RONDA 9.49 DEL ANÓNIMO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA.

¿Pero qué os pasa conmigo? Dejadme en paz, bastante tengo con estar en un momento bajo...

Menos mal que los culés me levantan la mañana, que si es por vosotros.

1. El guardián

Nadie en el lugar conocía su nombre y, sin embargo, todos sabían quién era.
Cuidar de una criatura insignificante era humillante para un arcángel, pero con el tiempo, la niña se convirtió en parte de él, aunque seguía siendo frágil e irrelevante. Obviamente, era un error, pero calló, porque no habría soportado separarse de ella. Una noche, le susurró su nombre en sus sueños, el mayor regalo que podía hacerle. Ella sonrió, sorprendida, y le dio las gracias. Cuando llegó su hora, él estaba a su lado y recogió su alma, un diminuto puntito de luz, entre sus manos. De inmediato, miles de monstruos intentaron arrebatársela. Él era poderoso, pero ellos eran muchos. No iba a conseguirlo. Entonces, la pequeña chispa creció, escapando entre sus dedos e inundándolo todo de una luz de intensidad insoportable. Se oyó una voz, brillante como una estrella: “¡No oséis tocarle! Él es mi ángel… y yo soy la suya.”

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A medio camino entre lo religioso y un episodio de John Constantine.

Si fuese una canción, sería una muy buena...

2. El montador de películas

Nadie en el lugar conocía su nombre. Era el gran olvidado. Una butaca más ocupada en la última fila del cine. La sala estaba a rebosar y tras la reproducción de la película, la ovación duró largos minutos. El público en su totalidad permanecía en bipedestación empapado en lágrimas tras haber presenciado en primera persona el estreno de aquella obra maestra. Ningún aplauso le pertenecía.

Los actores protagonistas presentes en la primera fila se pusieron en pie para recibir el cariño del público. Frente a la pantalla se encontraba la directora del celuloide que contenía la emoción, mientras se inclinaba frente a los presentes. Los productores se alzaban extasiados conocedores del éxito venidero. Pero para él, nada. El asiento de espuma era el único objeto que le abrazaba. Su origen prosaico le perseguía. Siempre anónimo. Gracias a él la narratividad de la película tenía sentido.

Pero nunca nadie recordaría su nombre.

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Hagiografía de un montador (¡quién lo fuera!).

Si fuese una canción, sería una muy triste...

3. Alias

Nadie en el lugar conocía su nombre. Mirando, inspeccionó el bar, no vio a nadie conocido. Se frotó las manos, sentándose sola en una mesa. Para pasar el rato, le gustaba interpretar distintos papeles con desconocidos, era excitante. Había sido una científica nuclear, agente de bolsa, actriz porno… Un hombre se acercó a la mesa de Rosa, no tardaban en hacerlo.
—¿Puedo invitarla? ¿O espera a alguien?
—No, no… siéntese, por favor. Me llamo Megan Johnson, soy estudiante de intercambio —dijo probando su ensayado acento norteamericano.
—Megan Johnson, queda usted detenida por espionaje industrial—se alzó una voz desde la mesa de al lado y le pusieron unas esposas.
—¡No! ¡No! ¡No me llamo Megan! ¡Soy Rosa Pérez! ¡Estaba de coña! —miró alrededor desesperada en busca de algún conocido. ¡El camarero!
—¡Él, él me conoce! ¡Dígaselo!
El camarero la miró con desdén.
—¿Rosa? No me suena de nada esa tipa que siempre se va sin pagar. Llévensela.

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Relato de múltiples personalidades.

Si fuese una canción, sería una muy divertida...

4. RIP: Ingeniera agrónoma, espabilada (no tanto) y con buenas tetas. 19XX-2024

Nadie en el lugar conocía su nombre. Los hombres del campo la llamaban «la ingeniera». Llegó ofreciendo conocimientos de agronomía que duplicaron las cosechas, amén de nuevos productos nunca trabajados que resultaron ser muy lucrativos. La adoraban. Escuchaban lo que decía, bailaban a su son. Les iba bien.
Las mujeres de los hombres del campo la llamaban «la listilla». Listilla que se había encamado con Germán y sus más de quinientas fanegas, cien de ellas de regadío. Y que a eso había venido. A sacar tajada aprovechándose de los incautos. No eran especialmente críticas ni agresivas con ella porque había respetado a los casados y, desde el principio, fue a por los solteros. De mayor a menor hacienda hasta que la polla de uno engordó lo necesario.
Yo la llamaba «la globos». No hace falta que lo explique. Su escote era una jungla por atravesar, un mundo nuevo por descubrir, otro paraíso para el doctor Livingstone.
Supongo.

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Excelente construcción de un personaje a través de lo oral, de los ojos de otros.

Si fuese una canción, sería este clásico...

5. once upon a time in the west

nadie en el lugar conocía su nombre;
como un héroe de ficción, su mayor mérito era
lo que conseguía evocar
y sus pasos eran apuntes de una epopeya que nadie iba a escribir.

se emborrachó con nosotros una tarde
y nos condujo por su delirio
con palabras que resonaban de amor y soledad y amor
y se iban tropezando
y aquella tarde quedó algo anudado entre todos.

nadie en el lugar conocía su nombre
y lo mantuvo en secreto con una perenne sonrisa mientras
sin querer se hacía querer.

jugaba con los críos, se paraba para mirar a los ancianos y siempre tenía
una chiste para las señoras
y una chiquita pagada en el bar.

de edad indefinida, parecía sabio como un ciego,
paciente como un jubilado,
despierto como un aprendiz.

nadie en el lugar conocía su nombre
y lo echamos de menos, por eso,
mucho más.

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Prosa poética —o poema prosístico— para un personaje recordado con cariño.

Si fuese una canción, sería esta maravilla...

Ese show mejor que un temazo de la Jurado

LeChaperonRouge escribió:Ese show mejor que un temazo de la Jurado

Quiá

Lo que estoy viendo aquí no tiene nombre.

¡Salashow!                

Martes, 18:37, cinco relatos hasta ahora, buzón vacío.  

AtticusFish escribió:Martes, 18:37, cinco relatos hasta ahora, buzón vacío.  

Sólo tienes que decir unas palabras: “Creced y multiplicaos”.

Que tengamos que recordar a Jesucristo estas cosas…

¡Creced y multiplicaos!

Los miercoleros salvarán el mundo.

salakov escribió:Los miercoleros salvarán el mundo.

Dios te oiga.

Alguien ha respondido al llamamiento, van seis.

6. Último suspiro de ESPERANZA

Nadie en el lugar conocía su nombre, nadie sabía por qué acabó allí. Los Exterófitos y los droides comandados por ChatGPT, a pesar de haber iniciado ataques entre ellos, seguían atosigando a los seres humanos. Las Colonias de los Exoplanetas habían sido arrasadas, y el centro de control de la Agencia volatilizado, solo quedaba alguna nave a la deriva y la cárcel interplanetaria. Las personas privadas de la vida en la Red eran el último resquicio de la raza humana.

La cárcel estaba siendo atacada, guardias y reclusos buscaban refugio, mientras aliens y robots iban acabando con ellos. Sólo nuestro héroe anónimo se había atrincherado en el comedor, conteniendo el avance, peleando a uñas y dientes, para darle tiempo a “Inventor”. Éste programó todo lo necesario para después inyectarse las proporciones adecuadas de AlphaX, e introdujo el trilobites en una ranura de la cápsula. Entró en el habitáculo y apretó el botón.

Todo se fundió a blanco.

6. Último suspiro de ESPERANZA

Nadie en el lugar conocía su nombre, nadie sabía por qué acabó allí. Los Exterófitos y los droides comandados por ChatGPT, a pesar de haber iniciado ataques entre ellos, seguían atosigando a los seres humanos. Las Colonias de los Exoplanetas habían sido arrasadas, y el centro de control de la Agencia volatilizado, solo quedaba alguna nave a la deriva y la cárcel interplanetaria. Las personas privadas de la vida en la Red eran el último resquicio de la raza humana.

La cárcel estaba siendo atacada, guardias y reclusos buscaban refugio, mientras aliens y robots iban acabando con ellos. Sólo nuestro héroe anónimo se había atrincherado en el comedor, conteniendo el avance, peleando a uñas y dientes, para darle tiempo a “Inventor”. Éste programó todo lo necesario para después inyectarse las proporciones adecuadas de AlphaX, e introdujo el trilobites en una ranura de la cápsula. Entró en el habitáculo y apretó el botón.

Todo se fundió a blanco.

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Sci-fi y expertos en el ordovícico. Todo bien. Me recuerda al final de la película "Millenium", la de Kris Kristofferson.

Si fuese una canción, sería una festivo-apocalíptica...

Emosío abandonado.

Os iba a mandar fotico: caña radler y aceituniñas en primer plano y eb segundo peña en la playa y el mar al fondo. Mi poca habilidad con el móvil lo ha impedido. Arriba el hilo!

Esto se ha ido a pique.

Buenas y caniculares tardes, llevo sudados tres litros hoy y no descarto sudar uno más antes de la puesta del sol. Los anhelados miercoleros se van dejando caer. Cuatro me he encontrado en el buzón. Aquí os dejo los frutos de sus esfuerzos.

7. Gatu

Nadie en el lugar conocía su nombre. Tanto llamarle ‘El Gatu’, el seudónimo había sepultado su verdadero nombre. Pero ¿acaso era él un gato? ¿Se relamía el bigote después de comer fuagrás? ¿Cazaba ratones por las esquinas de Gijón? No, no lo era, sin embargo la ciudad al completo había olvidado su identidad. Su alias se había alzado sobre su ficha bautismal. Había sido absorbido por su propio apodo.

Sólo una anciana, en lo más recóndito del barrio de Cimadevilla, parecía recordarlo:

—J-uaaaan Car-loooooos —extendía el dedo índice hacia el horizonte.

Y, con voz queda, añadía:

—A-blaaaaa-neeeeee-doooooo.

***

8. El último visillo

Nadie en el lugar conocía su nombre de pila. La placa del buzón, con ese lacónico A. Sainz, lo mantenía aviesamente velado. Y en pleno siglo XXI, en un gran edificio de una gran ciudad, la vecindad es puro anonimato.
Más una tarde me encontré en el rellano con aquella ancianita, mirando el cartel de No Funciona. Con oxidada hidalguía, me ofrecí a subirle la compra. Al llegar al noveno, viéndome cerca de mi último aliento, abrió su puerta y me ofreció un clarete. Y por dar conversación, supongo, le pregunté por A. Sainz. «¿Alicia, la del quinto segunda de la B?» inquirió. «No sé mucho. Vino de Lugo porque tenía un novio aquí que luego la dejó por una que trabaja en el Mercadona que antes estuvo saliendo con el hermano del panadero…».
Cuatro horas y seis claretes después, doña Herminia seguía explicándome lo poco que sabía sobre Alicia.

***

9. El chino

Nadie en el lugar conocía su nombre; era el chino. Su bazar apareció abierto una mañana por ensalmo. Tenía de todo; conservas, juguetes, licores y hasta alguna espumadera, qué bien le venía una tienda así al pueblo. Pero pronto empezaron las habladurías; que el chino no dormía, que estaba endemoniado. Se justificaban los hurtos, porque bastante les robaba él. Cuando desaparecieron los galgos del tío Marcelo —aunque ocurría siempre tras la temporada de caza— acusaron al chino, sabían que comía perros. La madrugada del sábado apedrearon su cristalera —«Puto chino», se leía— pero al día siguiente tras la salida de misa acudieron a comprar el pan, querían ver qué cara tenía. Esa misma noche, todos aquellos que comulgaron con el pan del chino aparecieron muertos. El local estaba vacío; el bazar oriental se había evaporado como si de un sueño se tratase. La policía preguntó por el propietario. Nadie conocía su nombre, tan sólo era el chino.

***

10. El sueño de una noche de verano llena de mosquitos

Nadie en el lugar conoce su nombre, podría ser cualquiera. Pero imaginemos a nuestro protagonista con la piel en carne viva, ahíta de picotazos, arponeada cual acerico.

—¡Ojalá! —exclama desesperado—. ¡Ojalá gustar a las personas igual que a los mosquitos!

Con ese socarrón sentido del humor de las esferas celestes, el cielo concede su deseo. Al principio le resulta halagador atraer a las mujeres, pero pronto se harta. ¡Qué pesadas las viejas y sus salivazos! ¡Qué cargantes los putos niños! Todos desean acercársele, complacerle, libar de su néctar, contarle sus movidas. Nuestro protagonista empieza a añorar el tiempo en que sólo debía preocuparse de los mosquitos. ¡Malditas sean, las personas no se iban con Aután! Misántropo perdido, incapaz de soportar a sus semejantes, finalmente decide retirarse a una isla desierta. Allí los mosquitos le siguen devorando de forma voraz, pero aprende a disfrutarlos. Ellos no escupen ni dan la chapa ni se ríen con la nariz.

Esos miercoleros que siempre nos alegran la vida (aunque sigue pintando mal la cosa).
Ese administrador que ya le ha puesto el número 6 al relato en el primer post sin que yo le corrigiera.

Yo voy a estar missing. Problema serio. Pero intentaré leer mañana para dar mi 3 a Moderno si adivino cuál es su relato y me gusta.

A ver esas dotes de adivinación.

Llega uno más para superar la barrera psicológica de la decena.

11. Mierda de curro

Nadie en el lugar conocía su nombre, pero todos reconocían su olor.
Era su olor un olor fuerte, penetrante y nauseabundo. Muy nauseabundo.
Y con el olor, reconocían lo que hacía.
La de enfermedades que evitaba que cogieran.
Para ello debía pasarse el día entre mierda y desechos en las cloacas, buscándolas.
A él le gustaban, pero las cazaba para que no le molestasen a ellos.
Ellos, tan finos, tan limpios, tan idiotas.
Si veían una rata, corrían despavoridos.
Malditos desagradecidos, ¡Y ni siquiera sabían cómo se llamaba!

Moderno escribió:Esos miercoleros que siempre nos alegran la vida (aunque sigue pintando mal la cosa).
Ese administrador que ya le ha puesto el número 6 al relato en el primer post sin que yo le corrigiera.

Me he dado cuenta cuando he ido a colgar los nuevos, pero gracias por estar al quite .

La recepción de relatos estará abierta hasta mañana a las 10:00. Zzzz se ha ofrecido a hacer el formulario, mil gracias. Las votaciones se cerrarán a las 21:00 y la gala será tempranera (a las 22:00 o un poco antes si puedo) y exprés. Había olvidado completamente que mañana tengo una cena con amigos (todos nacidos en el 74) a los que hace mucho tiempo que no veo.

El goteo continúa. Llegamos a la docena.

12. iii.La Mudina

Nadie en El Lugar conocía su nombre, pero todos la llamaban La Mudina. Durante el tiempo que estuvo de camarera se comunicaba a través de una libreta que la policía analizó después de su desaparición: unos signos escritos en un lenguaje incomprensible en mitad de un mar de cuentas.

ii.El Lugar

Pudo refugiarse en un pequeño bar en las afueras de Barbastro llamado El Lugar. El plan estaba trazado: estudiar a aquella extraña civilización y anotarlo todo en su libreta. Para ello debía evitar cualquier comunicación verbal. Cuando la dueña de aquel bar le dijo algo en su lenguaje, ¿Buscas trabajo, moza?, ella escribió en la libreta la única palabra que había aprendido: SÍ.


i.Monserrat

Esperaban aterrizar en una montaña desierta, pero nada más pisar tierra vieron como una horda de habitantes de aquel planeta se les echaba encima. Apenas tuvieron tiempo de cambiar de morfología, pero pudieron hacerlo sin problemas al confundirse entre aquellos seres extraños.

Dos más antes de irme al sobre. No sé si caerá alguno más nocturno. Si no, nos quedaremos en catorce.

13. Bajo la higuera

Nadie en el lugar conocía su nombre. Algo en ella, sin embargo, me hacía intuir que el suyo tenía que ser por fuerza un nombre frágil e irrepetible, como un primer amor o los pasos torpes de un niño que aprende a andar.
Cuando, camino del colegio, la veía ahí, sentada a la sombra de la higuera, con su vestido de flores raído y la mirada perdida en otro tiempo, me daba por pensar en muñecas de porcelana rotas, en el olor del pan recién hecho, en un gran sol de bronce hundiéndose despacio en un mar en calma.
A falta de otro nombre que darle, los que de nada sabían la llamaban la Loca. No se puede estar loco y tener esa sonrisa, no se puede.

***

14. Bágoas de Fisterra

Nadie en el lugar conocía su nombre, jamás habían visto ese pez. Aquel amanecer llegó a puerto la chalana de Xacobe, a la deriva, sin tripulante ni remos, únicamente con el extraño pescado. Nunca se había visto animal tan hermoso, aquellas escamas nacaradas, sus extraños ojos azules, su pequeña boca que parecía sonreír, todo recordaba al viejo pescador. No se subastó el ejemplar, nadie quiso ponerle precio, fue guisado y degustado, entre cantares y vasos de vino, por los ancianos del pueblo, los supervivientes, los fugitivos del abrazo mortal de la mar. El pescado sabía a lágrimas, decían, los tomaron por locos.
Cuentan que cada madrugada siguen oteando el horizonte desde el muelle, con la melancolía pegada como orbayo, esperando por Xacobe. No hay que ir al puerto las noches que sopla el Nordés, dicen las viejas, el viento trae canciones que agoran que quien salga a la mar, no volverá a ver luz de faro.

Qué buena cosecha la del 74.

Zzzz escribió:Qué buena cosecha la del 74.

Indudablemente.

Airun escribió:

Zzzz escribió:Qué buena cosecha la del 74.

Indudablemente.

La mejor, de lejos

Cuando Atticus confirme si le ha llegado algo durante la noche o no, me pongo con el formulario.

ElGonchi escribió:

Airun escribió:

Zzzz escribió:Qué buena cosecha la del 74.

Indudablemente.

La mejor, de lejos

Desde luego, la mejor

Pues han llegado dos relatos más esta noche, con lo que llegamos a los 16 y esquivamos la bala in extremis una vez más.

15. Clementina

Nadie en el lugar conocía su nombre real, era una forma de protegerse porque sabía que despertaba los deseos más profundos; odio, envidia, deseo, amor… Había decidido que en aquel pueblo sería Clementina, y así la conocían en dos kilómetros a la redonda. Las mujeres la miraban con desprecio, y los hombres volcaban sus fantasías.
En el pueblo próximo era Isabella, que hacía felices a Venancio, Amador y Sagunto mientras era odiada por Teresa, Maria y Carmen.
Pero solo buscaba sobrevivir, fuese Clementina, Isabella, Angélica… o Rigoberta, el nombre que quedo inmortalizado en su lápida a diez kilómetros de mi pueblo, a cientos de kilómetros de donde nació con otro nombre que nadie conocía.
Pero los nombres solo son una convención para entendernos, nos marcan las personas que levantan nuestras pasiones, se llamen como sea, nombre auténtico o falso. Precisamente por eso mi abuela se llama Clementina, y por eso estoy tan orgulloso de que así sea.

***

16. Bilongo habanero

Nadie en el lugar conocía su nombre. Volvió Manolín, ahora Don Manuel, el Indiano, compró prados, trajo plantas exóticas y detrás de la enhiesta palmera brotó la casa, blanca como una tarta de bodas. En el último viaje, además de azúcar de caña y ron, la trajo a ella. Tenía la piel color caramelo, el cabello brillante, larguísimo, y ojos como carbones. Eso decían las criadas, porque nunca salía. Pasaba las tardes tras los cristales de la galería, salvo los días de calor, que se aventuraba al jardín. Entonces la chiquillería la oteaba desde la reja, a escondidas, pues decían que era el demonio. No lo parecía. Bailaba descalza sobre la hierba húmeda, al son caribeño que exhalaba el gramófono, absorta en el azul del cielo. Cuando se volvía y les sonreía, ellos salían corriendo. La mató la morriña, dijeron. Manolín, contagiado, murió el mismo invierno, y quemaron la casa, qué habían de hacer. Estaba maldita.

Se da la recepción por cerrada, Zzzz.

Zzzz escribió:Qué buena cosecha la del 74.

Hombreeee, vinimos al mundo con la democracia debajo del brazo como quien dice.

Pallá va, Atticus, ya lo tienes.

No he tenido tiempo, así que Fdc

Nadie en el lugar conocía su nombre, pero no importaba.
Pasó entre todos ellos y nadie le reconoció.
Les vió pasar a todos y a veces casi le pareció encontrarla, pero fue en vano.
El tiempo se acaba. Es hora ya de soltar la rienda y marchar

Suerte a todos

Me ha pasado lo mismo.....el verano es un época difícil....

Fdc:
Toc toc

Nadie en el lugar conocía su nombre, se le veía recorrer la calle principal, a primera hora de la mañana, camino al café de la plaza. Sentado en la terraza, siempre bebiendo café, leyendo un libro y apuntando cosas en una Moleskine.
No era vecino de nadie y nadie sabía de donde venía, marchaba a última hora, con la noche ya cerrada después de pasear por el camino de la fuente. Cuando éramos jóvenes le preguntamos una vez si no tenía sueño y si quería echar un trago con nosotros, solo sonrió.
Ahora ya somos ancianos y él sigue viniendo a tomar café.

Cortesía de Zzzz, tenemos ya el formulario. ¡Qué eficiencia!. Muchísimas gracias.

Sean bienvenidos esos dos FdC. Sí, el verano es jodido para escribir, pero bueno, la cosa se ha mantenido a flote.

Prodecia a leer y votar.....pero voy a parar un momento en bidedestación.......

Es increíble


m

Las votaciones estarán abiertas hasta las 21:00, pero si podéis votar antes, os lo agradezco. La gala será a las 22:00 o un poco antes si se tercia. Irá rapidito y sin mucha ceremonia, a ver si me da tiempo a llegar a la cena antes de que estos se lo hayan comido todo .

AtticusFish escribió:Las votaciones estarán abiertas hasta las 21:00, pero si podéis votar antes, os lo agradezco. La gala será a las 22:00 o un poco antes si se tercia. Irá rapidito y sin mucha ceremonia, a ver si me da tiempo a llegar a la cena antes de que estos se lo hayan comido todo .

Tranqui, cuando puedas.

Y si ha de ser a las nueve, sea.

He votado para probar el formulario, todo funciona correctamente. He tenido que descartar hasta cinco relatos a los que me hubiera gustado votar. Buena ronda.

Dolorosísimos los descartes de esta semana. De esos que en otras semanas hubiesen tenido un 2 o hasta un 3 tal vez.