RONDA 8.29 DEL SINGULARMENTE PEQUEÑO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA. LA LLAMADA DEL MIERCOLERO.

Que empiece a rodar el hilo:

Tenemos frase:

EL ENANO COJEABA

Se podrá cambiar el género del enano, es decir, que pase a enana y el tiempo verbal. Lo que será invariable es su cojera y que es enano, aunque puede ser cualquier tipo de enano, no vayan ustedes a pensar que…

Si el enano da un salto durante el relato habrá un punto extra.

¡Denle duro al magín!



Y aquí debajo, los pagos de Toro.  

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VIII EDICIÓN:

Relatos a concurso



1.- La medusa de Nomura

El enano ha cojeado desde que recuerda. Ha amanecido y Yasuhiro guarda el futón en el oshiire. Dobla con delicadeza la tela como gusta a su amo y luego arrastra su cadera torcida hasta la cocina. Allí prepara el desayuno para la familia Masada. Sus padres antes que él sirvieron a la familia Masada y antes que ellos los padres de sus padres. Como cada día, Yasuhiro dispone sobre la mesa arroz, sopa de miso, verduras encurtidas y huevos. Con ademanes ceremoniales pone a cocer agua y una lágrima resbala por su rostro infantilizado. Anteayer, bajo el tatami, encontró el diario de su madre: allí aguardaban su deformidad, el desprecio de su verdadero padre, la razón de su cadera estropeada. El señor Masada entra en la estancia y se sirve un poco de té. Ni le mira a los ojos. Hoy está más amargo, reprocha. Lo está, responde Yasuhiro.



2.- Cógeme, cógeme mucho...

El enano cojeaba, ese había sido su gran pecado. Era el menor de siete hermanos, todos ellos mineros. Los ocho eran felices, vivían en el bosque y trabajaban en la mina. Una mañana de primavera, una blanca y hermosa mariposa apareció de entre la nada. Su belleza les deslumbró y no dudaron en acogerla. «Serán pocos los días que yo me quede», les dijo con su voz angelical tras hablarles de una reina malvada. Tan hermosa y buena cocinera, que a los corazones de todos conquistó. Las estaciones una tras otra iban pasando, y ella de allí no se movía. Pero cojito, empezó a sospechar. «¿Y si aquel ángel les había engañado?»
Una mañana de primavera, junto al arroyo, se armó de valor y le preguntó.  

Moraleja niños: si cojeáis, ni se os ocurra tratar de coger a un mentiroso (o bañaros en un arroyo).



3.- Batalla campal
 
El enano cojeaba con una flecha clavada en la pierna. Corría por el campo de batalla esquivando los ataques de sus enemigos. El sol refulgía. Todos se despedazaban en la explanada. Miembros amputados y sangre saltaban por doquier. Un avestruz se acercó a gran velocidad. Alzó la mano, se agarró al plumaje y saltó a su grupa.
Montó al animal rebanando cabezas con la espada a su paso. Oyó un estruendo. La banda de metal tomó el escenario. La música tronó mientras todos masacraban. Un rugido. Un fulgor en el cielo. El dragón sobrevoló los campos incinerando a todos por igual con llamaradas de fuego.
Una explosión y su onda expansiva tumbó al avestruz y cayeron. La gran bestia del averno emergió agarrándose con sus zarpas al borde del abismo. El cielo se abrió. De entre las nubes descendió en un halo celestial San Pedro con la espada en llamas.



4.- Identidad de plástico

El enano cojeaba. Lógico. Lego Man le había colocado piernas de diferentes alturas. Supragod —el enano—exclamó:

- ¿Cómo crees que voy a poder caminar así?
- Lo siento, Supragod, ahora te cambio la pierna izquierda.
- Gracias.

Lego Man equiparó sus piernas. Ahora Supragod podía caminar sin problemas a través de la extensa sala de montaje. Su fría mirada de plástico observaba a su alrededor como intentando adivinar qué era realmente la vida.

-¡Lego Man! —exclamó, tímidamente.
- Dime, Supragod, ¿qué tienes en mente?
- Creo que me siento mujer…
- ¿Cómo es eso posible si el Lego no tiene sexo?
- Bueno, es lo que siento…
- Pues no creo que pueda ayudarte…
- ¿Por qué?
- Pues porque no creo que cambiarte esos pantalones por una falda solucione nada…
- Entiendo…
- Lo que me pides es un imposible…

Supragod lo miró fijamente y exclamó:

- ¡Desmóntame!



5.- El enano y la bella

El enano va cojeando por el ruedo. Lejos de ser un impedimento, añade un punto de burla a su cómica actuación. De oro y grana es el vulgar traje de luces que desluce en su cuerpo rechoncho. Cojea y recuerda aquella tarde en que el toro lo volteó por los aires, el chasquido de la pierna al caer, el dolor, la risa del público de pronto congelada... Y ella en el tendido, como siempre, y luego la visita al hospital "porque somos amigos", enfatizando el "amigos", no se fuera a creer él que... Pero hoy será una tarde que ella nunca olvidará, se dice mientras con impetuosa cojera enfila hacia Azkenito -así se llama el morlaco-. Sabe cómo enfrentarlo para que el asta entre de lleno en el corazón.



6.- El pianista

El enano cojeaba desde pequeño. Cuánto cabrón suelto, pensará alguno. Los enanos pueden ser pequeños. Es cuando sus amigos también lo son, sin que eso signifique que pasen desapercibidos.
Bueno, pues cojeaba desde entonces. Unos tipos se lo llevaron a la salida del colegio, junto con otro niño. El colegio tenía fama de nido de polluelos adinerados. Y allá que fueron, los buscavidas.
Pasados unos días y, sin acuerdo en materia de rescate, decidieron cortar dos dedos del pie de uno de los niños. El enano se ofreció voluntario, su físico ya estaba bastante limitado como para que dos dedos menos fueran a marcar una diferencia importante en su futuro. Lo malo fue el puto dolor. No hubo anestesia para el pobre enano.
Y desde entonces cojea. Pero tiene las manos completas,  no como su compañero de fatigas.
Pasó el primer corte y sus conciertos se cuentan por grandes eventos.





7.- El otro lado

El enano cojeaba de su pierna diestra desde aquella cogida en la Feria de Abril, pero aquello no menguó su buen carácter. Era risueño y optimista de nacimiento, como de nacimiento era el bizqueo de su ojo derecho, que trazaba a su aire trayectorias imposibles. En trayectoria defectuosa por los aires fue también como quedó sordo del oído derecho, cuando calcularon mal la carga y hubo de dejar de hacer de hombre bala. Tampoco aquello mermó su alegría de vivir, aunque al perder el trabajo se dio a la bebida, menguando la funcionalidad de su pequeño hígado y cosechando una cicatriz enorme bajo su pecho derecho. Se rehabilitó felizmente, su estatura era ideal para recoger hortalizas en huertas e invernaderos, hasta que una cosechadora destrozó su bracito derecho.

A estas alturas, seguía teniendo un perfil alegre, evidentemente el izquierdo.

Hasta que aquella muchacha le dio de lado, rompiéndole el corazón.



8.- Top Secret

—El enano cojeaba.
—Y el somormujo barritaba.
En una esquina de Berlín Oriental, un hombre enfundado en gabardina se acerca a un vendedor de artículos de coña. Hace frío. La niebla opaca las figuras.
—¿Sabe que el perro de San Roque no tiene rabo?
—Sé de buena tinta que Ramón Ramírez se lo ha robado.
El hombre con pinta de espía se sube el cuello de la camisa. ¿Omar Sharif? No, se trata de Ablanedo.
—Entonces, ¿lo de Negreira?
—Todo verdad. Más untados que un anuncio de Tulipán.
—Supongo que habrás visto lo de Muniain…
—Vergonzoso.
De lejos llegan sirenas de alarma. Una mujer teutona cruza la escena. Una mujer teutona de cojones. Muy teutona. En una radio suena La Internacional.
—Bueno, marcho ya.
—Espero guarde la confidencialidad.
—Seré una tumba.
—Como si quiere ser un túmulo.
El vendedor se aleja.
—¡Espere! Se le ha caído un zurullo de coña.



9.- Flor

La enana cojea, esos tacones son nuevos, le rozan. Dónde coño encontrará su talla. No sé su nombre, pero la llamo Flor. La primera vez que apareció en el polígono, tan pequeña, vestida de amarillo, me recordó a esas flores que crecen en las grietas del asfalto, que tampoco sé cómo se llaman. Flor se planta todos los días en la calle que desemboca en la metalúrgica. No verás negras ni rusas, tampoco travelos; aquí estamos las raras, las gordas, las viejas desdentadas. Este no es camino de paso, hay que venir aposta. Y creedme que vienen bastantes. Los tarados, los sádicos, los pervertidos. Hay que andar con cuidado. A Flor la buscan muchos, me pregunto si la follarán o querrán jugar con ella, probarle vestidos y no sé qué es peor. Acaba de montarse en un coche, el mismo que con suerte la devolverá en un rato al escaparate.



10.- Sentido poco común

El enano cojeaba de 2 de sus 4 piernas, no estaba acostumbrado a sus nuevas extremidades. Este hecho estaba molestando al cuellilargo con 4 ojos de la celda de al lado, que estaba meándose encima. La chica manca con tres narices, imploraba que la dejasen salir de aquel estercolero. A pesar de la música relajante que puse, el chico sin piernas, pero con 6 orejas, aullaba visiblemente irritado.

Quien no estaba donde debería era Gilberto. Se abalanzó sobre mí, con sus dos bocas, preparadas para hincar carne. Con un rápido movimiento de piernas, el enano me ayudó y consiguió quitarme de encima al grandullón. Deberían haber entendido que les había regalado nuevas capacidades para sobrevivir a la jungla de esta sociedad.

Poco pude pensar más, el enano había liberado a mis preciados monstruos. Su pie amortiguaba mis gritos de ayuda, mientras se me echaban encima uno a uno.



11.- El sorteo

El enano cojeaba a causa de la luna, mejor dicho, de su ausencia. Se había puesto su mejor traje para recoger a Jazmín y llevarla a cenar a un lujoso restaurante. Había ganado la cita en un sorteo una noche de sábado, cuando el jaleo cedió sitio a una tormenta de ideas para inyectar en la cuadrilla algún antídoto contra la rutina. Estaban celebrando ese sábado su reciente graduación, junto con la de Lorenzo y la propia Jazmín. Entre risas, sones ochenteros en la vieja sinfonola y generosas dosis de alcohol, alguien sugirió aquel sorteo, celebrado ipso-facto. Lorenzo obtuvo una cita con Nico y Jazmín sonrió cuando salió su nombre. Su pie derecho había mordido la rendija de una alcantarilla pero la espléndida belleza de Jazmín en un traje azul celeste compensaba el dolor.



12.- El peligro de la ética olvidada

El enano cojeaba aparatosamente corriendo por el callejón. Su pierna se calentaba activando el dispositivo de transportación. Los armados hombres de la Oficina de Vigilancia Cromosómica lo perseguían para esterilizarlo, como a todos con genética “defectuosa”.
No recordaba cómo llegó ese dispositivo a su pierna, pero sí cómo funcionaba. Presionó sus cuádriceps y se volatilizó.

A salvo, en aquel paraje de montaña, empezaría de cero. Pero como tras cada salto aleatorio, había perdido otra parte de su memoria.

Un mes después apenas podía moverse. Su deteriorado cuerpo había convertido su sueño de nueva vida en pesadilla de preguntas hasta su solitaria muerte, una semana más tarde.
Pues también olvidó ser un clon y el envejecimiento prematuro que conllevaba.

“Los defectuosos” lo crearon para experimentar la tecnología de transportación que los libraría de su persecución.
Decidieron ignorar la crueldad del destino al que lo condenaban, autocondenándose también a ignorar el resultado.



13.- Maciste y el enano

El enano cojeaba y Maciste estaba ciego. Nadie hubiera pensado cincuenta años antes, cuando se enfrentaron por primera vez en mitad de la arena, que terminarían sus vidas juntos.

El día que el enano murió, Maciste lo supo al instante: se hizo el silencio. "Es la primera vez, en cincuenta años, en que no se escucha su cojera, su voz o sus ronquidos", se dijo a sí mismo el gigante ciego.

Maciste nunca hablaba, aunque no era mudo, pero se vio obligado a salir a tientas al balcón para gritar a pleno pulmón: “Muerto, muerto, muerto, …”.

Al día siguiente, Maciste, luciendo sus viejos calzones y desnudo de cintura para arriba, llevaba a hombros la cajita del enano. Detrás, los pocos artistas que aún quedaban vivos.

—Vaya circo —dijo la mujer barbuda.
—Vaya circo —respondió el payaso triste, mientras se ponía las manos en los ojos y hacía que lloraba.



14.- El reino de los ciegos

El enano cojeaba orgulloso por el salón, recibiendo plácemes y sonrisas de la concurrencia. Casi podía palpar la admiración de las mujeres y la envidia de los hombres: ahora era el rey. Subió al estrado y desde su diminuto trono comenzó a leer sus primeras disposiciones. Las mujeres entrenarían para la lucha, estudiarían para el comercio y trabajarían la tierra, y los hombres cocinarían, tejerían, cuidarían a los bebés y procurarían placer a las mujeres. Tras la invasión de las hordas de serradores de piernas, sólo quedaba un hombre completo: el pequeño bufón, que vivió oculto en una carbonera, planeando las trampas, pergeñando sabotajes y envenenamientos, hasta que las mujeres vencieron. El enano contempló el abigarrado grupo de hombres sin piernas; todos habían sido caballeros y ahora le miraban con resentimiento desde desvencijados carritos de madera. Percibió la rebeldía. Tendría que ajusticiarlos; bien sabía él que no hay enemigo pequeño.



15.- Gnomeo

El enano cojeaba, pedí mil metros cúbicos de arena compactada, un jardín con un enano cojeando era inaceptable, aplanar no fue tarea sencilla y el nivel láser daba una precisión milimétrica. Cuando llegó el momento de plantar el césped,  me decidí por el trébol,  me resultaba más apropiado para el enano. Pero al cabo de los meses seguía cojeando. No era mucho, pero me inquietaba la idea de imperfección,. Cuando estaba a punto  de asfaltar todo el terreno, se me ocurrió mutilar al enano pero se escapó antes de que pudiera hacerlo; ahora recibo fotos de los países a los que viaja.



16.- Cirugías

El enano cojeaba tras la intervención. Había ido a una clínica para operarse y ser alto. “Cojearás unos días, después crecerás”, dijo el doctor. Pasaron semanas, el enano se medía todos los días, pero no crecía ni un centímetro y seguía cojeando. A los dos meses, pequeño y cojo, el enano fue a la clínica a reclamar. Encontró la clínica cerrada. En la puerta, una chica guapa y delgada llamaba al timbre sin obtener respuesta.

—Hola, ¿está cerrada? Me operé aquí hace semanas y me han estafado. Prometieron que sería alto, pero me he quedado enano y además cojo.

—A mí me dijeron que adelgazaría, pero sigo gorda y encima cojeo de una pierna.

—Pero tú no estás gorda, dijo el enano.

—Tú tampoco eres enano, eres más alto que yo.

El enano y la gorda se miraron y sonrieron. Se fueron juntos a pasear. Ninguno de los dos cojeaba.

FORMULARIO DE VOTACIONES.

Vinny quejándose de lollypopguildofobia en tres, dos, uno...

He llegado tarde, quería pillar sitio.

Puede ser una enana?

Esmeralda escribió:Puede ser una enana?

Puede ser enana y también puede ser enane.

Esmeralda escribió:Puede ser una enana?

No.

frase motivante, con sujeto, verbo y persona con discapcidad funcional

La gala se debería hacer en la celebración de cumpleaños de Esmeralda.

Zzzz escribió:La gala se debería hacer en la celebración de cumpleaños de Esmeralda.

Sí, pero presencial.

50 puntos negativos a quien no acuda.

Y hay que ir disfrazad@s.

Eduardo Montenegro escribió:

Zzzz escribió:La gala se debería hacer en la celebración de cumpleaños de Esmeralda.

Sí, pero presencial.

50 puntos negativos a quien no acuda.

Y hay que ir disfrazad@s.

Mando ubicación por privado. Hay parrillada además de disfraces. 


Qué inquietante suena 

Esmeralda escribió:

Eduardo Montenegro escribió:

Zzzz escribió:La gala se debería hacer en la celebración de cumpleaños de Esmeralda.

Sí, pero presencial.

50 puntos negativos a quien no acuda.

Y hay que ir disfrazad@s.

Mando ubicación por privado. Hay parrillada además de disfraces. 


Qué inquietante suena 

Qué lástima que me pille a trasmano. Envidia máxima.

Hace muchos, muchísimos años, en aquel singular rincón del ciberespacio llamado Coprolito, donde nos conocimos Sala y yo, se llegó a proponer una quedada en la que, no habiéndonos visto la cara ninguno, todos fuésemos disfrazados. Recordará Sala que nuestra amiga Chocoponcia estaba bastante animada al respecto. Pero como todas las grandes ideas, no llegó a término. Aunque lo mismo de haber sucedido, alguno de los dos no estaríamos vivos ahora, quién sabe.

Eduardo Montenegro escribió:

Zzzz escribió:La gala se debería hacer en la celebración de cumpleaños de Esmeralda.

Sí, pero presencial.

50 puntos negativos a quien no acuda.

Y hay que ir disfrazad@s.

Edu, disfrázate de C3PO o de Umbral.

esta frase va a dar juego y va a complacer a m...

Cabeceras actualizadas.

Y por el que se de por aludido... en las actas he dejado el dedo de Dios haciendo cosas raras, pero no lo he tenido en cuenta a la hora de pasar las generales, porque hay jurisprudencia, y la admin todopoderosa hace lo que considera, y lo que dicta la gala va a misa.

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VIII EDICIÓN:

Toro ens roba.

salakov escribió:Toro ens roba.

No te creas que no me he quedado con la curiosidad de saber quien ha hecho la gracieta

Yo esta semana no he manipulado nada.

Toro escribió:

salakov escribió:Toro ens roba.

No te creas que no me he quedado con la curiosidad de saber quien ha hecho la gracieta

¿Capachao?

Que Toro no ha sumado esta edición. Menudo sátrapa. Nuestro Indra.

Arriba esos pequeños.

Bienaventurados los que madrugan, porque de ellos son los primeros churros de la rosca.

1.- La medusa de Nomura

El enano ha cojeado desde que recuerda. Ha amanecido y Yasuhiro guarda el futón en el oshiire. Dobla con delicadeza la tela como gusta a su amo y luego arrastra su cadera torcida hasta la cocina. Allí prepara el desayuno para la familia Masada. Sus padres antes que él sirvieron a la familia Masada y antes que ellos los padres de sus padres. Como cada día, Yasuhiro dispone sobre la mesa arroz, sopa de miso, verduras encurtidas y huevos. Con ademanes ceremoniales pone a cocer agua y una lágrima resbala por su rostro infantilizado. Anteayer, bajo el tatami, encontró el diario de su madre: allí aguardaban su deformidad, el desprecio de su verdadero padre, la razón de su cadera estropeada. El señor Masada entra en la estancia y se sirve un poco de té. Ni le mira a los ojos. Hoy está más amargo, reprocha. Lo está, responde Yasuhiro.

En la pasada ronda me habéis dado mi primer rosco. Esto no va a quedar así.

salakov escribió:Que Toro no ha sumado esta edición. Menudo sátrapa. Nuestro Indra.

He sumado.

Lo que no he sumado es el punto del dedo de dios…

Enana enana come on!

Moderno escribió:

Jaja, joder. Soy mucho de meter la pata así.

Toro escribió:

salakov escribió:Que Toro no ha sumado esta edición. Menudo sátrapa. Nuestro Indra.

He sumado.

Lo que no he sumado es el punto del dedo de dios…

No mi segundo puesto en el podio.

¡Al ladrón, al ladrón!

Moderno escribió:

Qué maravilla.

Zzzz escribió:1.- La medusa de Nomura

El enano ha cojeado desde que recuerda. Ha amanecido y Yasuhiro guarda el futón en el oshiire. Dobla con delicadeza la tela como gusta a su amo y luego arrastra su cadera torcida hasta la cocina. Allí prepara el desayuno para la familia Masada. Sus padres antes que él sirvieron a la familia Masada y antes que ellos los padres de sus padres. Como cada día, Yasuhiro dispone sobre la mesa arroz, sopa de miso, verduras encurtidas y huevos. Con ademanes ceremoniales pone a cocer agua y una lágrima resbala por su rostro infantilizado. Anteayer, bajo el tatami, encontró el diario de su madre: allí aguardaban su deformidad, el desprecio de su verdadero padre, la razón de su cadera estropeada. El señor Masada entra en la estancia y se sirve un poco de té. Ni le mira a los ojos. Hoy está más amargo, reprocha. Lo está, responde Yasuhiro.

Qué maravilla, a ver quién tiene los xxxx de superar esto es un 10

Egun on, oompa loompas!!!

Arriba, arriba.

El gigante de ojos azules

Un gigante de ojos azules
amaba a una mujer pequeña
cuyo sueño era una casita
pequeña, como para ella,
que tuviera al frente un jardín
con temblorosas madreselvas.

El gigante amaba en gigante.
Su mano, a grandes obras hecha,
Mal podía construir los muros
Ni usar el timbre de la puerta
De una casita con jardín
de temblorosas madreselvas.

El gigante de ojos azules
amaba a esa mujer pequeña
Que pronto se cansó, mimosa,
De tan desmesurada empresa
que no concluía en un jardín
con temblorosas madreselvas.

Adiós, ojos azules, dijo.
Y, con graciosa voltereta,
Del brazo de un enano rico
Penetró en la casa pequeña
Que tenía al frente un jardín
con temblorosas madreselvas.

El gigante comprende ahora
Que amores de tanta grandeza
No caben ni siquiera muertos
En esas casas de muñeca
Que al frente tienen un jardín
con temblorosas madreselvas.


—Nazim Hikmet—

Un beso a la enana.

!Apua

(...)Se dice que tras la muerte de la pequeña Enriqueta, alma cándida de siete años a la que sus padres no pudieron comprarle ni una pizca de pan que llevarse a la boca, que esa misma tarde, un joven pastor y su hijo, la vieron llegar. Cuentan Salustio y su hijo Eulogio que, antes de ver cómo una silueta se acercaba desde el norte, pudieron percibir unos destellos de luz, y que tras esa ráfaga apareció una mujer cubierta tan solo por un chal de macramé blanco. Iba descalza y más que andar parecía levitar. Con inquietud pero sin ningún temor esperaron a que llegara. Padre e hijo quedaron sorprendidos por la belleza de aquel rostro de intensos ojos verdes y por su corta estatura.
—¿Una enana? —musitó para sí, mezclando la perplejidad y el morbo a partes iguales.
—Nada se dijeron los tres al cruzarse —continuó Golondrinos que no había escuchado a Praxíteles— y según Eulogio, cuando, recuperado de la conmoción que le produjo el verla, y estando ella ya a las puertas de Ciménade, le preguntó de pensamiento quién era, en su cabeza una dulce voz le respondió: la Reina blanca.



Fragmento de la novela que estoy escribiendo

Nuxe escribió:(...)Se dice que tras la muerte de la pequeña Enriqueta, alma cándida de siete años a la que sus padres no pudieron comprarle ni una pizca de pan que llevarse a la boca, que esa misma tarde, un joven pastor y su hijo, la vieron llegar. Cuentan Salustio y su hijo Eulogio que, antes de ver cómo una silueta se acercaba desde el norte, pudieron percibir unos destellos de luz, y que tras esa ráfaga apareció una mujer cubierta tan solo por un chal de macramé blanco. Iba descalza y más que andar parecía levitar. Con inquietud pero sin ningún temor esperaron a que llegara. Padre e hijo quedaron sorprendidos por la belleza de aquel rostro de intensos ojos verdes y por su corta estatura.
—¿Una enana? —musitó para sí, mezclando la perplejidad y el morbo a partes iguales.
—Nada se dijeron los tres al cruzarse —continuó Golondrinos que no había escuchado a Praxíteles— y según Eulogio, cuando, recuperado de la conmoción que le produjo el verla, y estando ella ya a las puertas de Ciménade, le preguntó de pensamiento quién era, en su cabeza una dulce voz le respondió: la Reina blanca.



Fragmento de la novela que estoy escribiendo

¡Qué bueno!

Tiene buena pinta, Nuxe.

No tengo enanos en la bandeja. Y mira que hay sitio para unos cuantos.

Atención, que tengo mensajes.

2.- Cógeme, cógeme mucho...

El enano cojeaba, ese había sido su gran pecado. Era el menor de siete hermanos, todos ellos mineros. Los ocho eran felices, vivían en el bosque y trabajaban en la mina. Una mañana de primavera, una blanca y hermosa mariposa apareció de entre la nada. Su belleza les deslumbró y no dudaron en acogerla. «Serán pocos los días que yo me quede», les dijo con su voz angelical tras hablarles de una reina malvada. Tan hermosa y buena cocinera, que a los corazones de todos conquistó. Las estaciones una tras otra iban pasando, y ella de allí no se movía. Pero cojito, empezó a sospechar. «¿Y si aquel ángel les había engañado?»
Una mañana de primavera, junto al arroyo, se armó de valor y le preguntó.  

Moraleja niños: si cojeáis, ni se os ocurra tratar de coger a un mentiroso (o bañaros en un arroyo).

3.- Batalla campal
 
El enano cojeaba con una flecha clavada en la pierna. Corría por el campo de batalla esquivando los ataques de sus enemigos. El sol refulgía. Todos se despedazaban en la explanada. Miembros amputados y sangre saltaban por doquier. Un avestruz se acercó a gran velocidad. Alzó la mano, se agarró al plumaje y saltó a su grupa.
Montó al animal rebanando cabezas con la espada a su paso. Oyó un estruendo. La banda de metal tomó el escenario. La música tronó mientras todos masacraban. Un rugido. Un fulgor en el cielo. El dragón sobrevoló los campos incinerando a todos por igual con llamaradas de fuego.
Una explosión y su onda expansiva tumbó al avestruz y cayeron. La gran bestia del averno emergió agarrándose con sus zarpas al borde del abismo. El cielo se abrió. De entre las nubes descendió en un halo celestial San Pedro con la espada en llamas.

Cómo ha empezado esto de potente.

Zzzz escribió:2.- Cógeme, cógeme mucho...

El enano cojeaba, ese había sido su gran pecado. Era el menor de siete hermanos, todos ellos mineros. Los ocho eran felices, vivían en el bosque y trabajaban en la mina. Una mañana de primavera, una blanca y hermosa mariposa apareció de entre la nada. Su belleza les deslumbró y no dudaron en acogerla. «Serán pocos los días que yo me quede», les dijo con su voz angelical tras hablarles de una reina malvada. Tan hermosa y buena cocinera, que a los corazones de todos conquistó. Las estaciones una tras otra iban pasando, y ella de allí no se movía. Pero cojito, empezó a sospechar. «¿Y si aquel ángel les había engañado?»
Una mañana de primavera, junto al arroyo, se armó de valor y le preguntó.  

Moraleja niños: si cojeáis, ni se os ocurra tratar de coger a un mentiroso (o bañaros en un arroyo).

No entiendo na...

Zzzz escribió:3.- Batalla campal
 
El enano cojeaba con una flecha clavada en la pierna. Corría por el campo de batalla esquivando los ataques de sus enemigos. El sol refulgía. Todos se despedazaban en la explanada. Miembros amputados y sangre saltaban por doquier. Un avestruz se acercó a gran velocidad. Alzó la mano, se agarró al plumaje y saltó a su grupa.
Montó al animal rebanando cabezas con la espada a su paso. Oyó un estruendo. La banda de metal tomó el escenario. La música tronó mientras todos masacraban. Un rugido. Un fulgor en el cielo. El dragón sobrevoló los campos incinerando a todos por igual con llamaradas de fuego.
Una explosión y su onda expansiva tumbó al avestruz y cayeron. La gran bestia del averno emergió agarrándose con sus zarpas al borde del abismo. El cielo se abrió. De entre las nubes descendió en un halo celestial San Pedro con la espada en llamas.

Me tenéis que explicar qué drogas tomáis...

acabo de leerme, por algo que no viene al caso, esta ronda.

hostia que risa!

https://www.foroazkenarock.com/t61664-lo-de-escribir-lo-de-los-microrrelatos-lo-de-la-ronda-navidena-lo-de-la-gala

Los enanos no pueden más.