¡BOWIE ES INMORTAL!

Refrescospepito escribió:

Caffeine escribió:

sonic buzzard escribió:

Godofredo escribió:

topper escribió:Iggy Pop Cuenta verificada
‏@IggyPop

MESSAGE FROM IGGY:
"David’s friendship was the light of my life. I never met such a brilliant person. He was the best there is.
- Iggy Pop"

Le ha tenido que doler lo indecible.

Me jode mucho por Iggy tb.
Yo tengo libre esta mañana, y no ha parado de sonar Bowie... excepto cuando he pinchado el Ziggy Stardust, no he podido pasar de Moonage daydream.

_Eso es muy duro.
Mira que he aguantado Life on Mars, pero cuando he puesto el Ziggy he quitado la aguja del tocadiscos en Moonage.

Nomeko7 escribió:Estoy yendo del shock a la pena. Escuchando un par de canciones he torcido el morro y si no estuviera en el curro ya hubiera echado una lagrimita...

Fenderman escribió:Vaya como empieza el 2016....

thunderpussy escribió:En Radio 3 llevan toda la mañana sonado sus canciones, ahora suena Under Pressure de su ultima gira Reality...

No sabía que había estado tan perdido con la heroina, por suerte se rehabilitó en Suiza y pudimos disfrutar mas años de su talento.

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Nashville escribió:Esta mañana me he acordado de Trumbo, siempre decíamos que soltariamos una lágrima abrazados mientras sonaba Ashes to ashes en el ARF.

"I've never done good things, i've done bad things, i never did anything out of the blue"

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

DarthMercury escribió:

thunderpussy escribió:En Radio 3 llevan toda la mañana sonado sus canciones, ahora suena Under Pressure de su ultima gira Reality...

No sabía que había estado tan perdido con la heroina, por suerte se rehabilitó en Suiza y pudimos disfrutar mas años de su talento.

Toda la etapa berlinesa fue una gran rehabilitación. Incluso cedió canciones para una peli alemana de la época sobre una pareja de yonkis.

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Klarkash-Ton escribió:

DarthMercury escribió:

thunderpussy escribió:En Radio 3 llevan toda la mañana sonado sus canciones, ahora suena Under Pressure de su ultima gira Reality...

No sabía que había estado tan perdido con la heroina, por suerte se rehabilitó en Suiza y pudimos disfrutar mas años de su talento.

Toda la etapa berlinesa fue una gran rehabilitación. Incluso cedió canciones para una peli alemana de la época sobre una pareja de yonkis.

Christiane F. es la película. Muy intensa.

deniztek escribió:

Rhonda escribió:

Trumbo escribió:No se que decir. ..era el más grande,  y no habrá nunca nadie como él.  Deja un legado inigualable pero esto duele muchísimo,  de esta manera tan inesperada además.  Suena lets dance,  que no es su mejor disco pero que es mi disco,  el de una generación que lo descubrimos con ese video o con el de china girl o modern love,  esos niños que flipabamos con ese fragmento de ashes to ashes que salía en el inicio de tocata, con ese tío marciano pegado a la pared de una caleidoscopica gruta.  Hoy hemos muerto nosotros también un poco.  O mucho. Gracias por todo duque,  ahora si que sabemos con  seguridad que hay vida en marte

Qué bonito, Trumbo

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Fenderman escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Es que es eso. Para varios de nosotros es la banda sonora de nuestra puta vida entera.

led zepp escribió:

Fenderman escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Es que es eso. Para varios de nosotros es la banda sonora de nuestra puta vida entera.

Nomeko7 escribió:

led zepp escribió:

Fenderman escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Es que es eso. Para varios de nosotros es la banda sonora de nuestra puta vida entera.

Me salvó de la mediocridad musical...

led zepp escribió:

Nomeko7 escribió:

led zepp escribió:

Fenderman escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Me jode especialmente..

Y en lo personal, claro..Bowie siempre ha estado ahí.

Qué pena.

Es que es eso. Para varios de nosotros es la banda sonora de nuestra puta vida entera.

Me salvó de la mediocridad musical...

A mi me abrió las puertas hacia otras formas de músicas(y de qué manera)pues venía del Punk y afterpunk..

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Trumbo escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Yo no me sentía así desde que murieron Mercury o Kurt Cobain.

Y mira que me dolió ver cómo se marchaban Dio, Michael Jackson o por supuesto Lemmy hace nada...pero esto trasciende el dolor, yo sigo en shock. Bowie me acompañaba desde que era niño, no lo descubrí a través de nadie, está dentro de mis primeros recuerdos...estaba siempre ahí, era parte de mí.  Es que era alguien que me fascinaba aún antes de ni siquiera fijarme en la música. Esa imagen, esos videos...yo recuerdo que quería ser como él. Quería ser algo así. Tenía algo, era un aura, no sé, desprendía algo, magia, no parecía ni siquiera una persona normal.

Y luego, a medida que pasaban los años e ibas descubriendo la maravilla de su obra, cómo era capaz de adaptarse a tantos estilos estando siempre en vanguardia de todos ellos y la calidad de su música , ese talento para componer esas canciones, esas letras, esos himnos, junto a la presencia que tenía y a cómo devoraba cualquier escenario o cualquier audiencia ante la que se presentara...entonces te dabas cuenta de que no era ni siquiera uno más entre los grandes: era un personaje irrepetible, una leyenda.

Para mí ha sido, es y será el más grande. Me puedo tirar muchas épocas alejado de su música, pero siempre acabo volviendo y siempre me acababa fascinando de nuevo.

Todos recordamos la primera vez que coincidimos con ese amigo que formaría a posteriori parte de tu vida, la primera vez que miraste a la mujer que se convertiría en tu gran amor, el primer gol que marcaste con el equipo o la primera vez que fuiste a un parque de atracciones. En la música también tienes este tipo de recuerdo, aunque su carácter subjetivo posibilita cierta naturaleza variable condicionada según la persona: puede que tu mayor recuerdo musical sea aquel fantástico primer concierto de tu grupo favorito, la primera vez que escuchaste cierto tema en un viaje inolvidable, ese disco que sonó mientras ocurría uno de los momentos más inolvidables de tu vida… No recuerdo la primera vez que escuché Ziggy Stardust (en su nombre completo: The Rise and Fall Of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars) con fuegos artificiales de fondo, pero sí recuerdo el cúmulo de sensaciones que sentí conforme pasaba cada canción de aquella obra maestra. Concretamente, recuerdo mi asombro una vez empezó a sonar Five Years. ¿Qué era eso? Por aquel entonces no contemplaba música que no me diera la caña suficiente, y aquello se alejaba de mi propio canon. Pero había algo ahí que me impedía apartar la atención. Esa canción era emocionante. Y la siguiente, también… y la siguiente…

Me encantaría decir que desde ese primer momento reparé en lo importante que sería la música de David Bowie en mi vida. Que mi inmersión en su larga y heterogénea discografía iba a marcar cada año posterior a la primera escucha del Ziggy Stardust, que decenas de sus canciones se convertirían en fundamentales en mi trayectoria vital, que pasarían a ser mis favoritas y ponerme la piel de gallina en momentos tan diversos. Pero no, cuando escuché Ziggy por primera vez únicamente me limité a disfrutar de la escucha. Cuando eres joven e impresionable, encontrar un álbum donde todas las canciones son maravillosas por igual, te provoca una alegría innata: la alegría de haber descubierto algo grande. Esa clásica sorpresa mayúscula cuando descubres un disco perfecto, un cúmulo de canciones que iban a formar parte de la banda sonora de mi juventud. Ese final con Rock N’ Roll Suicide… no, desde entonces no podía estar solo.

Ziggy sonó de nuevo. Y otra vez, y otra vez… y una vez tuve sus temas tan trillados decidí expandir mis conocimientos de Bowie. Y ahí llegaron, poco a poco, sus grandes obras: Aladdin Sane se convirtió en mi favorito cuando nada me apetecía más que unas guitarras crudas reventasen mi cerebro, Low me emocionó cuando buscaba expandir mis gustos, Scary Monsters me fascinó durante meses cuando me encontraba más alternativo que nunca… Hunky Dory fue mi compañía en multitud de mañanas de sábado; Station To Station me sorprendió el primer verano antes de marchar a Madrid, llegando a emocionarme como nunca con aquel precioso Wild Is The Wind… Hay un álbum de Bowie para cada momento, para cada recuerdo.

Cuando hablamos de los grandes artistas solemos crear cierta distancia entre ellos y nosotros, pero no puedo sino considerar a Bowie como uno de los míos. Porque pocas personas alejadas de mi círculo han significado algo tan importante en mi adolescencia y juventud como el gran Duque Blanco. El artista único en su música, en sus vídeos, en sus movimientos, en su presencia escénica, escudado en aquellos ojos bicolores, en un aura de distinción que se podía palpar a través de una pantalla… Puedo afirmar, no sin cierto reparo, que es la primera vez que dejo escapar varias lágrimas por alguien a quien no conozco, no al menos en persona. La sensación de vacío en mi interior ahora mismo es como si hubiese caído un amigo cercano. Tengo la total seguridad de que me hubiese conocido menos a mí mismo si no fuera por su música, de que hubiese sido una persona diferente si aquella tarde en mi habitación no me hubiese dejado llevar por la intensidad de Five Years tanto como me dejaría llevar en los años venideros. Hay tantas canciones que forman parte de mí que es probable que tenga los mismos escalofríos cada vez que las vuelva a escuchar. Hoy no pienso escuchar otra cosa. No tengo miedo de venirme de nuevo abajo.

Fue precisamente Five Years la canción que hoy me ha emocionado hasta la médula, su in crescendo ha acabado limpiándome por dentro. Muchos me considerarán un exagerado, o no entenderán mi proceder, pero esta mañana ha muerto el que sin duda es mi mayor ídolo, el artista más genuino que descubrí cuando empecé a aficionarse por la música. Como tantos otros, mantengo por Bowie un respeto tan grande que ni la anécdota más oscura podría borrar su halo de magnetismo total, su carisma arrebatador… y sobre todo, sus canciones.

Aquí estamos por sus canciones. Y qué canciones. Para mí, David Bowie es el mayor artista de la música del siglo XX, una frase muy fácil de soltar en un día como este pero que cualquiera que me conozca sabe que he mantenido cada día estos últimos años. Su discografía en los 70 es inapelable, su cantidad de obras maestras inalcanzable, y su capacidad trasgresora, inclasificable. Una vez se fueron las musas, que son capaces de abandonar incluso al mismísimo Bowie, no se contentó con vivir de su glorioso pasado sino que siguió dando pasos hacia adelante, explorando nuevos caminos, como si el hecho de que su tiempo hubiese pasado no le importase para nada. Ese era Bowie. Alguien que podía convertirse en una referencia en cualquier estilo musical que acometiera. Su legado es leyenda viva.

Y aquí estamos, tantas generaciones distintas, llorando la muerte de un mito histórico de nuestro mundo. El compositor de la banda sonora de tantos momentos de nuestra vida. Se ha ido por sorpresa, pues como verdadero caballero que era no montó revuelo alguno con su maltrecho estado de salud, simplemente se dedicó a sacar las máximas canciones posibles antes de marchar. Ziggy ha vuelto a su planeta, pues Ziggy no era de este mundo, y desde allí se dedicará a observar, con su mirada bicolor, cómo su música permanece atemporal, formando parte de todos nosotros.

Oh, you’re not alone.

Ha pasado media hora desde que alguien escribió en un grupo de Whatsapp que David Bowie había fallecido. Sabía que era cierto aunque lo confirmé mirando varios periódicos y ahí estaba en rojo, noticia urgente y entre el resto de naderías, la noticia; "El cantante David Bowie muere a los 69 años tras 18 meses luchando contra el cáncer".

La tristeza está llegando y noto que mis ojos empiezan a pesar demasiado pero en el momento en el que he sabido que Bowie había muerto no he sentido nada. Quiero decir que literalmente he perdido los cinco sentidos y he dejado de sentir el habitual calor del metro y la música que iba escuchando no significaba nada. Andaba como un zombie en pleno trasbordo pensando en lo absurdo de mi viaje, de mi rutina diaria, de mis preocupaciones. Estaba en shock y mi parte animal ha actuado según lo esperado pero la razón andaba en plena crisis tratando de poner orden en esa nueva distopía que es ahora nuestra realidad sin David Bowie.

No sabría decir cuando caí prendado de la música de Bowie porque no sé si leí antes 'Héroes' de Ray Loriga o vi antes la película 'C.R.A.Z.Y'. Es probable que fuera la llegada de ambas lo que me hizo a Bowie visible. El narrador de la novela de Loriga hablaba con el cantante mientras un confuso chico canadiense cantaba, a grito pelado, 'Space Oddity' con un rayo pintado en su cara. Yo descubría un mundo nuevo, que había estado allí desde siempre, en el que la música era atemporal e inmortal. La música entonces dejó de ser actualidad, y por poco no deja de ser en castellano porque siempre hay honrosas excepciones, y pasó a ser un arte que tenía su propia historia.

Entendí que la música contaba con linealidad, no siempre temporal, y con territorios musicales conquistados por reyes descendientes de otros que había descubierto nuevas formas de vivir frente al blanco y negro al que, en teoría, tendrían que haber estado condenados. Mitos musicales que a veces cuesta creer que fueron reales pero ahí están las imágenes del camaleónico rey para dar fe. Fotos a todo color (naranja, amarillo, rojo, azul) del rey David Bowie, primogénito, bastardo, del gran rey Bolan.

El rey se ha ido pero no le olvídaremos.

Habrá tiempo para hablar de la música de David Bowie pero hoy es preferible escucharla y guardar cierto duelo interno. Agradecer su música y agradecer haberme sacado de mi mediocridad musical. Es difícil hacerlo sin saber muy bien a quién dirigirte ni hacia donde mirar. Supongo que muchos esperaremos a que se haga de noche y miraremos a las estrellas ("the stars looks very different today"). Buscaremos una señal, una estrella que se desplaza fugazmente y desaparece en la nada. Es algo que desconocemos, que no entendemos pero que tiene un significado que algún día alguien le dio y que asumimos como cierto, exactamente igual que un mecanismo interno, un órgano que funciona en nuestro cuerpo sin que entendamos por qué.

Y así pensaré en Bowie, como algo que está allá en el universo, que en realidad es el pasado, pero que también está en mi interior. En mi recuerdo pero sobre todo en su música y en mi piel cuando la escucho y se me pone la piel de gallina. Y eso es el presente.

El rey se ha ido pero no le olvidaremos.

Johnny Kashmir escribió:Desde que me he enterado de la noticia he querido desahogarme escribiendo algo. Aquí está. Hasta siempre, Starman.

http://cavernagrafica.es/?p=3081

Todos recordamos la primera vez que coincidimos con ese amigo que formaría a posteriori parte de tu vida, la primera vez que miraste a la mujer que se convertiría en tu gran amor, el primer gol que marcaste con el equipo o la primera vez que fuiste a un parque de atracciones. En la música también tienes este tipo de recuerdo, aunque su carácter subjetivo posibilita cierta naturaleza variable condicionada según la persona: puede que tu mayor recuerdo musical sea aquel fantástico primer concierto de tu grupo favorito, la primera vez que escuchaste cierto tema en un viaje inolvidable, ese disco que sonó mientras ocurría uno de los momentos más inolvidables de tu vida…  No recuerdo la primera vez que escuché Ziggy Stardust (en su nombre completo: The Rise and Fall Of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars) con fuegos artificiales de fondo, pero sí recuerdo el cúmulo de sensaciones que sentí conforme pasaba cada canción de aquella obra maestra. Concretamente, recuerdo mi asombro una vez empezó a sonar Five Years. ¿Qué era eso? Por aquel entonces no contemplaba música que no me diera la caña suficiente, y aquello se alejaba de mi propio canon. Pero había algo ahí que me impedía apartar la atención. Esa canción era emocionante. Y la siguiente, también… y la siguiente…

Me encantaría decir que desde ese primer momento reparé en lo importante que sería la música de David Bowie en mi vida. Que mi inmersión en su larga y heterogénea discografía iba a marcar cada año posterior a la primera escucha del Ziggy Stardust, que decenas de sus canciones se convertirían en fundamentales en mi trayectoria vital, que pasarían a ser mis favoritas y ponerme la piel de gallina en momentos tan diversos. Pero no, cuando escuché Ziggy por primera vez únicamente me limité a disfrutar de la escucha. Cuando eres joven e impresionable, encontrar un álbum donde todas las canciones son maravillosas por igual, te provoca una alegría innata: la alegría de haber descubierto algo grande. Esa clásica sorpresa mayúscula cuando descubres un disco perfecto, un cúmulo de canciones que iban a formar parte de la banda sonora de mi juventud. Ese final con Rock N’ Roll Suicide… no, desde entonces no podía estar solo.

Ziggy sonó de nuevo. Y otra vez, y otra vez… y una vez tuve sus temas tan trillados decidí expandir mis conocimientos de Bowie. Y ahí llegaron, poco a poco, sus grandes obras: Aladdin Sane se convirtió en mi favorito cuando nada me apetecía más que unas guitarras crudas reventasen mi cerebro, Low me emocionó cuando buscaba expandir mis gustos, Scary Monsters me fascinó durante meses cuando me encontraba más alternativo que nunca… Hunky Dory fue mi compañía en multitud de mañanas de sábado; Station To Station me sorprendió el primer verano antes de marchar a Madrid, llegando a emocionarme como nunca con aquel precioso Wild Is The Wind… Hay un álbum de Bowie para cada momento, para cada recuerdo.

Cuando hablamos de los grandes artistas solemos crear cierta distancia entre ellos y nosotros, pero no puedo sino considerar a Bowie como uno de los míos. Porque pocas personas alejadas de mi círculo han significado algo tan importante en mi adolescencia y juventud como el gran Duque Blanco. El artista único en su música, en sus vídeos, en sus movimientos, en su presencia escénica, escudado en aquellos ojos bicolores, en un aura de distinción que se podía palpar a través de una pantalla… Puedo afirmar, no sin cierto reparo, que es la primera vez que dejo escapar varias lágrimas por alguien a quien no conozco, no al menos en persona. La sensación de vacío en mi interior ahora mismo es como si hubiese caído un amigo cercano. Tengo la total seguridad de que me hubiese conocido menos a mí mismo si no fuera por su música, de que hubiese sido una persona diferente si aquella tarde en mi habitación no me hubiese dejado llevar por la intensidad de Five Years tanto como me dejaría llevar en los años venideros. Hay tantas canciones que forman parte de mí que es probable que tenga los mismos escalofríos cada vez que las vuelva a escuchar. Hoy no pienso escuchar otra cosa. No tengo miedo de venirme de nuevo abajo.

Fue precisamente Five Years la canción que hoy me ha emocionado hasta la médula, su in crescendo ha acabado limpiándome por dentro. Muchos me considerarán un exagerado, o no entenderán mi proceder, pero esta mañana ha muerto el que sin duda es mi mayor ídolo, el artista más genuino que descubrí cuando empecé a aficionarse por la música. Como tantos otros, mantengo por Bowie un respeto tan grande que ni la anécdota más oscura podría borrar su halo de magnetismo total, su carisma arrebatador… y sobre todo, sus canciones.

Aquí estamos por sus canciones. Y qué canciones. Para mí, David Bowie es el mayor artista de la música del siglo XX, una frase muy fácil de soltar en un día como este pero que cualquiera que me conozca sabe que he mantenido cada día estos últimos años. Su discografía en los 70 es inapelable, su cantidad de obras maestras inalcanzable, y su capacidad trasgresora, inclasificable. Una vez se fueron las musas, que son capaces de abandonar incluso al mismísimo Bowie, no se contentó con vivir de su glorioso pasado sino que siguió dando pasos hacia adelante, explorando nuevos caminos, como si el hecho de que su tiempo hubiese pasado no le importase para nada. Ese era Bowie. Alguien que podía convertirse en una referencia en cualquier estilo musical que acometiera. Su legado es leyenda viva.

Y aquí estamos, tantas generaciones distintas, llorando la muerte de un mito histórico de nuestro mundo. El compositor de la banda sonora de tantos momentos de nuestra vida. Se ha ido por sorpresa, pues como verdadero caballero que era no montó revuelo alguno con su maltrecho estado de salud, simplemente se dedicó a sacar las máximas canciones posibles antes de marchar. Ziggy ha vuelto a su planeta, pues Ziggy no era de este mundo, y desde allí se dedicará a observar, con su mirada bicolor, cómo su música permanece atemporal, formando parte de todos nosotros.

Oh, you’re not alone.

Trumbo escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Yo no me sentía así desde que murieron Mercury o Kurt Cobain.

Y mira que me dolió ver cómo se marchaban Dio, Michael Jackson o por supuesto Lemmy hace nada...pero esto trasciende el dolor, yo sigo en shock. Bowie me acompañaba desde que era niño, no lo descubrí a través de nadie, está dentro de mis primeros recuerdos...estaba siempre ahí, era parte de mí. Es que era alguien que me fascinaba aún antes de ni siquiera fijarme en la música. Esa imagen, esos videos...yo recuerdo que quería ser como él. Quería ser algo así. Tenía algo, era un aura, no sé, desprendía algo, magia, no parecía ni siquiera una persona normal.

Y luego, a medida que pasaban los años e ibas descubriendo la maravilla de su obra, cómo era capaz de adaptarse a tantos estilos estando siempre en vanguardia de todos ellos y la calidad de su música , ese talento para componer esas canciones, esas letras, esos himnos, junto a la presencia que tenía y a cómo devoraba cualquier escenario o cualquier audiencia ante la que se presentara...entonces te dabas cuenta de que no era ni siquiera uno más entre los grandes: era un personaje irrepetible, una leyenda.

Para mí ha sido, es y será el más grande. Me puedo tirar muchas épocas alejado de su música, pero siempre acabo volviendo y siempre me acababa fascinando de nuevo.

Trumbo escribió:

deniztek escribió:

led zepp escribió:Joder entonces es verdad..

Joder, que sí.


No recuerdo un palo en lo musical como este.

Yo no me sentía así desde que murieron Mercury o Kurt Cobain.

Y mira que me dolió ver cómo se marchaban Dio, Michael Jackson o por supuesto Lemmy hace nada...pero esto trasciende el dolor, yo sigo en shock. Bowie me acompañaba desde que era niño, no lo descubrí a través de nadie, está dentro de mis primeros recuerdos...estaba siempre ahí, era parte de mí.  Es que era alguien que me fascinaba aún antes de ni siquiera fijarme en la música. Esa imagen, esos videos...yo recuerdo que quería ser como él. Quería ser algo así. Tenía algo, era un aura, no sé, desprendía algo, magia, no parecía ni siquiera una persona normal.

Y luego, a medida que pasaban los años e ibas descubriendo la maravilla de su obra, cómo era capaz de adaptarse a tantos estilos estando siempre en vanguardia de todos ellos y la calidad de su música , ese talento para componer esas canciones, esas letras, esos himnos, junto a la presencia que tenía y a cómo devoraba cualquier escenario o cualquier audiencia ante la que se presentara...entonces te dabas cuenta de que no era ni siquiera uno más entre los grandes: era un personaje irrepetible, una leyenda.

Para mí ha sido, es y será el más grande. Me puedo tirar muchas épocas alejado de su música, pero siempre acabo volviendo y siempre me acababa fascinando de nuevo.

Johnny Kashmir escribió:Desde que me he enterado de la noticia he querido desahogarme escribiendo algo. Aquí está. Hasta siempre, Starman.

http://cavernagrafica.es/?p=3081

Todos recordamos la primera vez que coincidimos con ese amigo que formaría a posteriori parte de tu vida, la primera vez que miraste a la mujer que se convertiría en tu gran amor, el primer gol que marcaste con el equipo o la primera vez que fuiste a un parque de atracciones. En la música también tienes este tipo de recuerdo, aunque su carácter subjetivo posibilita cierta naturaleza variable condicionada según la persona: puede que tu mayor recuerdo musical sea aquel fantástico primer concierto de tu grupo favorito, la primera vez que escuchaste cierto tema en un viaje inolvidable, ese disco que sonó mientras ocurría uno de los momentos más inolvidables de tu vida…  No recuerdo la primera vez que escuché Ziggy Stardust (en su nombre completo: The Rise and Fall Of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars) con fuegos artificiales de fondo, pero sí recuerdo el cúmulo de sensaciones que sentí conforme pasaba cada canción de aquella obra maestra. Concretamente, recuerdo mi asombro una vez empezó a sonar Five Years. ¿Qué era eso? Por aquel entonces no contemplaba música que no me diera la caña suficiente, y aquello se alejaba de mi propio canon. Pero había algo ahí que me impedía apartar la atención. Esa canción era emocionante. Y la siguiente, también… y la siguiente…

Me encantaría decir que desde ese primer momento reparé en lo importante que sería la música de David Bowie en mi vida. Que mi inmersión en su larga y heterogénea discografía iba a marcar cada año posterior a la primera escucha del Ziggy Stardust, que decenas de sus canciones se convertirían en fundamentales en mi trayectoria vital, que pasarían a ser mis favoritas y ponerme la piel de gallina en momentos tan diversos. Pero no, cuando escuché Ziggy por primera vez únicamente me limité a disfrutar de la escucha. Cuando eres joven e impresionable, encontrar un álbum donde todas las canciones son maravillosas por igual, te provoca una alegría innata: la alegría de haber descubierto algo grande. Esa clásica sorpresa mayúscula cuando descubres un disco perfecto, un cúmulo de canciones que iban a formar parte de la banda sonora de mi juventud. Ese final con Rock N’ Roll Suicide… no, desde entonces no podía estar solo.

Ziggy sonó de nuevo. Y otra vez, y otra vez… y una vez tuve sus temas tan trillados decidí expandir mis conocimientos de Bowie. Y ahí llegaron, poco a poco, sus grandes obras: Aladdin Sane se convirtió en mi favorito cuando nada me apetecía más que unas guitarras crudas reventasen mi cerebro, Low me emocionó cuando buscaba expandir mis gustos, Scary Monsters me fascinó durante meses cuando me encontraba más alternativo que nunca… Hunky Dory fue mi compañía en multitud de mañanas de sábado; Station To Station me sorprendió el primer verano antes de marchar a Madrid, llegando a emocionarme como nunca con aquel precioso Wild Is The Wind… Hay un álbum de Bowie para cada momento, para cada recuerdo.

Cuando hablamos de los grandes artistas solemos crear cierta distancia entre ellos y nosotros, pero no puedo sino considerar a Bowie como uno de los míos. Porque pocas personas alejadas de mi círculo han significado algo tan importante en mi adolescencia y juventud como el gran Duque Blanco. El artista único en su música, en sus vídeos, en sus movimientos, en su presencia escénica, escudado en aquellos ojos bicolores, en un aura de distinción que se podía palpar a través de una pantalla… Puedo afirmar, no sin cierto reparo, que es la primera vez que dejo escapar varias lágrimas por alguien a quien no conozco, no al menos en persona. La sensación de vacío en mi interior ahora mismo es como si hubiese caído un amigo cercano. Tengo la total seguridad de que me hubiese conocido menos a mí mismo si no fuera por su música, de que hubiese sido una persona diferente si aquella tarde en mi habitación no me hubiese dejado llevar por la intensidad de Five Years tanto como me dejaría llevar en los años venideros. Hay tantas canciones que forman parte de mí que es probable que tenga los mismos escalofríos cada vez que las vuelva a escuchar. Hoy no pienso escuchar otra cosa. No tengo miedo de venirme de nuevo abajo.

Fue precisamente Five Years la canción que hoy me ha emocionado hasta la médula, su in crescendo ha acabado limpiándome por dentro. Muchos me considerarán un exagerado, o no entenderán mi proceder, pero esta mañana ha muerto el que sin duda es mi mayor ídolo, el artista más genuino que descubrí cuando empecé a aficionarse por la música. Como tantos otros, mantengo por Bowie un respeto tan grande que ni la anécdota más oscura podría borrar su halo de magnetismo total, su carisma arrebatador… y sobre todo, sus canciones.

Aquí estamos por sus canciones. Y qué canciones. Para mí, David Bowie es el mayor artista de la música del siglo XX, una frase muy fácil de soltar en un día como este pero que cualquiera que me conozca sabe que he mantenido cada día estos últimos años. Su discografía en los 70 es inapelable, su cantidad de obras maestras inalcanzable, y su capacidad trasgresora, inclasificable. Una vez se fueron las musas, que son capaces de abandonar incluso al mismísimo Bowie, no se contentó con vivir de su glorioso pasado sino que siguió dando pasos hacia adelante, explorando nuevos caminos, como si el hecho de que su tiempo hubiese pasado no le importase para nada. Ese era Bowie. Alguien que podía convertirse en una referencia en cualquier estilo musical que acometiera. Su legado es leyenda viva.

Y aquí estamos, tantas generaciones distintas, llorando la muerte de un mito histórico de nuestro mundo. El compositor de la banda sonora de tantos momentos de nuestra vida. Se ha ido por sorpresa, pues como verdadero caballero que era no montó revuelo alguno con su maltrecho estado de salud, simplemente se dedicó a sacar las máximas canciones posibles antes de marchar. Ziggy ha vuelto a su planeta, pues Ziggy no era de este mundo, y desde allí se dedicará a observar, con su mirada bicolor, cómo su música permanece atemporal, formando parte de todos nosotros.

Oh, you’re not alone.