paul

El pulpo colgaba de un gancho. Eleuterio Satrustegi, millonario coleccionista de la selección española, lo había comprado por un potosí y había ordenado disecarlo. Ahí se encontraría bien, junto con la camiseta de Iniesta, el suspensorio de Ramos y un mechón de pelo de Pujol.

Lo lo loooooo lo lo loooooooooooooo lo lo lo lo looooooooooooo, ¡tú nos hiciste campeones, Pablo!

Bravo, Sonny Jim.

B-R-A-V-O.

Qué poca vergüenza

m

Spoiler:

salakov escribió:Y así, una vez más, se hace valer la 'doctrina salakov", esto es, quien queda segundo está obligado a hacer show.

Eduardo Montenegro escribió:

salakov escribió:Y así, una vez más, se hace valer la 'doctrina salakov", esto es, quien queda segundo está obligado a hacer show.

Habría que darle una vuelta a la "Salakov doctrina", esto es, quien haga show está obligado a quedar segundo.


Habría más shows.

*:

Spoiler:

Pili N'Dongo escribió:17- Manolo
El pulpo colgaba de un gancho.
El pescador, todavía furioso, canturreaba mientras afilaba los cuchillos.
-Te dije lo que pasaría si seguías así, ¡te lo advertí! -gritó, en japonés arcaico-, pero no, tú tuviste que seguir haciendo lo que te daba la gana. ¡Qué deshonra!
Blandía un cuchillo, dirigiéndose tal vez al pulpo, tal vez a la figura de la mujer, que lloraba quedamente en un rincón del puesto de pescado.
-Cállate ya, Manolo*. Tú nunca me has hecho sentir lo que él -en la voz de ella había más rabia que dolor-. Y si de mí dependiera, en ese gancho estarías colgando tú.
La mujer del pescador echó un último vistazo a su amante y salió del mercado. Caminó decidida hasta la orilla del mar y se internó en el agua. Y nunca más se la volvió a ver.

*:

Spoiler:

Pili N'Dongo escribió:
18- Hada marina

El pulpo colgaba de un gancho cuando fue retirado por el mariscador.
—No des septópodo por octópodo, Manolo —pregonó su cliente—.
Efectivamente, el pulpo en cuestión solo tenía siete tentáculos. Había nacido así, siendo objeto de burla y oprobio durante toda su vida. Era un pulpo solitario, despreciado. Un buen día pudo haber cambiado todo, pero su buen corazón lo impidió.
—Hola, soy tu hada marina.
—Querrás decir madrina.
—Eso. Y marina, ¿no? Es que soy disléxica. Te concedo un deseo.
(Quiero… tener…)
—Quiero que dejes de ser disléxica.
—¡Concedido! —dijo el hada, sorprendida—.
[…]
Manolo, contrariado, salió de la lonja y tiró el pulpo al agua. “¡Que se pudra!”.
El pobre pulpo fue repudiado una vez más, incluso muerto, pero he aquí que la buena hada madrina marina apareció para revivirlo y concederle un octavo tentáculo. El pulpo, por fin, fue muy feliz allá bajo el mar.

Pili N'Dongo escribió:
19- Alien: La Santa Compaña

El pulpo colgaba de un gancho.

Toro escribió:

Eduardo Montenegro escribió:

salakov escribió:Y así, una vez más, se hace valer la 'doctrina salakov", esto es, quien queda segundo está obligado a hacer show.

Habría que darle una vuelta a la "Salakov doctrina", esto es, quien haga show está obligado a quedar segundo.


Habría más shows.

Y más doctrinas

Yo la siguiente ronda vuelvo a poner el incentivo antimiercoles; show a todos los relatos previos al miércoles...

Pili N'Dongo escribió:20- Perlas salvajes

El pulpo colgaba de un gancho tras la lucha con la buceadora; todavía sus brazos ondulaban cuando la luna los tocaba, pero Mayumi sabía que se trataba de espasmos naturales. Ella era la vencedora, y su deseo presentar al trofeo ante las ultrajadas pescadoras por la lujuriosa bestia marina. Mayumi hizo a un lado a la fatiga y navegó el negro océano hasta la orilla. Ya escuchaba los tambores, ya divisaba las antorchas de bambú… pero no adivinó la viscosa tinta que ensortijaba sus muslos y que obstinaba en forzarlos. No imploró Mayumi por su vida, no más valiosa que la de otras valientes buceadoras, pero sí por su pureza, hundiéndose entre moluscos y espuma, convertida ya en nacarada esfera. Todavía generaciones de buceadoras se sumergen a pulmón bajo el gélido oleaje tras el rastro de Mayumi; solo hallan perlas de salvaje y pura belleza.

Sonny_Jim escribió:

Toro escribió:

Eduardo Montenegro escribió:

salakov escribió:Y así, una vez más, se hace valer la 'doctrina salakov", esto es, quien queda segundo está obligado a hacer show.

Habría que darle una vuelta a la "Salakov doctrina", esto es, quien haga show está obligado a quedar segundo.


Habría más shows.

Y más doctrinas

Yo la siguiente ronda vuelvo a poner el incentivo antimiercoles; show a todos los relatos previos al miércoles...

Vaya insentivo de mis kojones...

Pili N'Dongo escribió:17- Manolo
El pulpo colgaba de un gancho.
El pescador, todavía furioso, canturreaba mientras afilaba los cuchillos.
-Te dije lo que pasaría si seguías así, ¡te lo advertí! -gritó, en japonés arcaico-, pero no, tú tuviste que seguir haciendo lo que te daba la gana. ¡Qué deshonra!
Blandía un cuchillo, dirigiéndose tal vez al pulpo, tal vez a la figura de la mujer, que lloraba quedamente en un rincón del puesto de pescado.
-Cállate ya, Manolo*. Tú nunca me has hecho sentir lo que él -en la voz de ella había más rabia que dolor-. Y si de mí dependiera, en ese gancho estarías colgando tú.
La mujer del pescador echó un último vistazo a su amante y salió del mercado. Caminó decidida hasta la orilla del mar y se internó en el agua. Y nunca más se la volvió a ver.

*:

Spoiler:

Pili N'Dongo escribió:
18- Hada marina

El pulpo colgaba de un gancho cuando fue retirado por el mariscador.
—No des septópodo por octópodo, Manolo —pregonó su cliente—.
Efectivamente, el pulpo en cuestión solo tenía siete tentáculos. Había nacido así, siendo objeto de burla y oprobio durante toda su vida. Era un pulpo solitario, despreciado. Un buen día pudo haber cambiado todo, pero su buen corazón lo impidió.
—Hola, soy tu hada marina.
—Querrás decir madrina.
—Eso. Y marina, ¿no? Es que soy disléxica. Te concedo un deseo.
(Quiero… tener…)
—Quiero que dejes de ser disléxica.
—¡Concedido! —dijo el hada, sorprendida—.
[…]
Manolo, contrariado, salió de la lonja y tiró el pulpo al agua. “¡Que se pudra!”.
El pobre pulpo fue repudiado una vez más, incluso muerto, pero he aquí que la buena hada madrina marina apareció para revivirlo y concederle un octavo tentáculo. El pulpo, por fin, fue muy feliz allá bajo el mar.

Pili N'Dongo escribió:
19- Alien: La Santa Compaña

El pulpo colgaba de un gancho.

Pili N'Dongo escribió:
El pulpo colgaba de un gancho tras la lucha con la buceadora; todavía sus brazos ondulaban cuando la luna los tocaba, pero Mayumi sabía que se trataba de espasmos naturales. Ella era la vencedora, y su deseo presentar al trofeo ante las ultrajadas pescadoras por la lujuriosa bestia marina. Mayumi hizo a un lado a la fatiga y navegó el negro océano hasta la orilla. Ya escuchaba los tambores, ya divisaba las antorchas de bambú… pero no adivinó la viscosa tinta que ensortijaba sus muslos y que obstinaba en forzarlos. No imploró Mayumi por su vida, no más valiosa que la de otras valientes buceadoras, pero sí por su pureza, hundiéndose entre moluscos y espuma, convertida ya en nacarada esfera. Todavía generaciones de buceadoras se sumergen a pulmón bajo el gélido oleaje tras el rastro de Mayumi; solo hallan perlas de salvaje y pura belleza.