RONDA 26 > CRIMINAL PENTATÓNICO, CAMPEÓN > IV EDICIÓN

por DON 19.01.19 0:05

Frase para la ronda 26:

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y

(La frase no contabiliza en el total de palabras)

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REGLAS DEL CONCURSO:

REGISTRO HISTÓRICO:

ACTAS DE ESTA EDICION, HASTA LA GALA ACTUAL:

CLASIFICACIÓN IV EDICIÓN:

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MICRORRELATOS A CONCURSO:

01.- SENUF LA EXCLUIDORA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y miró algo tan vasto como discreto por la imposibilidad de ser abarcado con la visión. Desconocía que la cordillera, el hielo, la catarata y el océano quedaran tan lejos.
Ninguna reminiscencia atormentaba ni remordía su conciencia.
Incapaz de revivir su pasado e impávida ante la ignorancia de su nombre y de su origen, solo sintió algo –era extrañeza- cuando alguien trató de recordarle, en inútil esfuerzo, que había sido la porteña que con llave de hielo engañó a la provechosa cerradura del retroceso.

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02.- NIEVE DE AGOSTO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló la calle desierta, iluminada tenuemente por la luz de las farolas. Unos escasos copos de nieve flotaban en el aire y caían suavemente sobre el asfalto, derritiéndose con su contacto. Exactamente como en su sueño. Se dirigió a la cocina y se sirvió una taza de café, nerviosa. Tenía que comprobarlo. Tras ponerse ropa de abrigo, salió a la calle. El eco de sus tacones resonaba en el silencio nocturno en su camino a la biblioteca. Al llegar, abrió la puerta, entró y se dirigió a la sección de libros clásicos. Sacó el que buscaba y lo hojeó. Al encontrar dentro un papel doblado su pulso se aceleró. Leyó su contenido, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces despertó repentinamente en su habitación. Había sido demasiado bonito para ser real. Se acercó a la ventana, apartó la cortina, y contempló la nieve nocturna caer en pleno verano.

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03.- MALDITO CABRÓN

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y emitió un leve suspiro, significativo sonoro de su estado.
La calle resultaba despejada a primera vista, los gritos que turbaron su leve sueño habían desaparecido con la misma rapidez que la idea de haber vivido una pesadilla se hacía fuerte en su cabeza.
Su trabajo, aun cuando pudiera parecer relajado, se había convertido en su infierno personal, el solo pensamiento de cruzar la puerta de acceso a la biblioteca del colegio la trastornaba notablemente.
El caso es que el señor Juan Mendoza, profesor septuagenario jubilado y parroquiano habitual acudía diariamente para leer el periódico, ayer sin mediar palabra pasó frente a la estantería donde se coloca la prensa sin prestarle atención, cruzó entre las primeras estanterías hasta desaparecer al fondo, un disparo rompió el reposo habitual y un charco de sangre disipó cualquier duda.

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04.- LITOST

Una noche el bibliotecario se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló el mundo.
Allá abajo discurría el riachuelo donde los niños solían jugar, tirando piedras e imaginando arriesgadas aventuras. Añoraba sentir el agua fría entre sus dedos y correr dando gritos de alegría y desafío.
Junto al camino, una pareja estaba sentada sobre la hierba. Él la abrazaba con ternura y ella reposaba la cabeza sobre su hombro. Se besaron y él se retiró un momento de la ventana con un sentimiento de pudor y respeto.
Observó las estrellas y recorrió las constelaciones, preguntándose quién rige el destino de los hombres, deseando en vano una señal que siempre se espera y que nunca aparece.
Ya no podía dormir. Buscó entre las estanterías un libro que le hablara de lejanas costas, de monstruos submarinos o de esa esperanza que persiste pese a todo. Apartó las lágrimas de sus ojos y comenzó a leer mientras la vida seguía ahí afuera, sin él.

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05.- NADIE ME TOCA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y escuchó un sollozo. Era de madrugada y la pieza de la biblioteca que le servía de dormitorio estaba sombría. Venciendo el miedo, echose encima un gabán y, armada con un candil, salió en busca del sollozante. Los estantes a esa hora asemejaban balaustradas terribles, los pasillos estrechos pasadizos. Al fin lo encontró en la sección de novelas del siglo XIX: ¡quien gimoteaba era un libro! Concretamente un viejo cuaderno de viajes de Dora d’Istria, una autora rumana.
—Nadie me lee nunca —repetía—. Estoy muy solo.
—¿Cómo vas a estar solo—inquirió la bibliotecaria— si precisamente los libros salváis de la soledad?
—Nadie me toca —se lamentó.
Y la bibliotecaria sintió un escalofrío al rememorar sus años encerrada entre polvo y papel, la última vez que alguien la tocó, aquel amor antiguo y la vida posterior olvidada del tacto, páginas que nadie había querido descifrar.
Llorando, se comenzaron a leer.

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06.- BAJO EL DOSEL

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y atisbó asombrada un hermoso parque en lo que horas antes todavía era su dormitorio. Se recogió bajo el dosel, agarrando las sábanas entre el sueño y la vigilia mientras escuchaba varios pasos y una voz regia, profunda y hermosa: Que la fama, perseguida por todos después de su existencia…
Descorrió totalmente las cortinas y ahí estaban Fernando, Berowne y los demás, a los pies de su cama ¿Podéis creerlo? Renunciando a la incredulidad se acomodó en el lecho, espectadora entusiasmada ante lo imposible.
Esa fue la noche que cambió todas las que habrían de venir. La noche en que tras risas, amoríos y el aplauso de unas manos felices escuchó al monarca navarro preguntarle:
-¿Qué os gustaría para mañana, señora?
Tras meditarlo unos segundos dijo ¿Ibsen?
-Contad con ello, respondió él. Y antes de cerrarle los cortinajes añadió: con una condición. Jamás penséis, ni por un instante, que estáis soñando.

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07.- LAS LÍNEAS QUE SE QUEDARÁN SIN ESCRIBIR

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y miró al viejo panadero cargando su furgoneta. Aún conservaba parte del atractivo de aquellos lejanos años en los que la pretendió. El hombre miró hacia la ventana y la saludó con la timidez propia de alguien que teme de algún modo estar invadiendo la intimidad de otra persona. Ella devolvió el saludo y dirigió su mirada hacia la mesita. Apilados yacían en ella varios libros: trenes rigurosamente vigilados, los amantes de lady Chatterley y los cuentos de Salinger entre otros. Sintió cierto orgullo y pensó que había tenido la suerte de vivir mil vidas. Miró otra vez a la calle, una señora muy abrigada salió de la panadería y con ternura besó al hombre antes de irse. La mujer en la ventana sintió una punzada en el corazón y una inubicable quemazón en su interior. Pensó otra vez que había vivido mil vidas, tantas que olvidó vivir la suya.

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08.- FUEGO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló como su lugar de trabajo estaba envuelto en llamas. Miraba estupefacta aquella estampa y lo único que se le venía a la cabeza era que había visto el libro más famoso de Michael Ende en la sección de "Narrativa histórica" y no lo cambió.

Pasado un rato llegaron los bomberos y comenzaron a apaciguar las llamas, por lo que se metió en la cama angustiada al recordar que no había colocado el libro en su lugar, pero entonces cayó en la cuenta de que era una señal. Aquella historia interminable que era su monótona vida ya era historia, ahora era libre y podía empezar de cero.

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09.- FUTURMAX

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y pudo sentir como los pajarillos cantaban y las nubes se levantaban. Salió del dormitorio y se dirigió hacia el baño. Agua fría en la cara y sonada de mocos. Ya notaba el palpitar de su oreja derecha exigiéndole su cortado doble de cada mañana. Puso la cafetera, leche en el microondas, sacó el azúcar y esperó. Pan tostado con Aove.
A medio metro de ella, tras una pantalla, su jefe la disfrutaba. Según el contrato, cada primero de mes, se doblaba el sueldo. Y era el octavo mes. Y su cuenta bancaria rebosaba de pasta.
Vender tus despertares era la moda.
Y ella era top.
Tenía todo el resto del día para ella. Pero esos diez minutos los había perdido.

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10.- CAMINO DE UXMAL

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y observó una gran fiesta en el exterior. Sin pensarlo, se disfrazó de hada y salió con su varita a la calle. Hacía frío. Se cruzó con payasos diversos, y gente vestida como estrafalarios alebrijes. Sonreía mientras los copos de nieve se posaban sobre sus frágiles hombros. La gente la observaba. También los portales de las casas. El sol y la luna jugaban a la pelota. La magia se había apoderado de la noche. Y del día.

Martina subió unas infinitas escaleras que conducían a la Gran Pirámide. Por el camino bebió refrescos, pero también pulque y brebajes mágicos. Qué lejos quedaba su cama. Qué cerca el camino a sus propios sueños.

Subió lentamente los escalones de la pirámide hasta que arribó a la Fiesta Mayor que allí, en lo alto, se estaba celebrando.

Y le vio.

Se acercó, sigilosa, y le besó en los labios.

Para siempre jamás.

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11.- REALISMO MÁGICO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y un incipiente remolino provocado por esta, elevó en el aire ausente de la noche una miríada de pequeños fragmentos irreconocibles en la penumbra.
El libro permanecía en su atril, dispuesto en la forma contraria a la habitual: tapa y contratapa hacia el lector; las páginas, antes escritas y ahora inmaculadas, parecían querer asomarse al mundo a través del magnífico ventanal que presidía el dormitorio.
Tal vez fue la historia que aquellas letras contaban, tal vez el mismísimo espíritu del autor, indomable, se manifestase aquella noche por fin, tal vez...Lo único cierto es que las palabras tomaron consciencia de sí mismas, abandonando libro, habitación y lectora, para volar libres en busca de algún nuevo sustrato donde sembrar quién sabe qué innumerables hazañas hasta ese momento inéditas.

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12.- THE PACK HORSE LIBRARY

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y maldijo la interminable ventisca. Desvelada, hojeó el ajado ejemplar meciéndose junto a la lumbre.

Al alba guardó el tomo en la alforja, ensilló decidida a Bill y partió hacia el sendero de Tallega, como cada semana. Los cascos del viejo saddler se hundían en el lodo y el febrero de Kentucky emborronaba el camino. «28 cochinos pavos al mes, gracias señor Roosevelt» pensó Grace al cruzar a pie la vereda del collado entre resbalones de Bill y enlodados traspiés.

Según llegaban a la desvencijada granja cerca de Primrose escampó. Tras acomodar al caballo en el granero, se templó las manos con un tazón de café mientras los Smith y sus tres críos legañosos aguardaban expectantes en la mesa de la cocina. La bibliotecaria tomó un taburete y retomó la lectura: Lo que Bagheera quería decir al hablar de la Flor Roja era...

Ya no pensaba en los 28 dólares.

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13.- SOLO PARA MÍ

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y miró por la ventana. Su corazón se aceleró al ver la columna de humo que salía del centro del pueblo y destacaba sobre la luz del amanecer. Se vistió a todo correr y se dirigió al origen de las llamas. Era la biblioteca lo que estaba ardiendo. Al verla llegar, los bomberos y los vecinos le daban el pésame, como si hubiera perdido a un familiar. Todos apreciaban su dedicación y simpatía desde que vino al pueblo hace seis años.
Se quedó todo el día viendo como los bomberos trabajaban en la extinción del fuego. Al atardecer, volvió a casa y acabó de leer el último libro que le faltaba, El Huérfano, de Adam Johnson. Cuando terminó, salió al patio trasero y quemó el libro. Después cogió su maleta y se fue a la estación de tren. En Springfield buscaban un nuevo bibliotecario.

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14.- ROBOS AFECTUOSOS

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y tuvo que admitir que nadie volvería a robar en aquella biblioteca ambulante que se había empeñado en heredar de su bisabuela. En algún momento tendría que volver a casa y ocuparse de asuntos de señoras de ochenta años.
Por la mañana, sin embargo, echó en falta dos libros. Su estupor inicial dejó paso a una enorme sonrisa.

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15.- DÉJÀ LÚ

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y observó un universo compuesto de un número indefinido, tal vez infinito, de galerías hexagonales. Se sonrió: «¡esto lo he leído antes!» Creyó soñar, acaso haber muerto y habitar el paraíso.
Leyó la primera galería entre árboles y estrellas. Trilobites, megaterios, ornitorrincos. Dos años después abrió la siguiente puerta: arena, agua, Osiris, Shiva, Sefirot. Murió, renació y descubrió que como arriba, así abajo: el mundo reflejaba su biblioteca que a la vez se replicaba en su genoma.
Veintitrés años después había llegado a la tercera galería, asaltándola anacolutos, redundantes pleonasmos, metáforas ardiendo en los ojos. Seguía buscando el libro que lo explicara todo, cifra y compendio perfecto de todos los demás y de sí misma. «Si lo escribes, nunca lo recordarás», ¿Platón? Lo escribió: lo había olvidado.
Anciana ya, entre poemas, sintió su corazón detenerse por fin; el sonido de todas las puertas del universo abriéndose a la vez.

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16.- CREATIVIDAD DESTRUCTIVA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y emergió volando majestuoso un cuervo negro. Aleteó sobre la sombría habitación, posándose en el galán. El ave escrutaba desafiante. «Nunca más» esputó.
Aferró las sábanas contra su boca sobrecogida, cerrando los ojos con fuerza. Al abrirlos se había esfumado, y asomó al costado de su cama, oteando temblorosa. Sobre el suelo, un escarabajo en tiza, con aspecto de calavera. La madera bajo el dibujo comenzó a crujir, rítmicamente, aumentando de intensidad, pareciendo latir. De un sobresalto volvió al decúbito supino tiritando. Frente a ella, un orangután que portaba una máscara roja se desvaneció mientras ella exhalaba un chillido entrecortado. Empezaba a asumir que iba a morir, como las demás. Aquella mente no era el lugar más amable para una jovencita.
Esa noche, Poe, estaba inspirándose para un nuevo cuento, recordando a la vigilante de aquella sala del colegio donde tantas horas pasó de niño. Ya formaba parte de su imaginario.

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17.- PERDIDO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y encendió la luz de la mesita: una novela se había escapado de su estantería y no sabía volver. Su piar inquisitivo era muy eficaz para llamar la atención. Tranquilizadora, la bibliotecaria dejó que frotara el lomo contra sus dedos y la llevó hasta el rincón a donde pertenecía. La novela se durmió enseguida, satisfecha.

Antes de regresar a su cama, la bibliotecaria se detuvo a escuchar la pacífica respiración de miles de libros durmientes. Confiaban en ella.

Eso había sido lo más doloroso: años atrás, ella misma había entregado aquel tomo de biología a un completo desconocido, que lo dejó olvidado nadie sabía dónde. Desde entonces, el sueño de la bibliotecaria era débil y sus sentidos estaban perpetuamente en alerta, esperando un trino que le anunciara, al fin, que alguien lo había traído de vuelta.

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18.- 451 GRADOS

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y descubrió con asombro un mercado en plena plaza. En mitad del mismo, un extravagante personaje mostraba un trozo de hielo a su vecino y a Aureliano, su hijo.
Le distrajeron dos personajes que atravesaban el lugar, dirigiéndose raudos hacia una colorida carpa. Al frente marchaba un anciano caballero, cuya enjuta figura, coronada en todo momento por una bacía, contrastaba con la de su fiel escudero, que a distancia le seguía cabalgando un peculiar burro. Este era pequeño, peludo; tan blando que se diría todo de algodón. Entre sus patas jugueteaba un insecto de grandes dimensiones, cuyos gestos humanos divertían a la multitud. Al fondo, la carpa dejaba entrever auténticas rarezas: desde un conejo mirando impaciente un reloj de bolsillo hasta una boa tragándose un elefante sin mayor dificultad.
La bibliotecaria volvió a la cama, tomó el libro de su mesilla, y lo abrió como quien levanta una cortina.

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19.- CUENTO DE DESPUÉS DE NAVIDAD

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina que pendía sobre el dosel para descubrir la fuente del ruido que la había desvelado. Efectivamente, era quién sospechaba. El espíritu de las navidades pasadas se paseaba inquieto por la habitación hasta que la vio. Pegó un respingo, se irguió muy serio y soltó su aprendido discurso:
-Soy el espíritu de las Navidades pasadas, levántate y ven conmigo…
-Ya lo sé - replicó la bibliotecaria – ahora me vas a llevar a la casa de mis padres en Berga a ver cuando mi hermano… ¡Cada noche lo mismo! ¿Cuándo aprenderás que eres un personaje literario y que debes quedarte en tu libro?
El espíritu puso un rictus tan compungido que la bibliotecaria se compadeció.
-Venga, te acompaño. No pongas esa cara ¿Qué sería del señor Scrooge sin ti?
Con la satisfacción del deber cumplido, la bibliotecaria se fue a dormir tranquila. Hasta la próxima noche.

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20.- DESPERTÓ

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y despertó entre los gritos agonizantes de las víctimas que había propiciado y despertó bajo el influjo de los vapores del alcohol que estaba destilando en el desierto de Mojave y despertó con la mano en la entrepierna del director nacional del BNE y despertó con el olor a quemado de la cara de su jefa en la plancha de la cocina y despertó aspirando todo el dinero guardado en el banco de España y despertó sumergida en una bañera de gelatina comiéndosela a bocados y despertó pero se volvió a quedar en la cama hasta que despertó.

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21.- REALIDAD MEJORADA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló, desde la ventana del minúsculo cubículo en el que dormía, las impresionantes torres de acero que rodeaban su diminuta vivienda. No podría negar que adquirir los conocimientos a través del puerto de conexión de datos, insertado en su nuca, era infinitamente más cómodo que leer. Pero a Minerva Sarasvati siempre le había apasionado el arcaico arte de descubrir las cosas por si misma. Eso la había convertido en una paria, en una extraña para los demás. Los ciudadanos de la gran megalópolis hacía ya mucho tiempo que solo buscaban el placer fácil y la diversión programada. No necesitaban más que insertar una tarjeta de memoria en sus nucas y todos sus sueños se verían realizados. Lo llamaban realidad mejorada pero a Minerva todo eso siempre le había parecido basura. ¿Qué clase de realidad mejorada es esa en la que ya te dan todo hecho?

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22.- REPETICIÓN

REPETICIÓN

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y no halló al hombre de tiza. Elisabeth suspiró descontenta. Repasó mentalmente los pasos efectuados, quizás erró en alguno. Pero sabía que no. Las siguientes noches transcurrieron exactamente igual.

FIJACIÓN

Edwin, cansado, cerró el libro. Había leído el capítulo varias veces. Sabía que en esas páginas encontraría la solución al enigma de Archie Boldi, misterioso escritor con una sola obra, “Cruces”. Edwin salió a pasear. Al llegar a la calle Sadovaïa un impulso le dirigió a la única ventana con luz. La cortina se movió y […]

CREACIÓN

Archie Boldi rompió la hoja con resentimiento y comenzó de nuevo el capítulo: "Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y halló al hombre de tiza. Elisabeth suspiró aliviada […]"

VARIACIÓN

Elisabeth cogió el ejemplar de “Cruces” del mostrador. Y por primera vez en años creyó conocer a aquel hombre desgastado que se alejaba hacia la salida.

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23.- THE TIMES THEY ARE AD CHARGING

— Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y lo que sucedió a continuación les sorprenderá.
— ¡Me cago en su puta madre, joder! La última vez que me compro un libro para leer en el kindle en el puto Mercadona.

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24.- TIRANDO DE CLÁSICOS

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y descubrió el motivo de su despertar. Alguien estaba lanzando piedrecillas a su ventana. La abrió, distinguiendo apenas la figura misteriosa:

-«¿Miguel? ¿Eres tú? ¿Qué haces a estas horas en mi jardín?»

-«¡Laura! Al fin asomas. No puedo reprimir mis sentimientos. Permitirme confesarte lo ardientemente que te admiro y que te amo.»

-«¿No serás capaz de…?»

-«Te he amado durante tanto tiempo que ya no recuerdo lo que es no amarte; y no creo que eso vaya a cambiar.»

-«¿En serio? Al menos cúrratelo un poco, que esas frases ñoñas son de Orgullo y Prejuicio y Un Hombre Que Promete... Y no hace ni dos días que los sacaste de la biblioteca. Sayonara baby»

Laura cerró la ventana y corrió la cortina, bajando el telón de su historia de amor con Miguel, el dependiente del videoclub.

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25.- APOCALÍPSIS V: EL FIN DE LA LITERATURA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y observó cómo el meteorito se acercaba.

Consciente de lo que la destrucción del planeta traería consigo, vio pasar toda su vida por delante: El Principito, Papel Mojado, la primera vez que leyó El Quijote, los libros de Pepe Carvalho, Cien años de soledad, La ciudad y los perros, 2666...

El recuento terminó justo cuando la tierra comenzó a temblar. Ruidos secos de libros cayendo. Aleteo de páginas y, después, fuego.

Ahora: nada.

Fin.

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26.- JOROBADA Y GRIS

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó un extremo de la cortina y vio que la marea había subido hasta inundar los bloques de apartamentos de siete alturas. Aunque solitaria, Chio era una mujer de afilada belleza. De su espalda sobresalía una deformación, una joroba que no permitía ver a nadie y que hostigaba con un rascador cuando se ponía nerviosa. Ante su vista cansada pasaron automóviles mecidos por la corriente, plásticos que devenían en figuras espectrales, y libros; un séquito de libros al azar, abiertos como mariposas y que acompañaban el errático deambular de los cadáveres que flotaban sin rumbo. Una ballena gris, que se lamentaba por las calles de la ciudad sumergida, fue a detenerse junto a la ventana de Chio. Permaneció observándola con su enorme y abultado ojo, hasta que, avergonzada, se ocultó tras la cortina. La ballena se retiró lentamente, haciendo vibrar las profundidades oceánicas con aquellas palabras de Chio: «Menos mi recuerdo por ti, todo ha cambiado».

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por DON 19.01.19 0:05

MICRORRELATOS A CONCURSO - RONDA 26:

por Hank 19.01.19 0:07

bien, bien, bien... gracias, DON... Smile

por salakov 19.01.19 0:09

Qué larga.

¿Cuenta para las 150 palabras?

por DON 19.01.19 0:10

salakov escribió:Qué larga.

¿Cuenta para las 150 palabras?

No, no cuenta. Ahora lo especificaré en la cabecera.

por DON 19.01.19 0:12

RONDA 26 > CRIMINAL PENTATÓNICO, CAMPEÓN > IV EDICIÓN R-389331-1479054462-6731.jpeg

DISCO OFICIAL DE LA RONDA 26:

Tindersticks, "Curtains", 1997.

por DON 19.01.19 0:13

Hank escribió:bien, bien, bien... gracias, DON...

por Sugar Bug 19.01.19 0:17

Vaya, un estereotípo. Tenía que ser una bibliotecària...

por Sugar Bug 19.01.19 0:17

DON escribió:
salakov escribió:Qué larga.

¿Cuenta para las 150 palabras?

No, no cuenta. Ahora lo especificaré en la cabecera.

Pues debería.

por Autista 19.01.19 0:19

¡Con disco oficial y todo! Administración profesional

por RegSound 19.01.19 0:20

Me gusta la frase. Gracias DON!

por Toro 19.01.19 0:25

Pillo sitio!!! cheers

Favoristismo para Sugar... ya tiene prota para el micro, solo falta que le salga un bicho de la cortina y le tire los tejos...

por DON 19.01.19 0:26

Sugar Bug escribió:Vaya, un estereotípo. Tenía que ser una bibliotecària...

Para usted, y para quien quiera, también puede ser un bibliotecario.

por DON 19.01.19 0:29

Autista escribió:¡Con disco oficial y todo! Administración profesional

Sé que no les voy a descubrir nada con ese disco, pero me apetecía y venía al hilo de la frase.

por Hank 19.01.19 0:30

este señor tiene un DON...

nunca pude con Tindersticks, pero quién sabe si ahora me gusten... Smile

por Toro 19.01.19 0:34

DON, podría copiar los spoiler de este mensaje en la cabecera por favor?

cloud9

Es copia literal, está todo actualizado

REGLAS DEL CONCURSO:

REGISTRO HISTÓRICO:

ACTAS DE ESTA EDICION, HASTA LA GALA ACTUAL:

CLASIFICACIÓN IV EDICIÓN:

por DON 19.01.19 0:35

Autista escribió:¡Con disco oficial y todo! Administración profesional

Y espero que ustedes continúen esta buena costumbre.

por rudicio 19.01.19 0:46

Que trabaje otra

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y comprobó que diluviaba. Apagó el despertador y volvió a meterse a la cama.

por DON 19.01.19 0:48

Toro escribió:DON, podría copiar los spoiler de este mensaje en la cabecera por favor?

Es copia literal, está todo actualizado

Muchas gracias Sr Toro.

Becerrillo fue uno de los más eficaces perros de combate que sirvieron en las filas del ejército castellano durante la conquista de las tierras americanas. Este ejemplar perteneciente a la raza de los alanos españoles sólo sería igualado en destreza y fidelidad por su hijo Leoncico.

Becerrillo, como la mayor parte de los canes empleados durante la conquista americana, pertenecía a la raza de los perros alanos españoles, los cuales eran una mezcla de dogo y mastín. Según la crónicas americanas, Becerrillo era descomunal, con muchas manchas de color negro que irregularizaban su pelaje rojizo. Además, poseía una nariz oscura y unos ojos de color ocre que se hallaban circundados por pelo de tintes negruzcos. Tenía una mandíbula poderosa que albergaba unos dientes afiladísimos, capaces de arrancar de cuajo la extremidad de un adulto sin mayores dificultades.

Este animal era extremadamente valorado entre los integrantes del ejército castellano por varios motivos: en primer lugar, era muy apreciado por su ferocidad y total entrega en el campo de batalla. En segundo lugar, era de gran utilidad para dar caza a los indios que intentaban huir, puesto que el perro en un principio no utilizaba la violencia, sino que se limitaba a arrastrar con suavidad al enemigo hasta la posición en la que se encontraban los aliados; pero cierto es que si los nativos oponían alguna clase de resistencia, la crueldad de Becerrillo no tenía límites. En tercer lugar, el perro en cuestión tenía la capacidad de entender a las personas le hablasen en la lengua que le hablasen y, además, sabía diferenciar con tremenda facilidad a los indios amigos de los rebeldes. Y por último, el can era extremadamente fiel, puesto que era capaz de arriesgar su propia vida para salvar a cualquier allegado.

Como consecuencia de todas las cualidades que poseía Becerrillo, este recibía doble ración de comida (que en más de una ocasión era mejor que la de los propios infantes) y un sueldo por los servicios prestados a su Patria. Concretamente, el salario que ganaba era el equivalente al de un ballestero.

Y aquí he dejado de copiar de la Wikipedia porque el asunto estaba empezando a descontrolarse.

por silver 19.01.19 1:02

¿es de un libro verdad? Me gusta la frase Wink

fdc:

por Troy Mc Clure 19.01.19 1:32

la tipica frase que uilizas 5 o 6 veces al día

a ver qué sale!

por DON 19.01.19 1:43

silver escribió:¿es de un libro verdad? Me gusta la frase

fdc:

Así es, Sr Silver. Pertenece a la novela "Vida y destino", del escritor Vasili Grossman.
Encontré ese mismo fragmento en un tumblr sobre arte y literatura que sigo y me pareció buena frase, mucho mejor que cualquiera que yo pudiera improvisar.

Espero que les sea inspiradora. Que yo creo que lo es, y mucho.

Spoiler:

por Nomeko7 19.01.19 1:44

Venga, hombre

por Autista 19.01.19 1:48

DON escribió:
Autista escribió:¡Con disco oficial y todo! Administración profesional

Y espero que ustedes continúen esta buena costumbre.

En el hipotético y utópico caso de que ganara una ronda, delo por hecho.

por Toro 19.01.19 1:50

DON escribió:
Toro escribió:DON, podría copiar los spoiler de este mensaje en la cabecera por favor?

Es copia literal, está todo actualizado

Muchas gracias Sr Toro.

Becerrillo fue uno de los más eficaces perros de combate que sirvieron en las filas del ejército castellano durante la conquista de las tierras americanas. Este ejemplar perteneciente a la raza de los alanos españoles sólo sería igualado en destreza y fidelidad por su hijo Leoncico.

Becerrillo, como la mayor parte de los canes empleados durante la conquista americana, pertenecía a la raza de los perros alanos españoles, los cuales eran una mezcla de dogo y mastín. Según la crónicas americanas, Becerrillo era descomunal, con muchas manchas de color negro que irregularizaban su pelaje rojizo. Además, poseía una nariz oscura y unos ojos de color ocre que se hallaban circundados por pelo de tintes negruzcos. Tenía una mandíbula poderosa que albergaba unos dientes afiladísimos, capaces de arrancar de cuajo la extremidad de un adulto sin mayores dificultades.

Este animal era extremadamente valorado entre los integrantes del ejército castellano por varios motivos: en primer lugar, era muy apreciado por su ferocidad y total entrega en el campo de batalla. En segundo lugar, era de gran utilidad para dar caza a los indios que intentaban huir, puesto que el perro en un principio no utilizaba la violencia, sino que se limitaba a arrastrar con suavidad al enemigo hasta la posición en la que se encontraban los aliados; pero cierto es que si los nativos oponían alguna clase de resistencia, la crueldad de Becerrillo no tenía límites. En tercer lugar, el perro en cuestión tenía la capacidad de entender a las personas le hablasen en la lengua que le hablasen y, además, sabía diferenciar con tremenda facilidad a los indios amigos de los rebeldes. Y por último, el can era extremadamente fiel, puesto que era capaz de arriesgar su propia vida para salvar a cualquier allegado.

Como consecuencia de todas las cualidades que poseía Becerrillo, este recibía doble ración de comida (que en más de una ocasión era mejor que la de los propios infantes) y un sueldo por los servicios prestados a su Patria. Concretamente, el salario que ganaba era el equivalente al de un ballestero.

Y aquí he dejado de copiar de la Wikipedia porque el asunto estaba empezando a descontrolarse.

por m señor 19.01.19 2:24

No se que decir....ni con lo de becerrillo, ni con la frase.
m

por Elsanbenito 19.01.19 7:05

DON escribió:
Sugar Bug escribió:Vaya, un estereotípo. Tenía que ser una bibliotecària...

Para usted, y para quien quiera, también puede ser un bibliotecario.

Eso me gusta.

por Stoneheart 19.01.19 7:15

Pero... ¡Eso son tres frases! omg

por Fargo 19.01.19 7:26

Vaya frase. Habrá que tirar de cortina.

por Toro 19.01.19 7:40

Podria ser una cortinilla de estrella?

por Hank 19.01.19 20:48

Buenos días

por m señor 19.01.19 21:15

DON escribió:

DISCO OFICIAL DE LA RONDA 26:

Tindersticks, "Curtains", 1997.

Todos en casa......desde primera hora.
m

por sapir 19.01.19 21:30

Me gusta la frase. ¡Y Tindersticks.

pig

por Kupak 19.01.19 23:42

Gran frase, estimula la imaginación. Mi amiga es bibliotecaria.

por salakov 20.01.19 3:18

DON escribió:
Sugar Bug escribió:Vaya, un estereotípo. Tenía que ser una bibliotecària...

Para usted, y para quien quiera, también puede ser un bibliotecario.

¿Un bibliotecario? ¿Del género masculino?

¿Qué bujarrada es esa?

por Toro 20.01.19 4:18

salakov escribió:
DON escribió:
Sugar Bug escribió:Vaya, un estereotípo. Tenía que ser una bibliotecària...

Para usted, y para quien quiera, también puede ser un bibliotecario.

¿Un bibliotecario? ¿Del género masculino?

¿Qué bujarrada es esa?

Habla con tu bibliotecario microrrelatista mas querido What a Face

por salakov 20.01.19 4:23

RONDA 26 > CRIMINAL PENTATÓNICO, CAMPEÓN > IV EDICIÓN VMan_by_Bruce_Weber_library-Marco_sandor

Banderola.

por Toro 20.01.19 4:27

salakov escribió:

Banderola.

No... acorde a las fotos de la ultima qdd catalana tenia mas barba What a Face

por salakov 20.01.19 4:33

No recuerdo.

Enlázame.

por Sugar Bug 20.01.19 4:57

salakov escribió:No recuerdo.

Enlázame.

Y apriétame más fuerte

por DON 21.01.19 0:48

Buenos días.

Para la hora del café podrán leer algo.

Me gusta cuando callan porque están como ausentes.

RONDA 26 > CRIMINAL PENTATÓNICO, CAMPEÓN > IV EDICIÓN Ed05a020b94f85a1566d1003ac78b99c

por DON 21.01.19 1:02

Tindersticks, "Another Night In", de su disco "Curtains", 1997.

por DON 21.01.19 3:48

01.- SENUF LA EXCLUIDORA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y miró algo tan vasto como discreto por la imposibilidad de ser abarcado con la visión. Desconocía que la cordillera, el hielo, la catarata y el océano quedaran tan lejos.
Ninguna reminiscencia atormentaba ni remordía su conciencia.
Incapaz de revivir su pasado e impávida ante la ignorancia de su nombre y de su origen, solo sintió algo –era extrañeza- cuando alguien trató de recordarle, en inútil esfuerzo, que había sido la porteña que con llave de hielo engañó a la provechosa cerradura del retroceso.

por DON 21.01.19 3:49

02.- NIEVE DE AGOSTO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló la calle desierta, iluminada tenuemente por la luz de las farolas. Unos escasos copos de nieve flotaban en el aire y caían suavemente sobre el asfalto, derritiéndose con su contacto. Exactamente como en su sueño. Se dirigió a la cocina y se sirvió una taza de café, nerviosa. Tenía que comprobarlo. Tras ponerse ropa de abrigo, salió a la calle. El eco de sus tacones resonaba en el silencio nocturno en su camino a la biblioteca. Al llegar, abrió la puerta, entró y se dirigió a la sección de libros clásicos. Sacó el que buscaba y lo hojeó. Al encontrar dentro un papel doblado su pulso se aceleró. Leyó su contenido, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces despertó repentinamente en su habitación. Había sido demasiado bonito para ser real. Se acercó a la ventana, apartó la cortina, y contempló la nieve nocturna caer en pleno verano.

por DON 21.01.19 3:49

03.- MALDITO CABRÓN

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y emitió un leve suspiro, significativo sonoro de su estado.
La calle resultaba despejada a primera vista, los gritos que turbaron su leve sueño habían desaparecido con la misma rapidez que la idea de haber vivido una pesadilla se hacía fuerte en su cabeza.
Su trabajo, aun cuando pudiera parecer relajado, se había convertido en su infierno personal, el solo pensamiento de cruzar la puerta de acceso a la biblioteca del colegio la trastornaba notablemente.
El caso es que el señor Juan Mendoza, profesor septuagenario jubilado y parroquiano habitual acudía diariamente para leer el periódico, ayer sin mediar palabra pasó frente a la estantería donde se coloca la prensa sin prestarle atención, cruzó entre las primeras estanterías hasta desaparecer al fondo, un disparo rompió el reposo habitual y un charco de sangre disipó cualquier duda.

por DON 21.01.19 3:50

04.- LITOST

Una noche el bibliotecario se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló el mundo.
Allá abajo discurría el riachuelo donde los niños solían jugar, tirando piedras e imaginando arriesgadas aventuras. Añoraba sentir el agua fría entre sus dedos y correr dando gritos de alegría y desafío.
Junto al camino, una pareja estaba sentada sobre la hierba. Él la abrazaba con ternura y ella reposaba la cabeza sobre su hombro. Se besaron y él se retiró un momento de la ventana con un sentimiento de pudor y respeto.
Observó las estrellas y recorrió las constelaciones, preguntándose quién rige el destino de los hombres, deseando en vano una señal que siempre se espera y que nunca aparece.
Ya no podía dormir. Buscó entre las estanterías un libro que le hablara de lejanas costas, de monstruos submarinos o de esa esperanza que persiste pese a todo. Apartó las lágrimas de sus ojos y comenzó a leer mientras la vida seguía ahí afuera, sin él.

por DON 21.01.19 9:37

Mañana, a partir de las 12 del mediodía, más relatos, espero.

Buenas noches y descansen.

Tindersticks interpretan "Rented Rooms", de su disco "Curtains", 1997.

por mugu 21.01.19 10:54

DON escribió:04.- LITOST

Una noche el bibliotecario se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló el mundo.
Allá abajo discurría el riachuelo donde los niños solían jugar, tirando piedras e imaginando arriesgadas aventuras. Añoraba sentir el agua fría entre sus dedos y correr dando gritos de alegría y desafío.
Junto al camino, una pareja estaba sentada sobre la hierba. Él la abrazaba con ternura y ella reposaba la cabeza sobre su hombro. Se besaron y él se retiró un momento de la ventana con un sentimiento de pudor y respeto.
Observó las estrellas y recorrió las constelaciones, preguntándose quién rige el destino de los hombres, deseando en vano una señal que siempre se espera y que nunca aparece.
Ya no podía dormir. Buscó entre las estanterías un libro que le hablara de lejanas costas, de monstruos submarinos o de esa esperanza que persiste pese a todo. Apartó las lágrimas de sus ojos y comenzó a leer mientras la vida seguía ahí afuera, sin él.

Al comenzar a leerlo he pensado: ¿a ver qué nos tiene preparado para tener que cambiar a ella por él?

Si hay algo no lo he encontrado, salvo que el bibliotecario sea el propio Kundera. Me gusta, pero es posible que no lo vote por caprichoso. What a Face

por mugu 21.01.19 10:59

DON escribió:01.- SENUF LA EXCLUIDORA

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y miró algo tan vasto como discreto por la imposibilidad de ser abarcado con la visión. Desconocía que la cordillera, el hielo, la catarata y el océano quedaran tan lejos.
Ninguna reminiscencia atormentaba ni remordía su conciencia.
Incapaz de revivir su pasado e impávida ante la ignorancia de su nombre y de su origen, solo sintió algo –era extrañeza- cuando alguien trató de recordarle, en inútil esfuerzo, que había sido la porteña que con llave de hielo engañó a la provechosa cerradura del retroceso.

He necesitado tirar de Google en busca de Senuf. Mis bombillas no alumbraban lo suficiente. He encontrado Transportes Senuf en Navarra, y Senuf dental.
Así que, sigo a oscuras. Una pena, porque tiene atractivo.

por mugu 21.01.19 11:01

DON escribió:02.- NIEVE DE AGOSTO

Una noche la bibliotecaria se despertó, levantó el extremo de la cortina y contempló la calle desierta, iluminada tenuemente por la luz de las farolas. Unos escasos copos de nieve flotaban en el aire y caían suavemente sobre el asfalto, derritiéndose con su contacto. Exactamente como en su sueño. Se dirigió a la cocina y se sirvió una taza de café, nerviosa. Tenía que comprobarlo. Tras ponerse ropa de abrigo, salió a la calle. El eco de sus tacones resonaba en el silencio nocturno en su camino a la biblioteca. Al llegar, abrió la puerta, entró y se dirigió a la sección de libros clásicos. Sacó el que buscaba y lo hojeó. Al encontrar dentro un papel doblado su pulso se aceleró. Leyó su contenido, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces despertó repentinamente en su habitación. Había sido demasiado bonito para ser real. Se acercó a la ventana, apartó la cortina, y contempló la nieve nocturna caer en pleno verano.

¿Sueño recurrente y sin salida? ¿Qué es real y qué no lo es? Eso me pregunto yo.