MARCUS 1976-1976-UN SÚPER GRUPO FUERA DE SU TIEMPO- PARTE II

Lo primero que llama la atención es el trabajo tan increíble de guitarras, tanto solistas como rítmicas, y su interacción en todos los temas. Todas las secciones de guitarras, de dos o tres partes, fueron compuestas y arregladas por Gene Bloch, a excepción de “Gypsy Fever”, que fueron compuestas y arregladas por Gene Bloch y Randall David, y “Dream Wheel” por Gene Bloch y Jack Weber. El disco se abre con el magnífico “Black Magic”. Siempre he sentido cierta debilidad por esos temas que comienzan con una intro interesante y diferente, de esas que te van preparando anímicamente para el tema, como alguna de Black Sabbath. Este disco se abre con una de ellas en forma del sonido de un gélido y susurrante viento que nos va llevando hacia el portente riff principal que, a modo de dialogo de guitarras, intercambian Gene Bloch y Randall Davis, contestandose uno al otro en ambos canales. Un riff similar al de Deep Purple en "Space Truckin”, pero sin ser para nada una copia, o del estilo de unos Led Zeppelin. Bloch, David y Weber despliegan unas partes de guitarra y unos arreglos compactos que mantienen el rítmo y, a la vez, intercalan solos y licks formando un equipo de seis cuerdas impresionante. Las cualidades vocales de Marcus Malone son de lo más original que se pueda encontrar en esos años, recordando a artistas como Rod Stewart, Steven Tyler o Glenn Hughes. Malone, pese a ser de raza negra, posee un color de voz muy similar al de cantantes blancos. En su forma de cantar y modular, con ese sensual y quejumbroso tono bajo para acto seguido estallar en un grito agudo, nos recuerda mucho a Robert Plant. Las partes de las tres guitarras están muy acentuadas en la producción, las solistas en los canales izquierdo y derecho y la rítmica en ambos y detrás. Bloch y Davis son dos guitarristas con una clase soberbia, capaces de dar la nota adecuada, en el momento justo, para que la melodía de los temas nos emocione sin prácticamente esfuerzo. Pertenecen a ese selecto grupo de guitarras que son capaces de “sacar agua en tierra baldía” , como a mí me gusta llamarlos, que obtienen emoción y belleza de un repetitivo y árido riff, como el de este tema gracias a su sobrada calidad y a su clase. ¿ Como es posible que ninguno de estos guitarras aparezcan entre los listados de los mejores guitarrístas de los 70s ?. Otro misterio más que añadir a la historia negra del hard Rock. Otro factor a destacar en el sonido de Marcus es su batería, Dando "Star" Colmes, con un estilo poderoso de doble bombo, que aporrea sus toms, timbales y caja con una potencia asombrosa. “Salmon Ball” es el segundo tema, en él, de nuevo, la labor de las tres guitarras es excelente. Tiene un riff muy logrado, muy Heavy Funk, con un cierto componente comercial en su rítmo y letras de contenido sexual. Este ritmo infeccioso se mantiene hasta que la banda hace un cambio de tiempo y ataca con un asalto guitarrero monumental, haciendo que cualquiera de los trabajos de guitarra de músicos más conocidos y afamados de esa misma época parezcan un juego de niños en comparación. El siguiente tema es una balada, "Kelly" , el punto más alto en las cualidades vocales de Marcus Malone en el que su camaleónica voz llega a sonar muy similar a la de Rod Stewart. “Kelly" es una preciosa balada a lo Rod Stewart pero con la actitud más Hard Rockera de unos Aerosmith o unos Scorpions en los 70s. Luego le toca el turno al devastador tema de 7 minutos "Gypsy Fever", uno de los temas más metálicos del álbum. De nuevo el grupo ataca con un ritmo con ciertas influencias Funk pero con un decidido sentimiento metálico, similar a los primeros Judas Priest. Buenos cambios de tiempo, partes de estribillo de dobles punteos de guitarras y una batería arrolladora nos trae a la cabeza las cualidades del Heavy Rock de medidos de los 80s. Las tres guitarras forman un muro de sonido espectacular y los solos son magistrales, con toques orientales incluidos. A destacar la forma en que la guitarra solista apoya los solos del segundo solista con improvisaciones y licks. El sonido es excelente para el año 1976, adelantado a su época sin duda. A destacar la labor al bajo del íncreible Tim Bogert. La cara B del LP se abre con el magnífico “Pillow Stars" que es una mezcla de Deep Purple, Led Zeppelin y Boston pero al estilo de Marcus, repleto de ritmos y desarrollos complejos, increíbles segmentos de tres partes de guitarras y excelentes partes vocales en las que Marcus Malone vuelve a tener esa cualidad a lo Robert Plant. Los solos de guitarra son espectacular y nada tiene que envidiar a los de guitarristas virtuosos que surgieron en la década de los 80s. Realmente este es un álbum que puede servir de ejemplo perfecto de cómo tres guitarras interactúan juntos, complementándose el uno al otro, haciendo que los temas ganen en potencia y fuerza. "Highschool Ladies Streetcorner Babies" es, de nuevo, Hard Rock al estilo Américano, similar al de Aerosmith, Alice Cooper o Kiss, ¡ pero en su etapa de los 80s !. El riff principal es una delicia, con dobles guitarras excelentes que llegan a tener hasta un cierto aire a lo ZZ Top. Es uno de los temas más comerciales del álbum en el cual la voz rasgada y potente de Malone encaja a la perfección. El trabajo de bajo de Tim Bogert es perfecto. Y sin descanso pasamos a "Dream Wheel" que podría ser, hasta cierto punto, Pomp Rock con la agresividad de unos Deep Purple. destacan las excelentes partes de batería y de coros y armonías vocales que recuerdan a grupos como Styx o a unos Whitesnake o Iron Maiden en los 80s. Un tema complejo, con estructuras abigarradas y ricos cambios de tiempo. Aquí la banda explora su lado más melódico, un ejemplo de su estelar habilidad compositiva. Y cerrando el disco una Obra Maestra: "Rise Unto Falcon". Este tema es una obra de arte absoluta de casi 7 minutos y uno de los temas más bellos y hechizantes que ha grabado nunca un grupo de Hard Rock. Se inicia con las tres guitarras interpretando una melodía preciosa en sucesión de acordes, improvisando armónicos y aplicando efectos varios, de una imaginación y sentimiento desbordante, con una visión musical más propia de los grupos de finales de los 80 que del año 1973, que es cuando se compuso este tema. Todo ello crea un efecto precioso, muy melódico, que la magnífica producción de Stuart Alan Love ayuda a resaltar. Cuando las guitarras de Gene Bloch y Randall Davis comienzan sus solos lo único que podemos hace es recostarnos, con la piel de gallina y un nudo en la garganta, esforzándonos por contener una creciente emoción. Y ya cuando Marcus Malone rompe a cantar, en la forma que lo hace, sabemos a ciencia cierta que estamos ante una auténtica Obra Maestra del Metal, en su faceta más melódica y progresiva. Se añaden también unas partes de teclados, en una decisión muy acertada, ya que redondea el sonido del tema acentuando esa sensación melancólica que posee. Las partes de guitarras que jalonan todo el tema tienen reminiscencias de grupos como Whitesnake, pero en su etapa de los 80s. "Rise Unto Falcon" es un tema con cualidades épicas. Su sola presencia vale por discografías enteras de otros grupos. Otro aspecto a destacar es su fantástica letra, en consonancia con la música. Y cuando hacia el minuto 5´10 del tema todo el grupo, al unisono, ataca con un cambio de tiempo espectacular y trepidante, con una batería asombrosa y atronadora, nos damos cuenta, si aún no lo hemos hecho, que estamos ante un grupo extrardinario, ¡ y en 1976 !, cuyas cualidades instrumentales y habilidad compositiva hacen que se alcance uno de los momentos más emocionantes y mágicos del Hard Rock de los 70s. Sólo hay un “pero”, es demasiado corto. ¡¡¿¿¿ Qué demonios hizo el sello “United Artists” con este sobresaliente disco ???!! . Este corte hubiese podido ser todo un hit con una promoción adecuada. Los aficionados al Hard Rock pueden hablar sobre temas clásicos del género durante horas, pero muy pocos estarían en la misma liga que "Rise Unto Falcon". En los 70s se cometieron muchas injusticias con infinidad de grupos de Hard Rock de gran calidad, pero en el caso de Marcus es un verdadero crimen. Sin duda, “Marcus” es un álbum íncreible en sí mismo, adelantado a su tiempo como pocos y uno de esos trabajos destinados a abrir nuevos caminos en la música. Para mí, es un disco casi perfecto, porque en él casi todo es perfecto. La producción es impecable para el grupo porque ese es el sonido de unos músicos con la clara cualidad técnica de Marcus. Hay músicos que tienen como principal virtud la visceralidad o la fuerza pero hay otros que están tan imbuidos por su virtuosismo que les resulta imposible no hacer las cosas perfectas. Para ese tipo de músicos lo mejor es este tipo de producción dónde sus cualidades pueden brillar en todo su esplendor. Además, los temas son excelentes y la interpretación a una altura insuperable por nadie. Poco más puedo decir sobre MARCUS, salvo que si no tienes su único Lp que lo escuches, y si te gusta, que lo compres. Esta obra de arte fue reeditada por el sello “Krescendo Records”, para Europa, en el 2001 y se puede conseguir muy barato y, al contrario de otra joyas ocultas de los 70s, sin problema alguno. Lo cual es una buena noticia ya que “Marcus” es un álbum imprescindible para entender la evolución del Hard Rock en los 70s y que todo buen amante y estudioso del Metal debería tener. Marcus se separaron en 1976 y desaparecieron como grupo sin dejar el más mínimo rastro. Marcus Malone, en solitario, reapareció en 1990 con una banda de Blues clásico. A editado varios álbunes desde entonces.