The Sound

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

Albaider escribió:

---

Ka - The Thief Next to Jesus

Qué pena que tanto talento se acabe con este disco.



P.D.: Sois muy duros con las Calabazas.

Starsailor escribió:

David Z. escribió:Es de más o menos 1800, o sea, fines del siglo XVIII y principios del XIX. Resulta que durante mucho tiempo se le atribuyó al pintor neoclásico Jacques-Louis David, el del Rapto de las Sabinas:

Otas veces que había aparecido la portada de ese disco ya me había llamado mucho la atención. Ahora todo me cuadra más.

Aunque en realidad entraba a poner por las nubes el cuadro del Rapto de las Sabinas, que es una cosa que desde siempre me ha impactado mucho, en parte por descubrirlo siendo muy pequeño.

En casa había una de esas enciclopedias ilustradas tan habituales en los hogares de los 80, a todo color, y yo pasaba horas viendo las imágenes de los cuadros. Éste de las Sabinas me daba miedo y a la vez no podía apartar la mirada, ¿qué hacían esos niños llorando, esa madre escapando con un bebé en brazos, guerreros con la chorra al aire, caballos, ruido, gritos, caos,...? es tremendo. Y no tengo absolutamente ningún problema con sus excesos (por lo de que los primitifs buscaban algo más sencillo), al contrario. Me flipan esos paisajes con esos edificios al fondo, todo tan onírico e irreal.

Con el tiempo conoces la historia de las Sabinas, de Tarpeya y demás, y aunque seguramente hasta el cuadro se queda corto, creo que lo refleja bastante bien.

Precisamente de David (Jacques Louis, no Z), hay otro cuadro que también me encanta, el del Juramento de los Horacios, y que también sirvió de portada para otro disco, en este caso el The devil and I de Lone Wolf, bastante recomendable.

Luego descubres a Goya, al Gran Cabrón y a Saturno, y te das cuenta que el mundo es todavía peor

el xavea e`lamoto escribió:

Spoiler:

sapir, como va ese trancazo?

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

sapir escribió:

el xavea e`lamoto escribió:

Spoiler:

sapir, como va ese trancazo?

el xavea e`lamoto escribió:

Spoiler:

escucha a la España rural.

sapir escribió:

el xavea e`lamoto escribió:

Spoiler:

escucha a la España rural.

Los busco por spotify a ver que tal suenan.

Stoneheart escribió:El ex-jefe de Z me ha recordado al profesor de música que tenía en el instituto, que no tenía el más mínimo oído musical ni consiguió enseñar absolutamente nada a un sólo alumno, a parte de tocar el "Himno de la alegría" a la flauta. No sólo era suyo el libro de texto de la asignatura de primero sino que, en el apéndice donde había una lista de cumpleaños de compositores famosos estaba, como no podía ser de otra manera, el suyo.

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

el xavea e`lamoto escribió:Esto va a parecer una conversación en Torremolinos,pero...sapir, como va ese trancazo?

Rhonda escribió:Atrapada en autocar. La calle colapsada y no vale la pena bajarse en la próxima parada.

Starsailor escribió:

David Z. escribió:Es de más o menos 1800, o sea, fines del siglo XVIII y principios del XIX. Resulta que durante mucho tiempo se le atribuyó al pintor neoclásico Jacques-Louis David, el del Rapto de las Sabinas:

Otas veces que había aparecido la portada de ese disco ya me había llamado mucho la atención. Ahora todo me cuadra más.

Aunque en realidad entraba a poner por las nubes el cuadro del Rapto de las Sabinas, que es una cosa que desde siempre me ha impactado mucho, en parte por descubrirlo siendo muy pequeño.

En casa había una de esas enciclopedias ilustradas tan habituales en los hogares de los 80, a todo color, y yo pasaba horas viendo las imágenes de los cuadros. Éste de las Sabinas me daba miedo y a la vez no podía apartar la mirada, ¿qué hacían esos niños llorando, esa madre escapando con un bebé en brazos, guerreros con la chorra al aire, caballos, ruido, gritos, caos,...? es tremendo. Y no tengo absolutamente ningún problema con sus excesos (por lo de que los primitifs buscaban algo más sencillo), al contrario. Me flipan esos paisajes con esos edificios al fondo, todo tan onírico e irreal.

Con el tiempo conoces la historia de las Sabinas, de Tarpeya y demás, y aunque seguramente hasta el cuadro se queda corto, creo que lo refleja bastante bien.

Precisamente de David (Jacques Louis, no Z), hay otro cuadro que también me encanta, el del Juramento de los Horacios, y que también sirvió de portada para otro disco, en este caso el The devil and I de Lone Wolf, bastante recomendable.

Luego descubres a Goya, al Gran Cabrón y a Saturno, y te das cuenta que el mundo es todavía peor

David Z. escribió:Y Gothya.

Salud,
z

FĐ escribió:

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

 

Jud escribió:

FĐ escribió:

David Z. escribió:

FĐ escribió:

Gracias Xavea, la verdad que Z. es la enciclopedia y yo soy la revista Hola, así para hacer una comparación.

Cuando yo tenía unos 19 años, allá por la primera guerra carlista, conseguí uno de mis primeros curros, respondiendo a un anuncio en el segundamano (para regsound, el segundamano era un periódico, lo que es un periódico creo que sí te lo habrán contado tus padres, concretamente este era el mismo periódico en que se habían proclamado la primera República y el trienio liberal).

El curro era curioso. La oficina era un minibús aparcado típicamente en la calle Princesa (a veces en el barrio de Salamanca, siempre zona de viejos con pasta por la razón que ahora os contaré). El bus tenía unas mesitas y bancos para finalizar los contratos que nos buscábamos en la calle.

El curro era sencillo: nos apostábamos los 'comerciales', con nuestra camisita y corbatita, yo con la melena en coleta, en las aceras de calle Princesa, como buitres leonados, y a la que veíamos a un abuelito o abuelita sola caminando como una vieja cebra reumática hacia el peligro, nos lanzábamos sobre ellos como perros de presa. Le hacías "una encuesta" en la calle para aturdir un poco a la presa ("¿a usté le gusta vivir bien? sí/no/ns-nc", "¿qué piensa de la sabiduría? mola/está bien pero sin pasarse, como una sitcom/no me gusta", "¿cree que es necesario el conocimiento de la vida, del mundo y de nosotros mismos? por supuesto/me alegra que me haga esa pregunta/¿me podría repetir la pregunta?") y poco a poco la ibas metiendo en el autobús donde pasabas a enseñarle el maravilloso producto revolucionario, tonificante e hipermineralizante que iba a solucionar todos sus problemas:

Una enciclopedia por entregas. Baratita y abonable en cómodos plazos. Una enciclopedia que, la verdad porque un día la miré, era cutre y anticuada como ella sola. Delgada y barata como si viniera de regalo con el Hola, yo creo que debía haberla dirigido Nebrija y que en la sección de historia no debía llegar más allá de Viriato. Pero tú la vendías como un Coelho vende energía cósmica o un Jodorowski psicomancia, engañabas al viejito para que te la comprara, esperabas que a los pocos días no llamaran sus hijos para insultar a los jefes y cancelar el pago en pequeñas mensualidades, y hala, ahí tenías tu comisioncita.

Duré poco en aquella simpática estafa. Una vez vi una vieja y hablé con ella y podía ser mi abuela, tan amable, tan perdida, tan inocente, y no tuve coraje de hacerla subir a aquel minibús de la muerte. Poco después desaparecí de aquel curro y no volví a dar señales de vida ni a responder sus llamadas.

Lo que me fascinó de aquel trabajo era el jefe. Un sevillano simpatiquísimo, que fumaba como un carretero pese a que había tenido ya dos infartos, y que en la charla motivacional donde nos reclutó a varios incautos nos dio un folio con máximas para la vida, donde entre frases de Séneca, Tácito, Montaigne, Voltaire o San Agustín había, por supuesto, varias citas suyas.

Bueno, pues volviendo a tu mensaje, yo sería un poco aquella enciclopedia.

Salud,
z

 

A mi alguien me pregunta '¿qué piensa de la sabiduría?' y le digo que le responderé después de catar lo que sea que se esté fumando.

David Z. escribió:Atrapada en autocar.
La calle colapsada
y no vale la pena bajarse en la próxima parada.
No sé dónde iré a parar.

Atrapada en una calle
cerca ya del piso tuyo
y querrás que no me raye
pero tú eres tan capullo

te quiero como a ninguno
y me dejaste plantada
aquí donde el veintiuno
junto a la misma parada

te quiero de follamigo
pero no te importa nada
ni ir a la Tarzán conmigo
ni venirte a ver Moncada

¿Cómo eres tan gilipollas?
¿Cómo yo tan pagafantas?
La vida es una cebolla
y la muerte es una santa.

Atrapada en autocar.
La calle colapsada
y no vale la pena bajarse en la próxima parada.
No sé dónde iré a parar.


¿Cómo lo veis? ¿Me presento para ser el próximo cantante de la Oreja, o demasiado ambicioso?

Salud,
z

David Z. escribió:Atrapada en autocar.
La calle colapsada
y no vale la pena bajarse en la próxima parada.
No sé dónde iré a parar.

Atrapada en una calle
cerca ya del piso tuyo
y querrás que no me raye
pero tú eres tan capullo

te quiero como a ninguno
y me dejaste plantada
aquí donde el veintiuno
junto a la misma parada

te quiero de follamigo
pero no te importa nada
ni ir a la Tarzán conmigo
ni venirte a ver Moncada

¿Cómo eres tan gilipollas?
¿Cómo yo tan pagafantas?
La vida es una cebolla
y la muerte es una santa.

Atrapada en autocar.
La calle colapsada
y no vale la pena bajarse en la próxima parada.
No sé dónde iré a parar.


¿Cómo lo veis? ¿Me presento para ser el próximo cantante de la Oreja, o demasiado ambicioso?

Salud,
z

David Z. escribió:

Rhonda escribió:Atrapada en autocar. La calle colapsada y no vale la pena bajarse en la próxima parada.

¿Es una letra de LOdVG?

Salud,
z

David Z. escribió:Pero yo no quisiera ser un David, yo quisiera ser un Barbu, un Primitif.

Yo quiero ser un barbudo
y pintar mis tonterías
de noche como un embudo
y durmiendo todo el día.

Yo quiero ser primitivo
y vivir en gran comuna
todo sensual y lascivo
bajo la luz de la luna

y vivir como los griegos
en toga y bebiendo vino
y pillarme buenos ciegos
y pintar algo divino

y pintar cuadros de Orfeo
y siempre vegetariano
si tú me dices "qué feo",
agárramela con la mano.

Yo quiero ser un Van Gogh
y cortarme alguna oreja
nunca mirar el reloj
¡adiós a mi vida vieja!


Estoy en racha, va, me presento a sustituir a la cantante esa.

Salud,
z

DumDumBoy escribió:

David Z. escribió:Y Gothya.

Salud,
z

Qué además era de la provincia de Zaragotham

Sugar Bug escribió:De lo de las monjas cantando Eminem no tenéis nada, no?


Y el.pet sounds cantado por una chirigota de cadi? Tampoco?

Stoneheart escribió:El ex-jefe de Z me ha recordado al profesor de música que tenía en el instituto, que no tenía el más mínimo oído musical ni consiguió enseñar absolutamente nada a un sólo alumno, a parte de tocar el "Himno de la alegría" a la flauta. No sólo era suyo el libro de texto de la asignatura de primero sino que, en el apéndice donde había una lista de cumpleaños de compositores famosos estaba, como no podía ser de otra manera, el suyo.

David Z. escribió:

Stoneheart escribió:El ex-jefe de Z me ha recordado al profesor de música que tenía en el instituto, que no tenía el más mínimo oído musical ni consiguió enseñar absolutamente nada a un sólo alumno, a parte de tocar el "Himno de la alegría" a la flauta. No sólo era suyo el libro de texto de la asignatura de primero sino que, en el apéndice donde había una lista de cumpleaños de compositores famosos estaba, como no podía ser de otra manera, el suyo.

Salud,
z

David Z. escribió:

Starsailor escribió:

David Z. escribió:Es de más o menos 1800, o sea, fines del siglo XVIII y principios del XIX. Resulta que durante mucho tiempo se le atribuyó al pintor neoclásico Jacques-Louis David, el del Rapto de las Sabinas:

Otas veces que había aparecido la portada de ese disco ya me había llamado mucho la atención. Ahora todo me cuadra más.

Aunque en realidad entraba a poner por las nubes el cuadro del Rapto de las Sabinas, que es una cosa que desde siempre me ha impactado mucho, en parte por descubrirlo siendo muy pequeño.

En casa había una de esas enciclopedias ilustradas tan habituales en los hogares de los 80, a todo color, y yo pasaba horas viendo las imágenes de los cuadros. Éste de las Sabinas me daba miedo y a la vez no podía apartar la mirada, ¿qué hacían esos niños llorando, esa madre escapando con un bebé en brazos, guerreros con la chorra al aire, caballos, ruido, gritos, caos,...? es tremendo. Y no tengo absolutamente ningún problema con sus excesos (por lo de que los primitifs buscaban algo más sencillo), al contrario. Me flipan esos paisajes con esos edificios al fondo, todo tan onírico e irreal.

Con el tiempo conoces la historia de las Sabinas, de Tarpeya y demás, y aunque seguramente hasta el cuadro se queda corto, creo que lo refleja bastante bien.

Precisamente de David (Jacques Louis, no Z), hay otro cuadro que también me encanta, el del Juramento de los Horacios, y que también sirvió de portada para otro disco, en este caso el The devil and I de Lone Wolf, bastante recomendable.

Luego descubres a Goya, al Gran Cabrón y a Saturno, y te das cuenta que el mundo es todavía peor

Es un cuadro fascinante, sin duda. Y muy exitoso, tanto es así que Los Barbudos nacen como reacción, pese a ser estudiantes suyos y trabajar en su estudio.

Es tremendo el tipo, el Papa mismo lo bendijo cuando vino a posar para su Coronación de Napoleón, el mismo Napo vino a verle y le felicitó (aunque le hizo cambiar varias cosas, seguro que le pidió que lo hiciera más alto)... O sea, una locura de éxito. Ese cuadro, la Coronación, siempre me ha fascinado, con Napoleón ahí un poco a un lado y coronándose a sí mismo...


Por cierto, una canción que parece no gustarle a nadie y yo adoro:



Pero sobre lo que dices de Goya, bueno, yo creo que la Muerte de Marat (de David) ya anuncia un poco a ese Goya, el de los Desastres de la Guerra, podría ser perfectamente uno de ellos (si fuera un grabado, claro), o incluso le veo cierta similitud con El Perro (esa soledad, esa cabeza mirando hacia arriba, todo ese espacio vacío por encima...).

Este verano paseé mucho por La Quinta del Sordo y por supuesto volví a llevar a los críos a ver todos los Goyas, tanto pinturas negras como luminosas. La vida Goyón.
Una cosa que me encantó de Goya, leyendo una biografía de él bastante antigua (Charles Poore, 1938), fue saber que era un amante de la música, de la juerga y la guitarra, que tocaba bastante (bueno, un tipo de guitarra pequeña). Me lo hizo mucho más cercano, uno de los nuestros.

Salud,
z

Stoneheart escribió:Bon dia. Yo pensaba que lo de que te enseñaran a tocar la flauta en primaria o secundaria era casi universal... Supongo que razones logísticas, para no acabar todos como el monologuista del Canon de Pachelbel.

RegSound escribió:

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Enrique Morente - OMEGA