RONDA 5.42 DEL CONCURSO DEL INMORTAL Y SALVAJE CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL FORO AZKENA. ¡VOTEMOS!

Criminal pentatónico escribió:12.-Cien años de perdón

"La vieja fábrica", rotuló sobre el carrete fotográfico antes de encajarlo en el interior de la cámara. Cargó con el trípode y recorrió cada una de las naves y barracones que componían aquella explotación. Ubicado en la nueva corriente de fotografiar lugares abandonados, él se posicionaba en la vieja creencia de que una instantánea se apropia del alma del retratado.
Le llevaba tiempo tomar cada una de las fotografías, largos minutos de exposición aunque la iluminación le fuese favorable. Solo así podía capturar todas aquellas almas atrapadas en las marañas de hierro y ratoneras de cemento y piedra.

Vinny Vedecci escribió:Esta ronda me está recordando a la escena de "The Band Wagon" cuando entran todos contentos a la representación y salen deprimidos con tanta seriedad y gravedad. Y ya que estamos, gif completamente aleatorio y gratuito de la gran Cyd Charisse.

Criminal pentatónico escribió:13.-El ruido de la selva

La vieja fábrica, con su silueta de templo pagano, se yergue a duras penas entre la húmeda vegetación. Cuentan los ancianos, al calor de la hoguera, que con la última hoja de tabaco marchó el último hombre blanco. 
Pero no son sus cimientos levantados por las raíces, ni las lianas enroscadas hasta la cima de la chimenea lo que causa un pavor atávico en la aldea. 
Es el rugido del gorila que, al alba y desde su interior, no tardó en sustituir a la antigua sirena. Son los dos enormes orangutanes flanqueando una puerta por la que a diario entran docenas de obedientes chimpancés, desfilando hacia la nave principal. Es el ruido de una maquinaria vetusta y herrumbrosa, incomprensiblemente activa. Y es ese mismo rugido al ocaso, tras el cual salen los pequeños simios, sucios y cabizbajos, lo que mantiene al pueblo atemorizado.
Oculto e incapaz de comprender sus propias leyendas.

fritz escribió:Acabo de oír en la radio que el ayuntamiento de Barrika convoca concurso de microrrelatos

Vinny Vedecci escribió:

Criminal pentatónico escribió:13.-El ruido de la selva

La vieja fábrica, con su silueta de templo pagano, se yergue a duras penas entre la húmeda vegetación. Cuentan los ancianos, al calor de la hoguera, que con la última hoja de tabaco marchó el último hombre blanco. 
Pero no son sus cimientos levantados por las raíces, ni las lianas enroscadas hasta la cima de la chimenea lo que causa un pavor atávico en la aldea. 
Es el rugido del gorila que, al alba y desde su interior, no tardó en sustituir a la antigua sirena. Son los dos enormes orangutanes flanqueando una puerta por la que a diario entran docenas de obedientes chimpancés, desfilando hacia la nave principal. Es el ruido de una maquinaria vetusta y herrumbrosa, incomprensiblemente activa. Y es ese mismo rugido al ocaso, tras el cual salen los pequeños simios, sucios y cabizbajos, lo que mantiene al pueblo atemorizado.
Oculto e incapaz de comprender sus propias leyendas.

Los ancianos son qué, ¿chimpancés? Digan chimpancé varias veces seguidas, tiene un efecto curioso. Cóctel de Prozac y litio. Mezclado, no agitado.

Criminal pentatónico escribió:14.-¡Exploradoras!

La vieja fábrica era el lugar prohibido. Podíamos ir a cualquier rincón del barrio… excepto allí. Los críos de la calle estábamos loquísimos por adentrarnos. “¡Es peligrosa!”, alertaban los adultos. Una red de viejas del visillo la vigilaba. Cualquier conato exploratorio era inmediatamente abortado.

Un día, el chulito de Santi anunció que iba a entrar, que quién tenía narices de acompañarle. Juli y yo contestamos: “nosotras”.

-¡Si las niñas sois unas cobardicas!

Juli y yo salimos flechadas. Santi nos persiguía. ¡No iba a dejarse ganar por nosotras!

Sin testigos a la vista, nos colamos por un ventanal roto. El idiota de Santi se puso a contar historias de miedo.

De repente, ¡un crujido! Santi gritó y corrió aterrorizado. Se rajó la pierna con unos hierros. Sangraba muchísimo. Lo sacamos como pudimos.

Nos castigaron un mes, pero fuimos las heroínas de la calle. Y Santi dejó de ser tan chulito.

Vinny Vedecci escribió:

Criminal pentatónico escribió:14.-¡Exploradoras!

La vieja fábrica era el lugar prohibido. Podíamos ir a cualquier rincón del barrio… excepto allí. Los críos de la calle estábamos loquísimos por adentrarnos. “¡Es peligrosa!”, alertaban los adultos. Una red de viejas del visillo la vigilaba. Cualquier conato exploratorio era inmediatamente abortado.

Un día, el chulito de Santi anunció que iba a entrar, que quién tenía narices de acompañarle. Juli y yo contestamos: “nosotras”.

-¡Si las niñas sois unas cobardicas!

Juli y yo salimos flechadas. Santi nos persiguía. ¡No iba a dejarse ganar por nosotras!

Sin testigos a la vista, nos colamos por un ventanal roto. El idiota de Santi se puso a contar historias de miedo.

De repente, ¡un crujido! Santi gritó y corrió aterrorizado. Se rajó la pierna con unos hierros. Sangraba muchísimo. Lo sacamos como pudimos.

Nos castigaron un mes, pero fuimos las heroínas de la calle. Y Santi dejó de ser tan chulito.

¿Quién habrá cambiado tanto su estilo como para que parezca que el relato esté escrito realmente por una de las exploradoras? El narrador intradiegético le viene como anillo al dedo. Smells like teen points.

Vinny Vedecci escribió:

Criminal pentatónico escribió:12.-Cien años de perdón

"La vieja fábrica", rotuló sobre el carrete fotográfico antes de encajarlo en el interior de la cámara. Cargó con el trípode y recorrió cada una de las naves y barracones que componían aquella explotación. Ubicado en la nueva corriente de fotografiar lugares abandonados, él se posicionaba en la vieja creencia de que una instantánea se apropia del alma del retratado.
Le llevaba tiempo tomar cada una de las fotografías, largos minutos de exposición aunque la iluminación le fuese favorable. Solo así podía capturar todas aquellas almas atrapadas en las marañas de hierro y ratoneras de cemento y piedra.

Que no pare la fiesta. ¿Dónde he dejado el Prozac?

m señor escribió:¿Y los nanos?

Y el humor?

que densidad....

m

Esmeralda escribió:

m señor escribió:¿Y los nanos?

Y el humor?

que densidad....

m

La vieja fábrica produce humo, no humor. Reclamaciones a la administración.

Criminal pentatónico escribió:15.-Divinas

La vieja fábrica de cerveza Moris la compró un hombre de negocios de aspecto rural que podría haber sido marido de Norma Duval, Mar Flores o María José Suárez. 
Hizo una reforma integral multimillonaria y convirtió aquel gran monumento a la Revolución Industrial en una macrodiscoteca de dudosa reputación llamada "Divinas". 
El "Divinas" ahora daba empleo a camellos, a una gran variedad de prostitutas, al personal de la limpieza, a tipos turbios que se encargaban de la seguridad y a camareros/as y/o strippers.
Para contentar a la gente del pueblo el primer viernes de cada mes se celebra la "Fiesta Moris".

Criminal pentatónico escribió:16.-La  viejoven

La  vieja  fábrica  la  llamaban
La  vieja  fabricaba  mascarillas
La  vieja  fabricaba  comida  para  los  tuppers  de  sus  hijos
La  vieja  fabricaba  tiempo  de  niñera
La  vieja  fabricaba  una  colcha  de  ganchillo  con  su  pasado
La  vieja  está  hasta  los  ovarios  del  pueblo
La  vieja  vació  el  viejo  colchón  y  marchó  a  la  capital
La  vieja  se  sacó  el  pasaporte
Ahora  la  llaman  gallegona   y  es  feliz.

(El relato cumple las normas de distanciamiento pandémico entre palabras)

Criminal pentatónico escribió:Abriros una birra y deleitaros...

Stoneheart escribió:Lo que no has estudiado durante el curso no te lo vas a aprender la noche antes, pero aun así... Crimi, ¿hasta cuándo hay plazo?

Stoneheart escribió:Lo que no has estudiado durante el curso no te lo vas a aprender la noche antes, pero aun así... Crimi, ¿hasta cuándo hay plazo?

Criminal pentatónico escribió:

Stoneheart escribió:Lo que no has estudiado durante el curso no te lo vas a aprender la noche antes, pero aun así... Crimi, ¿hasta cuándo hay plazo?

¿Cómo que no? Esa es la historia de mi vida académica... Hasta mañana a las 10

Stoneheart escribió:Gracias a ambos! Sacudiré un poco la cabeza a ver si se despierta la neurona.

CocH. escribió:

Criminal pentatónico escribió:

Stoneheart escribió:Lo que no has estudiado durante el curso no te lo vas a aprender la noche antes, pero aun así... Crimi, ¿hasta cuándo hay plazo?

¿Cómo que no? Esa es la historia de mi vida académica... Hasta mañana a las 10

Diría que no hay otra forma que permita disfrutar la vida universitaria.

Criminal pentatónico escribió:

Stoneheart escribió:Gracias a ambos! Sacudiré un poco la cabeza a ver si se despierta la neurona.

Una botella de vino siempre ayuda, también un petardo

Stoneheart escribió:

Criminal pentatónico escribió:

Stoneheart escribió:Gracias a ambos! Sacudiré un poco la cabeza a ver si se despierta la neurona.

Una botella de vino siempre ayuda, también un petardo

Ojalá.

Criminal pentatónico escribió:1.-23

La vieja fábrica escondía un terrible secreto, pero no seré yo quien les cuente de qué se trataba. Quizá el lector se pregunte el porqué de mi silencio, pero lamentablemente no estoy en disposición de despejar esa incógnita. Lo único que puedo decir es que aquella fábrica, situada en lo alto de la colina, escondía un secreto que conozco bien. 

Probablemente haya despertado su curiosidad con mis palabras. Sin embargo, ruego acepte mis disculpas por insistir en mi necesario mutismo. Las víctimas de lo que ocurrió allí no pueden hablar ya; doy fe ello sin temor a equivocarme. Si yo fuera una de ellas, quizá compartiría con ustedes lo que sucedió, pero disto mucho de pertenecer a ese grupo. Para bien o para mal, yo fui el verdugo, el único y último responsable de lo que acaeció en aquella fábrica.

Permítanme dejarlo aquí; debo ocuparme ahora de otros asuntos.

Criminal pentatónico escribió:2.-Calderas Santullán

La vieja fábrica sigue funcionando como en 1890. Mira la pantalla. No saben que les vigilo.
A primeros de cada mes envío un dron con billetes de época; un actor les paga su salario y lo gastan en el economato. Siguen fabricando calderas que salen casi gratis y las vendo como chatarra. Hay un barranco y quedaron cortados los caminos. Están aislados. Nunca hubo tendido eléctrico y en el valle de al lado, ya en Vizcaya, quedan vetas con hierro. También tengo mineros. Mira esa otra pantalla. Apenas rinden, pero para alimentar esta puta locura, suficiente.
Los obreros son los descendientes de los originales. Hijos y nietos de bisnietos. Los clonamos sordos y sin apetencia sexual.
Llevo de León un poco de carbón que usan para que funcionen los hornos. Mis hijos me dicen que pare ya, pero la verdad, no veo el motivo.

Criminal pentatónico escribió:3.-Amianto 

La vieja fábrica es territorio de gatos. Corren asustados cuando nos ven llegar a quienes llaman de muchas maneras: chatarreros, gitanos, ladrones. Pero una vez fuimos trabajadores aquí, retirábamos el refractario, sustituíamos el encamisado, levantábamos el calorifugado de las líneas. Un trabajo que nadie quería hacer. 
—Observad —señalaba padre mientras desmigaba lana de roca—, flotan como luciérnagas en la oscuridad.
Era cierto, las partículas de asbesto titilaban inertes a nuestro alrededor, sus parpadeos metálicos guiñándonos los ojos. Todos desconocíamos su peligro. Era hermoso.
Hace mucho de esto que cuento. Padre y Nacho no están, sombras de uralita, cáncer de pleura. Ahora la fábrica es un esqueleto de hierro y las chimeneas nos pertenecen. Todavía quedan restos bajo el aislamiento, pero cubrimos nuestras bocas con un pañuelo. Flota el confeti plateado, pero ya nunca es hermoso.
El asesino invisible, lo llaman, porque mata como un recuerdo que al respirar duele.

Criminal pentatónico escribió:4.-PostGlobalización

La vieja fábrica es el único recuerdo que queda de la época anterior. Yo vivo en la Zona Servicios. Aquí todos teletrabajamos. Los productos manufacturados vienen de la Zona Industrial, y la comida de la Zona Primaria.

Las zonas están coordinadas por el Mando General, y tienen diferentes normas. En la Zona Servicios, las relaciones interpersonales se gestionan a través de Tinder. El Comité de Sanidad debe dar su aprobación para los contactos físicos. Las personas mayores deben abandonar la zona al cumplir 55 años o convertirse en abuelos. Entonces van a la Zona Residencial.

Hay una zona que mantiene su nombre original: África. Allí se envía a los infectados. Nunca regresan.

Todas las semanas hablo con mi abuelo por Zoom, él trabajó en la vieja fábrica. Me envía euros por Paypal “para que compres algo en Amazon”. No quiero contarle que ya no existe el dinero en nuestra zona.

Criminal pentatónico escribió:5.-Hotel Solfamidas

La vieja fábrica que los vecinos decían que estaba maldita iba a ser derruida y en su lugar se construiría un hotel. Llamaba la atención que sería de temática musical, como los Hard Rock Café, pero para hospedarse en vez de comer. Coincidencia del destino, yo comenzaba en un grupo que habíamos formados algunos amigos y se lo comenté, siendo la noticia recibida con agrado y curiosidad.

El tiempo pasó y el hotel se inauguraría en breve. Un día al salir de casa para ir al aeropuerto, ya que teníamos que empezar la gira europea, vi a una persona enchaquetada hablar sobre el hotel. Le pedí un poco de información sobre éste y tras algunas explicaciones me dejó también un folleto. El nombre de las suites era de lo más curioso: Ian Curtis, Kurt Cobain, Joe Strummer y... mi nombre.

Criminal pentatónico escribió:6.-Bohumil y su máquina laminadora

La vieja fábrica abandonada lo fascinaba, no en vano trabajó en uno de sus trenes de laminación hasta que la cerraron y tapiaron. Algunos días Bohumil salía casa cruzando la avenida Vitkovice y se sentaba en la puerta de la fábrica. La policía solía encontrarlo dormitando de madrugada, devolviéndolo entonces a su casa mientras algunos vecinos desde sus ventanas murmuraban que había perdido la chaveta. Lo que nadie sabía es que Bohumil cerraba los ojos adentrándose en las estancias de su mente: una era un osario lleno de esqueletos descomunales, en otra cientos de clepsidras interconectadas producían movimientos perpetuos...Pero un día Bohumil desapareció, solo años después al derruir la fábrica encontraron una lámina con un relieve: una enorme mujer vestida con una túnica translúcida sostenía a Bohumil en su regazo, sobre su frente refulgía una corona cuyo brillo llegaba más allá de las siete lunas que sobrevolaban su cielo.

Criminal pentatónico escribió:7.-El precio

La vieja fábrica va a ser desmantelada. Ya le han amputado partes; quieren conservar lo que queda del cadáver, pues semeja un paquidermo entrañable. Y dio trabajo, dicen. Ignoran que su existencia siempre se nutrió de vida humana, desde sus cimientos imposibles. Clavados en el fango, bajo el agua, para construirlos bajaron obreros dentro de campanas huecas de hormigón. No eran hombres de aquí; los que llegaron del sur, con maletas de cartón y hambre de años, fueron los que aceptaron. A veces las campanas estallaban. Nadie sabía quiénes eran, imposible rescatar cadáveres, así que la mole creció sobre aquellos sacrificios humanos sumergidos. Y le gustó. A lo largo de los años abrasó, aplastó, desmembró, pero lo que más le complacía era exhalar sin violencia su aliento ponzoñoso sobre el rebaño laborioso y dócil, hacer mutar sus cuerpos, ir condenando poco a poco sus pulmones. Siempre impune. Siempre agradecidos.

Criminal pentatónico escribió:8.-Papajé.

La vieja fábrica de improperios...nunca la olvidaré. Siempre estaba allí, anclada a una sufrida y modesta silla que aguantaba estoicamente su insano sobrepeso. Se hacía llamar Papajé, y era como una fábrica ruinosa, de fuertes olores asociados. El omnipresente vaso de vino barato era su combustible y sus emisiones eran insultos y vejación constante hacia ella. A los chiquillos nos trataba bien, pero era consciente de la enorme impresión que nos causaba, en algunos casos terror, y sabía utilizarlo. Su voz era cavernosa y su narizota magnífica. Sólo recuerdo verlo en una ocasión lejos de aquella silla, en la calle, y me pareció que fuera de su medio era más pequeño, incluso vulnerable. La vieja fábrica se desmanteló definitivamente cuando la cirrosis destrozó sus pilares. Se vino abajo y, milagrosamente, volvió la luz a aquella humilde casa porque la fábrica había tapado el sol durante décadas. Mi tía sonreía.

Criminal pentatónico escribió:9.-Florentina “La Espoleta”.

La vieja fábrica de armas de Palencia tenía guardería y economato. Miles de trabajadoras fichaban puntualmente al compás de la ruidosa sirena, resonando en toda la ciudad. Motor económico y social de la antigua Castilla, no era más que paternalismo industrial al servicio de Iglesia y Ejército.  Millones de muertos envainados por las delicadas manos de aquellas mujeres forjadas en Tierra de Campos. Pocas pensaban en la finalidad de su delicado trabajo; demasiadas sufrían para llevar algo de comer a casa. La vieja fábrica de armas tenía guardería y economato, pero Florentina nunca compraba aceite. Era una pena desperdiciar todo ese lubricante que perfectamente engrasaba la máquina del calibre nueve milímetros.

Criminal pentatónico escribió:10.-Cinéfilos

La vieja fábrica abandonada era el perfecto sueño de adolescente. Todos los fines de semana nos escapábamos montados en nuestras bicicletas de segunda mano con unas infinitas ganas de desaparecer de la civilización aunque fuera por un rato. “Hereby” sonaba en el estéreo portátil que Pat cargaba encantada, mientras que Tom se ocupaba de la nevera, el hielo y las bebidas. Yo era el responsable de los sandwiches de crema de cacahuete y de las macedonias de frutas que le robaba a mi madre de la nevera. Hacía tanto calor. Rápidamente, volaban las prendas de ropa, y los tragos de Southern Comfort descendían hacia nuestras ávidas entrañas como dinamizadores de nuestro sobrado ímpetu. Tom besaba a Pat, y después yo la besaba a ella mientras Tom acariciaba mi espalda con cautela, intentando perpetuar el momento. Nos sentíamos como Eva Green, Michael Pitt y Louis Garrel en Soñadores.

Criminal pentatónico escribió:11.-Caseus.

La vieja fábrica cerró sus puertas. Atrás quedaron innumerables moldes de placer. Enormes cantidades de lactosa. Toda la sal de una vida cuajada entre hongos. Antonio echó el candado y salió, cabizbajo, a la calle. Calle Corteza. Hacía fresco. Llamó a su gestor, Roque Vega, y le anunció que todo había terminado. Se puso tierno. Su corazón fermentaba pero tenía la mente curada. Nadie le iba a quitar el gotero de suero que tenía clavado en su alma de salmuera. Se sentó a la orilla del río Esca y pudo ver al rebaño de lachas. Conocía a cada una de ellas. Y a sus madres. Y a sus abuelas.
Al llegar a casa, de repente, su frente empezó a llenarse de gotas. Eran gotas de sudor color leche. Había culminado con éxito el proceso de fabricación. Sin duda, había madurado.

Criminal pentatónico escribió:12.-Cien años de perdón

"La vieja fábrica", rotuló sobre el carrete fotográfico antes de encajarlo en el interior de la cámara. Cargó con el trípode y recorrió cada una de las naves y barracones que componían aquella explotación. Ubicado en la nueva corriente de fotografiar lugares abandonados, él se posicionaba en la vieja creencia de que una instantánea se apropia del alma del retratado.
Le llevaba tiempo tomar cada una de las fotografías, largos minutos de exposición aunque la iluminación le fuese favorable. Solo así podía capturar todas aquellas almas atrapadas en las marañas de hierro y ratoneras de cemento y piedra.

Criminal pentatónico escribió:13.-El ruido de la selva

La vieja fábrica, con su silueta de templo pagano, se yergue a duras penas entre la húmeda vegetación. Cuentan los ancianos, al calor de la hoguera, que con la última hoja de tabaco marchó el último hombre blanco. 
Pero no son sus cimientos levantados por las raíces, ni las lianas enroscadas hasta la cima de la chimenea lo que causa un pavor atávico en la aldea. 
Es el rugido del gorila que, al alba y desde su interior, no tardó en sustituir a la antigua sirena. Son los dos enormes orangutanes flanqueando una puerta por la que a diario entran docenas de obedientes chimpancés, desfilando hacia la nave principal. Es el ruido de una maquinaria vetusta y herrumbrosa, incomprensiblemente activa. Y es ese mismo rugido al ocaso, tras el cual salen los pequeños simios, sucios y cabizbajos, lo que mantiene al pueblo atemorizado.
Oculto e incapaz de comprender sus propias leyendas.