RONDA 8.48 DEL PESETERO E INTERCALADO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA

Habemus frase:

Encontró cien pesetas.

Como he leído en el anterior hilo y me ha parecido una excelente idea, todos aquellos relatos que contengan una palabra con hache intercalada, se llevarán un punto extra.

Todos los relatos que hayan mandado antes de las 15:00, que a buen seguro serán una montonera, también tendrán el punto extra si no mandaron la hache intercalada.





La dehesa de Toro:

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VIII EDICIÓN:

RELATOS A CONCURSO


1.- 1000 años después…

Encontró cien pesetas, aunque tardó en reconocer en ese tesoro del pasado un billete. ¿Un billete? ¿Cuándo fue la última vez que había enunciado mentalmente esa palabra? La efímera sensación desapareció tras remover un poco más la arena del desierto. Allí había también restos de ropa, un transistor de dos bobinas y un abanico de Saint-Tropez. La sutil melodía del “Things Behind the Sun” de Nick Drake regresó a su mente trescientos años después. El mundo había sucumbido, así como sus mares y la vida en las planicies. Parecía un sueño convertido en pesadilla, o quizá una condena terrenal convertida en libertad. Hacía varias décadas que no pensaba, tan solo deambulaba entre cañones y gigantescas dunas. La arena era hermosa, sus diferentes formas, la disposición de sus curvas y el feroz calor que desprendía. Un día arribó a Krotón y la vio al final de la avenida principal. Se llamaba María.

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2.- Una mala racha

Encontró cien pesetas al agacharse a recoger una colilla. Brillaban en la acera con la benevolencia de un pequeño sol dorado. Las sostuvo en la palma de la mano y las estuvo contemplando un buen rato. El perfil de Juan Carlos se le antojó hermoso, dotado de una dignidad inherente, como de dios griego o de emperador romano. Barajó la posibilidad de comprarse un bocadillo. Hacía catorce horas que no comía nada. «Eso es pan para hoy y hambre para mañana», pensó.
Entró en el bar. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía afortunado. Metió la moneda en la ranura y pulsó el botón. Por un momento, se hizo el silencio entre los parroquianos. Solo se escuchaba el girar de los rodillos.
Cerezas... campana... sandía.
Oyó entonces como algo se rompía en su pecho con un crujido mínimo, casi imperceptible, sutil como el chasquido de la pata de un jilguero al quebrarse.


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3.- Pennies from heaven

Encontró cien pesetas en su bolsillo. Hurgando como si tejieran una red invisible, sus dedos parecían moverse al azar. ¿Por qué pasado el tiempo que había dejado de existir sus dedos obtenían tal recompensa? Él, que había mendigado el sueño de otros por un mendrugo de vida.
Se dijo que aquello tenía un propósito orquestado por alguien o algo; que por algún pérfido y oscuro motivo querían acabar con él. Pero lo cierto es que allí estaba el cielo verdadero, aquel sobre el cual se coloreaban los amaneceres y al que se le pintaban estrellas cuando se teñía de negro. Un cielo cambiante que siempre había estado allí arriba arropando al más necesitado, y que ahora le necesitaba.


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4.- Vaivén

Encontró cien pesetas entre la recaudación de la fuente. Se preguntó qué clase de persona y qué tipo de deseo pediría alguien así.
Esa tarde echó la moneda de cien pesetas en el cestillo de la iglesia.

Manual para entender el relato para dummies:
La recaudación de las fuentes de la ciudad de monedas en desuso las gestiona el personal que las recauda y Antonio Fernández Fernández, que así se llama el protagonista, pensó en lo malas personas que eran quienes tiraban monedas antiguas, pero que a él le iría muy bien para pedirle a Cristo un asunto.


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5.- El topo

Encontró cien pesetas en una cartera vieja que había en el cajón. También, papeles con poesías, un pastillero, una radio ... y, bajo todo eso, un sobre con unas palabras en griego.
Contenía tres folios amarillentos mecanografiados. Era la declaración de Ángel Torre. Se le encogió el corazón, sabía que existía pero jamás le dejaron leerla.
En el pasado, periodistas y miembros de la Organización habían hostigado a su familia para poder acceder a ese documento que se suponía guardado en una caja fuerte.
Cuando Ángel Torre logró escapar de los horrores de la Organización, ayudado por personalidades de la época, nombró custodio de su testimonio a su padre.
Con el paso del tiempo, el mundo cambió, hubo denuncias y salió todo a la luz.
Irónicamente, comprendió que, ese documento, tan codiciado por unos y otros, siempre había estado en el cajón de la mesilla de la habitación de su padre.


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6.- Recuerdos
 
Encontró cien pesetas en el suelo del desván. Recogió la moneda y volvieron los recuerdos. Pasó su infancia en aquella casa, que abandonó años atrás. Jugaba con sus hermanos, corriendo por la colina... Ahora, sus padres habían muerto y regresó a la casa. ¿Desde cuándo llevaría allí esa moneda?
Aquella infancia feliz se truncó en ese mismo desván. Se miró en el espejo y volvía a tener 5 años. Subió a curiosear y vio aquel mismo espejo. Vio reflejada una sombra moverse y se giró. Se encontró frente al fantasma. La pelota cayó de su mano.
-No puedes hacerme nada, mi mamá está aquí –dijo inocentemente. Una carcajada escalofriante recorrió la sala.
-Tu madre no puede ayudarte.
Fue la primera vez que se sintió desprotegido.
Volvió al presente, miró al espejo, guardándose la moneda. Echó una última mirada alrededor y a sus recuerdos y se marchó de allí. Nunca volvería a aquella casa.


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7.- Ay, aquellos tiempos

Encontró cien pesetas en una esquina y se compró una botella de JB. No iba a aprobar Espectrometría IV y lo echarían de la facultad. Había sufrido demasiado.
Al llegar a la residencia de estudiantes, se negó rotundamente a compartir la botella con los gorrones de sus compañeros. Se la bebió toda delante de ellos. Vinieron de otras habitaciones y de otros pisos. Los comentarios burlescos fueron subiendo de tono.
Lo sacaron a la calle. Jaleado por ellos, estuvo cantando “La taberna del general” a pleno pulmón y le pegó fuego a seis papeleras. Finalmente, lo introdujeron en la residencia de las chicas y lo dejaron tirado en el suelo, hecho un ecce homo. Sus posibilidades de ligarse a Marielys, ya escasas de por sí, quedaron ahora definitivamente periclitadas.
Al día siguiente fue expulsado de la residencia y tuvo que irse a casa a explicarles lo ocurrido a sus padres.


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8.- El céntrico piso de la tía Enriqueta

Encontró cien pesetas de Franco bajo el felpudo, justo donde ayer había dejado un euro. Era la señal; había ocurrido otra vez. Dentro, todo estaba en su estado primigenio. Ni rastro del diseño minimalista escandinavo, la lámpara de lágrimas colgaba de nuevo del salón, sus pies pisaban el viejo linóleo, trampantojo de parqué, en detrimento de aquella preciosa tarima de cocobolo y, por supuesto, las paredes ya no lucían lisas. El gotelé emergía como proyección del sarpullido que el interiorista sentía aflorar por todo su cuerpo. No estaba loco, podía probarlo. Había instalado un circuito de vídeo, había grabaciones… Pero en lugar de cámaras, unos antiguos altavoces de hilo musical escupían una antigua canción. La reconocía. Mari Trini. No, no estaba loco. Sencillamente el piso se resistía a verse así. Era cuestión de convencerlo, de llegar a un acuerdo. Boho chic. Eso es. Seguro que le encantaría.


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9.- Si Torrebruno levantara la cabeza.

Encontró cien pesetas y, por culpa de la puta inflación, solo pudo comprar diez piruletas.


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10.- El cuento de la lechera

Encontró cien pesetas debajo de un tacatá. Satisfecho de su suerte, Eufemio pensó en cómo gastárselos. Cien pesetas en la residencia de ancianos eran toda una fortuna. ¿Tal vez los emplearía en temerarias apuestas a la brisca? ¿Quizá podría sobornar a alguna asistenta para que le comprase tabaco? Igual que en la cárcel, los cigarros sueltos acontecían una poderosa moneda de cambio para la senectud. También, por qué no, podría conseguir alguna pieza de bollería. Harto de sopicaldos, papillas ácimas y merluza al vapor, Eufemio llevaba meses sin llevarse un buen bocado al gaznate. Entonces, Eufemio recordó a Conchita y sus enormes pechos. Conchita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Con-chi-ta. Oh, Conchita y sus profusas mamas, esos exuberantes trozos de carne, esas octogenarias ubres de lechera insinuándose bajo el camisón. Conchita era soriana. Si lo negociaba bien, esa noche tocaría tetas.

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11.- Cuando el fuego deja de quemar

Encontró cien pesetas en un charco del parque. El mayor tesoro del mundo. Guardó la moneda en el bolsillo del abrigo sin soltarla, manoseándola para no perderla. Con todo ese dineral compró miles de chuches y una entrada de cine. Las películas le hacían volar lejos de su pueblo gris y lluvioso. Lejos de la escasez. Le teletransportaban a mundos que se le antojaban inalcanzables. Le encantaba el olor a moho rancio de aquel lugar, las palomitas sobrevolando la pantalla como moscas enfarlopadas y el pataleo que precedía a cada película. Adoraba ese terremoto sañudo de pies que ponía musicalidad a los créditos. Todo ese ritual significaba olvidar por un momento su realidad y convertirse en protagonista. Esa moneda fue capaz de hacer que el fuego dejase de quemar por un día.


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12.- Mierda de dinero fiduciario

Encontró cien pesetas en el bolsillo derecho del gabán. Gabán que no vestía desde su mocedad y que al descolgarlo de la percha abrió las mangas y le cantó: Eres tú…
Las cien pesetas eran de papel. Un billete con la cara anteojada de Manuel de Falla. Falla era de Cádiz, ahora lo sabía, pero cuando guardó, u olvidó, aquel billete pensaba que era de Valencia. Aquí un listillo explicando el sesgo vendría pintiparado, porque yo paso.
Pero se le presenta un problema: tiene dinero, pero no puede gastarlo. Ya no vale nada.
«Bendito seas», le pareció oír susurrar al McArras que habitaba en su conciencia. «Te has convertido en ahorrador».
Quién era McArras y su (de ellos) legendario baile a la puerta de una carnicería a las afueras de Inverness se queda en el tintero/teclado. No cabe en este boletín.


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13.- Causalidades

Encontró cien pesetas de camino al lugar donde había aparcado ilegalmente su vehículo y sintió un crujido en su espalda al agacharse para recoger la moneda. Renqueando y repasando en voz alta su catálogo personal de blasfemias, alcanzó a ver su coche de lejos... remolcado por la grúa municipal. Renovó los juramentos, añadiendo improperios contra el gobierno local y los políticos en general.  Derrengado, llegó tarde a la oficina, ganándose una severa reprimenda del gerente. Saliendo del despacho de este, un fantoche le llamó la atención por llevar sucia la corbata. Le soltó un exabrupto al fantoche, que resultó ser el director general de visita, quien ordenó al gerente que se deshiciera de tan iracundo empleado. El gerente no consiguió hacerle ver que aquella medida era desproporcionada y el director general consiguió desplazar su frustración por haber perdido esa misma tarde una valiosísima moneda de 100 pesetas de su colección particular.


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14.- La moneda del abuelo

Encontró cien pesetas antiguas y se las dio a su nieto. "Mira, Paquito, es Franco. De cuando estaba gordo". Paquito tomó la moneda como un tesoro mientras su abuelo le decía "Llévatela… Que no te la vea tu madre".

En el viaje de vuelta a casa, Paquito estuvo callado todo el rato, con la mochila, con la moneda de cien pesetas dentro, en su regazo, como si llevara una bomba o un animal muerto. "¿Te pasa algo, Paquito?", preguntó su madre. "¡Nada!", dijo Paquito negando con la cabeza de forma sobreactuada y apretando aún más fuerte la mochila.

Aquella noche, cuando supo que sus padres se habían acostado, Paquito cogió una linterna y bajo las sábanas puso la moneda sobre la almohada. Hipnotizado por su brillo, recorrió fascinado con sus dedos cada uno de sus pliegues mientras leía muy despacio “Cauuudillooo de Espaaaaña por la graaaaciaaa deee Dioos”.


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15.- Cazando rubias

Encontró cien pesetas exactas, las había contado cinco veces. Orgullosa corrió a contárselo.
—¡Abuelo, mira!
—¿De dónde has sacado eso? —respondió con ojos exorbitados.
—Esparcidas por toda tu casa. Encontré ayer una en el sofá y seguí buscando. Ahora tengo las cien. Justo cien, tiene que significar algo.
—En realidad no hay cien, hay más.
Subió a la sorprendida niña a su regazo.
—¿Sabes cómo llamaba a esta moneda?
—¿Peseta?
—Sí, pero su mote —sonrió.
—Ni idea…
—Rubia. La peseta era la rubia.
—¡Anda, como mamá!
—Claro, así la llamaban desde pequeña por su deslumbrante pelo. Ella siempre ha sido el mayor orgullo para tu abuela y para mí. Hay ciento veintisiete monedas. Decidimos colocar una rubia en cada lugar de la casa en el que podríamos haberla encargado, porque no estábamos seguros. Vamos a buscarlas y dejamos estas en su sitio.
—Pero, abuelo, ¿con encargarla te refieres a follar?


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16.- De Susana Y Fran a Fuck You Susana

 
Encontró cien pesetas, tras la siesta de su padre viendo la Vuelta: una moneda de cincuenta, otra de veinticinco y cinco duros. Volvió a colocar los cojines del sofá para que su hermano no lo notara, pues exigiría su mitad, pero seguía absorto, rehén de un Super Humor. Se calzó, y ya listo, masculló “Bajo”. Miguel contestó “vale”, sin mirarle. Bien. Al pasar por la cocina, donde su madre fregaba los platos, también dijo “Bajo”. “Hace mucho calor. ¿Dónde vas?”. “Por ahí, donde éstos”. “Llévate la gorra”, musitó mientras volvía a restregar la sartén del pescado. Salió. El cielo restallaba azul sobre las calles vacías. Siguió por las angulosas sombras de los edificios, hasta la cabina. El auricular quemaba. Echó tres duros. Carraspeó. “¿Está Susana?”. “No, salió con un amigo, quién es”. Colgó. Sudaban la monedas en su mano. Bajó a los recreativos. Batió récord al Pole Position. Escribió: FYS.


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17.- Último golpe

Encontró cien pesetas debajo de la almohada de plumas .Su tía había fallecido esa noche. En su lujoso cuarto, su exclusivo perfume le devolvió a la infancia. 
Le dió la vuelta, había  un teléfono y "último G" 
Marco el número y contestó una mujer. El  teléfono era de su padre y acababa de fallecer esa noche también. Había contestado porque en la pantalla aparecieron dos palabras U.Golpe. Le encajaron rápido "último golpe"
- Cómo murió su padre?, - preguntó - 
 - La ventana de su casa estaba forzada y le encontraron en su cama muerto 
- Mi tía también murió así. Mentalmente  empezó a establecer conexiones
 - su padre era rico?  
- Inmensamente -contesto ella 
- mi tia también, bueno, no era mi tía, me adoptó.
- tampoco era mi padre.
Creo que ha comprendido el peligro, perseguirán el dinero siempre.
Quedaron en el portal y aquella mujer le pareció conocida, parecida, cercana 
- no me mires así , soy tu hermana.


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18.- Esperando ese golpe de suerte

Encontró cien pesetas en la mohosa cómoda de su abuelo, los famosos veinte duros. No era supersticioso, pero sus amigos sí tenían amuletos… Por ejemplo, Carlos tenía la bala que esquivó su tío en la guerra. Guardó en su cartera la moneda de su difunto abuelo, depositando su fe en ella.
Al día siguiente, perdió algo de tiempo al caérsele un poco de café en la camisa, la cual tuvo que cambiarse. Perdió el tren y no pudo llegar a tiempo en su primer día de trabajo, despido fulminante. Llegó antes de tiempo a casa, donde encontró a su novia con un amigo. Y no, esa empresa no se fue a pique a los dos días, y no, no encontró el amor al poco tiempo, ya que malhumorado lanzó la moneda con furia, y ésta golpeó una señal en mal estado que cayó en su cabeza.
Sigue sin despertar del coma.


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19.- El Trucha

Encontró cien pesetas con un agujero de un milímetro en la tripa de un rodaballo, y aquella moneda cambió su vida. Con un sedal y algo de pericia, cabinas telefónicas, tragaperras, expendedoras de chucherías, refrescos o tabaco no solamente realizaban su servicio, también le regalaban unas generosas monedas de cambio. Convirtió tal pillería en su modo de vida, dejó el trabajo en la pescadería, nunca más madrugó. Su único esfuerzo consistía en correr si era descubierto. Fue uno más entre trileros, buhoneros, quinquis y quincalleros. Veía la vida pasar a través de un pequeño agujero dorado, mirando por encima del hombro a los currantes de madrugón, nómina e hipoteca.
Cuando avanzó la tecnología las máquinas dejaron de permitir semejante espolio. Entró en pánico,  ganar el pan con el sudor de su frente no era opción.
Se abrió un canal en Youtube y lo cogieron para Supervivientes. Volvió igual de gordo.


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A escribir microrrelatos os exhorto, aunque anheléis broncearos el orto.

Zzzz escribió:Habemus frase:

Encontró cien pesetas.

Como he leído en el anterior hilo y me ha parecido una excelente idea, todos aquellos relatos que contengan una palabra con hache intercalada, se llevarán un punto extra.

Todos los relatos que me han mandado ya, que no son pocos, también tendrán el punto extra.

todavía guardo de esos...

un poquito de musiquita mañanera...

https://open.spotify.com/album/0Y5Wlv2OJKaW0uDJ5HnUfy?si=_HTDt9qoSVygaOHC-epSVw

¿La palhabra con hache intecalhada tihene que figurar en la RAHE?

Por supuhesto, Raffahela. Una dihosa.

Montenegro manteniendo el nivel musical

Pesetero e intercalado
Me recuerda a mi cuñado
Y he hecho un pareado

Eduardo Montenegro escribió:Por supuhesto, Raffahela. Una dihosa.

La más grande.

Cuidado con los cuñados que los carga el diablo.

Música intercalada. A Nuxe le gustará.

Zzzz escribió:Cuidado con los cuñados que los carga el diablo.

Música intercalada. A Nuxe le gustará.

Yh ah mhí también. ¡Khe buheno!

Buenos días!

Cabeceras actualizadas!

Reglas:

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CLASIFICACIÓN VIII EDICIÓN:

Petición rogativa al admin para que incluya la palabra microrrelatos en el titulo, aunque sea al final del todo, que ayuda mucho para el buscador

Bon dia

Toro escribió:Petición rogativa al admin para que incluya la palabra microrrelatos en el titulo, aunque sea al final del todo, que ayuda mucho para el buscador

no hace tanta falta, el mejor tópic del foro siempre está arriba...

Zzzz escribió:Cuidado con los cuñados que los carga el diablo.

Música intercalada. A Nuxe le gustará.

YEAHHH

Hank escribió:

Toro escribió:Petición rogativa al admin para que incluya la palabra microrrelatos en el titulo, aunque sea al final del todo, que ayuda mucho para el buscador

no hace tanta falta, el mejor tópic del foro siempre está arriba...

Durante la ronda no hace falta...

El tema es cuando me toca hacer arqueología

Toro escribió:

Hank escribió:

Toro escribió:Petición rogativa al admin para que incluya la palabra microrrelatos en el titulo, aunque sea al final del todo, que ayuda mucho para el buscador

no hace tanta falta, el mejor tópic del foro siempre está arriba...

Durante la ronda no hace falta...

El tema es cuando me toca hacer arqueología

Con escribir "ronda"...
Dónde va a parar, mucho más práctico que escribir "microrrelatos"

¿Pueden ser mil duros?

Toro escribió:Petición rogativa al admin para que incluya la palabra microrrelatos en el titulo, aunque sea al final del todo, que ayuda mucho para el buscador

Ya está. Será por perras.

Nuxe escribió:Bon dia

Esto nos lo ponen en clase de Lindy.
Me encanta.

Preveo aluvión de relatos sobre monederos de madre, kioskos, vacaciones en el pueblo, plastidecores y gomas de nata.

Pues las pesetas se quitaron cuando casi todos aquí teníamos edad de adoptar, estoy pensando, que salía Letizia en el telediario explicando que 50 euros no eran 5.000 pesetas. Luego resultó que no era lo mismo, pero era igual, que podías comprar lo mismo.

Veo a Hank en el desierto de Tabernas esta ronda

No se me ocurre ninguna canción en la que mencionen cien pesetas, pero me he acordado de este vídeo donde se habla del dinero, fue un acto de protesta genial que se hizo cuando el tema de Bankia, supongo que muchos lo veríais en su día.

Toro escribió:Buenos días!

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Gracias, amigo Toro. Grande.

¿Han llegado ya los palentinos?

Nomeko7 escribió:¿Han llegado ya los palentinos?

No, Nomeko, pero te voy a organizar una cita con Motera. Veo mucho interés...

Motera pinta y está preparando dos exposiciones. Dice que necesita mi ayuda para darse de alta.

Los otros dos están de vacaciones, dicen que a la vuelta.

Tendrás que ir al Veladúo este octubre.

Estaba pensando: creo que Motera es vasca.

Bueno, pues tenemos a dos titanes que ya han sacado magia de sus cerebros.

1.- 1000 años después…

Encontró cien pesetas, aunque tardó en reconocer en ese tesoro del pasado un billete. ¿Un billete? ¿Cuándo fue la última vez que había enunciado mentalmente esa palabra? La efímera sensación desapareció tras remover un poco más la arena del desierto. Allí había también restos de ropa, un transistor de dos bobinas y un abanico de Saint-Tropez. La sutil melodía del “Things Behind the Sun” de Nick Drake regresó a su mente trescientos años después. El mundo había sucumbido, así como sus mares y la vida en las planicies. Parecía un sueño convertido en pesadilla, o quizá una condena terrenal convertida en libertad. Hacía varias décadas que no pensaba, tan solo deambulaba entre cañones y gigantescas dunas. La arena era hermosa, sus diferentes formas, la disposición de sus curvas y el feroz calor que desprendía. Un día arribó a Krotón y la vio al final de la avenida principal. Se llamaba María.

2.- Una mala racha

Encontró cien pesetas al agacharse a recoger una colilla. Brillaban en la acera con la benevolencia de un pequeño sol dorado. Las sostuvo en la palma de la mano y las estuvo contemplando un buen rato. El perfil de Juan Carlos se le antojó hermoso, dotado de una dignidad inherente, como de dios griego o de emperador romano. Barajó la posibilidad de comprarse un bocadillo. Hacía catorce horas que no comía nada. «Eso es pan para hoy y hambre para mañana», pensó.
Entró en el bar. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía afortunado. Metió la moneda en la ranura y pulsó el botón. Por un momento, se hizo el silencio entre los parroquianos. Solo se escuchaba el girar de los rodillos.
Cerezas... campana... sandía.
Oyó entonces como algo se rompía en su pecho con un crujido mínimo, casi imperceptible, sutil como el chasquido de la pata de un jilguero al quebrarse.

Confirmo asistencia tras la crisis de hace unos días  Llevo dos rondas muy buenas y he escalado del puesto 8 al 6, así que esto tiene que seguir subiendo, por regla de 3. Gracias por la segunda posición y esos varios 3 que recibí, lo que me confirma como experto vampírico.

Aquí dos microrrelatistas



La segunda foto (por Andrei) le pedí a Canborni que me la hiciera desnudo, pero accedió a retratarme vestido (no sabéis lo que os perdéis). Y sí, insistí yo, mi narcisismo puede llegar a veces a cotas insospechadas.

Esa ensaladilla provoca gastroenteritis sólo con mirarla.

¡Mira la salmonela qué bonica! ¡Mírala correr!

(antes me como el rodaballo de LeChaperoun)

Págale a Carboni una caña de mi parte, que me dio sus treses. Bueno, págale dos, que votó dos veces.

Aurora escribió:

Nomeko7 escribió:¿Han llegado ya los palentinos?

No, Nomeko, pero te voy a organizar una cita con Motera. Veo mucho interés...

Motera pinta y está preparando dos exposiciones. Dice que necesita mi ayuda para darse de alta.

Los otros dos están de vacaciones, dicen que a la vuelta.

Tendrás que ir al Veladúo este octubre.

Estaba pensando: creo que Motera es vasca.

Bueno, pero todo pinta a que el que tiene una novia en Palencia es como el que tiene un tío en Alcalá....

Nuxe escribió:Aquí dos microrrelatistas



La segunda foto (por Andrei) le pedí a Canborni que me la hiciera desnudo, pero accedió a retratarme vestido (no sabéis lo que os perdéis). Y sí, insistí yo, mi narcisismo puede llegar a veces a cotas insospechadas.

Con esa camiseta seguro que duermes de puta madre.

salakov escribió:Esa ensaladilla provoca gastroenteritis sólo con mirarla.

¡Mira la salmonela qué bonica! ¡Mírala correr!

Qué ensaladilla ni ensaladillo, son tacos de queso con champiñones. De la falta de consistencia culpen a Canborni por no escoger pollo o a la cochinilla de camarera por no advertirlo. Lo que yo pedí (tooodo lo demás) estaba bien. ¿Por qué? Pues porque yo soy como se ha de ser.

Nuxe escribió:

salakov escribió:Esa ensaladilla provoca gastroenteritis sólo con mirarla.

¡Mira la salmonela qué bonica! ¡Mírala correr!

Qué ensaladilla ni ensaladilla, son tacos de queso con champiñones. De la falta de consistencia culpen a Canborni por no escoger pollo o a la cochinilla de camarera por no advertirlo. Lo que yo pedí (tooodo lo demás) estaba bien. ¿Por qué? Pues porque yo soy como se ha de ser.

La verdad es que las cosas que tenéis encima de la mesa tienen un verdín que pa qué. Debéis ahora mismo tener las reservas de bífidus a tope.

Le dije a Canborni que me estaba planteando bajar el nivel de mis relatos, ser más accesible. Pero que una parte de mí se negaba, aún sabiendo que el microrrelato es una suerte de fast food y que la excelencia no se digiere con facilidad.

Nuxe escribió:Le dije a Canborni que me estaba planteando bajar el nivel de mis relatos, ser más accesible. Pero que una parte de mí se negaba, aún sabiendo que el microrrelato es una suerte de fast food y que la excelencia no se digiere con facilidad.

No. Lo que puse en una ronda hace mil semanas y lo puso Don, , como Ley Nomeko o algo así, que si escribes un micro y alguien te arrea un 3 en la votación y nadie más te vota, has ganado la ronda porque has sido el mejor para alguien y eso, joder, importa mucho.

Y, de la misma forma que nadie escribe como hace 100 rondas porque mejora, nadie lee como leía hace cien rondas.

Y también para tener muchos puntos hay que saber adaptarse a la biodiversidad microrrelatista, que va variando.

Esa es la clave de mi éxito. He ido haciendo un análisis exhaustivo y dinámico cada semana. Que veo que hay mucho microrrelatista guarro, pues escribo guarrerías. Que los hay cultos, pues culterías. Por ejemplo, ahora estoy estudiando sobre los gustos de los palentinos porque veo que ahí hay un vivero de votos importante que no pienso dejar escapar.

He empezado a escribir ya a mi nueva criatura y (todo viene de una discusión con Canborni..., joder lo que dan de sí nuestros encuentros) lo hago escuchando por enéeeeeeeeeeeesima vez esto.
Por que puede que haya grupos a los que quememeos y tal (aunque habría que profundizar sobre ello).
Pero joder, cada vez que escucho esto... pues me da igual, lo digo por las cosas que uno lee en este foro.

A mí tampoco me cansan. En particular mi favorito, que es el III. Pelos como escarpias.

Ese Inmigrant Song de inicio. Con el pam pa pa pa pam pa pa pa aaaaaaaaaahhhhhhh. Qué cosa, chico. Y de ahí en adelante sin bajar por un momento la tensión.

Nuxe escribió:He empezado a escribir ya a mi nueva criatura y (todo viene de una discusión con Canborni..., joder lo que dan de sí nuestros encuentros) lo hago escuchando por enéeeeeeeeeeeesima vez esto.
Por que puede que haya grupos a los que quememeos y tal (aunque habría que profundizar sobre ello).
Pero joder, cada vez que escucho esto... pues me da igual, lo digo por las cosas que uno lee en este foro.

Opino igual, procuro escucharlo de tarde para no saturar, y siempre me vengo arriba

Nuxe escribió:Le dije a Canborni que me estaba planteando bajar el nivel de mis relatos, ser más accesible. Pero que una parte de mí se negaba, aún sabiendo que el microrrelato es una suerte de fast food y que la excelencia no se digiere con facilidad.

Que no hombre, que no cambies. Escribe lo que te sale. 

A veces necesitamos un big Mac, y otras veces queremos gourmet.