¿De qué te arrepientes?

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

Ashra escribió:

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

No he visto venir este giro de los acontecimientos, no lo he visto venir. Tremendo

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

albichuela escribió:Caguendios, que anteayer le pasé el enlace del hilo a una amiga para que leyera la de Sutter, a ver si se va enganchando. Espero que no haya vuelto... O que no me juzgue por lo que aquí se lee.

Me arrepiento de difundir este hilo 

albichuela escribió:Bueno, no. Qué ostias 

Eristoff escribió:Lo mejor es que si ese tanga estaba sucio, era imposible darse cuenta

Sutter Cane escribió:En aras del espíritu jovial que se respira en el topic traeré de vuelta una vieja historia amor, humillación y pajas. Ya contada hace años en el foro.  

Yo estuve enamorado. Enfermizo. Desquiciado. Adolescente... De lo que yo consideraba un ángel bajado a la tierra, con rostro de perdición y tetas para ser enterrado vivo. Aunque ella realmente fuera un murciélago con alas de mariposa. Toda la jodida ciudad estaba colada por esa chica. Era algo así como Mary en Algo pasa con Mary. Y era mi vecina. Y siempre íbamos juntos. Me convertí en una especie de amigo sin polla. No era pagafantas. Pero tampoco le andaba muy lejos.  

Una tarde en la que habíamos quedado para ir al cine me llamó con cierta antelación para preguntarme si me importaba que viniera el tipo que le gustaba con nosotros.  Con toda la calma del mundo le dije que se fuera con él, pero que yo no estaba dispuesto a vivir una tarde tan tortuosa. Finalmente decidió quedarse conmigo.  Nos fuimos a dar un voltio, jugamos al billar, bebimos...y en algún momento decidimos que no nos gustaba ninguna película de la cartelera y cambiamos el plan por su casa , en la que esa noche no había nadie.  

Pillé de mi habitación la película más romántica que podía tener con 16 años... Beavis and Butthead does America.  

Como en su casa eran todos hippies el mobiliario estaba a la altura. Estábamos los dos tumbados en un puf  de esos más incomodos que dios. A mitad de la peli ella decidió ponerse cómoda. Mientras intentaba pillar una postura humanamente cómoda aparece por el pasillo en bragas, con una camiseta de tirantes sin sujetador. Se inclina, me da una cerveza, y  se tumba a mi lado. Me abraza y me pide que ponga la película... con el consecuente desboque de mi corazón, como si  tuviera como intención detonar a base de latidos algo en mi cerebro que resultara en alguna frase capaz de que ella reconsiderase mi existencia sin pene en este planeta.  

La película acaba, la tenía grabada del canal plus. Ella se había dormido, le asomaba una teta por el lateral de la camiseta, y no quería mirarla de ninguna forma. Quería follar con ella por encima de todas las cosas, pero no quería quebrantar el código de honor básico. Pasan algunos anuncios, y  empieza una peli porno que tenía grabada después... Pillo el mando a distancia sin moverme mucho para no despertarla... y en el canal 9 estaban poniendo Penthouse... cambio a Antena 3 y estaba el programa La vuelta al mando, con más tetas...  La miro desesperado... con una de las erecciones más dolorosas de mi vida... me levanto de golpe... ella se despierta y me dice que qué hago. Yo ya voy por el pasillo, me estoy largando. Cierro  la puerta, son las tres de la mañana... me montó en el ascensor, es un segundo, pero pienso que no voy a cruzarme con nadie. Me la saco y empiezo a darle al asunto. El ascensor llega a la planta baja. Yo sigo dándole... y justo cuando empiezo a extirpar el veneno de mis pelotas... se abre la puerta.  

Un tío de unos 40 años , ruso, me mira sorprendido. Yo no te quiero ni contar.  Y en ese momento decido que , o lo hago cómplice o la cosa se puede poner más absurda aún.
-He tenido una mala noche con mi novia, lo siento.  
Él da un paso atrás y con acento ruso dice, como si fuera algo muy normal...
-ya,ya,ya...vale... pero yo subo por escalera.  

Así salí a la noche, humillado por mi mismo. Menos mal que el tipo no frecuentaba el mismo bar donde mi padre iba a jugar al dominó.

Esmeralda escribió:Lo que tiene que ser la hostia es que alguien se reconozca en estas historias.. si sucede, por favor que se registre y nos cuente la otra versión de la historia

Sagan escribió:



Estoy llorando, joder

Sutter Cane escribió:

Sagan escribió:



Estoy llorando, joder

 

Sé que no es consuelo, pero yo hubiera hecho como tú en tu historia. Yo también habría vuelto.

Slovako escribió:Hostia Fearless, lo de ir a comprar una botellita de vino como ofrenda para el que vio el zurullo en el bidé me parece incluso más bizarro que el estropicio en si

Esmeralda escribió:Esto es el Azkenian Pie por dios

jojomojo escribió:

Esmeralda escribió:Esto es el Azkenian Pie por dios

Bye, bye,
My Azkenian Pie
Tied the tanga
On my wanga
Then I drank the bar dry

Sutter Cane escribió:En aras del espíritu jovial que se respira en el topic traeré de vuelta una vieja historia amor, humillación y pajas. Ya contada hace años en el foro.  

Yo estuve enamorado. Enfermizo. Desquiciado. Adolescente... De lo que yo consideraba un ángel bajado a la tierra, con rostro de perdición y tetas para ser enterrado vivo. Aunque ella realmente fuera un murciélago con alas de mariposa. Toda la jodida ciudad estaba colada por esa chica. Era algo así como Mary en Algo pasa con Mary. Y era mi vecina. Y siempre íbamos juntos. Me convertí en una especie de amigo sin polla. No era pagafantas. Pero tampoco le andaba muy lejos.  

Una tarde en la que habíamos quedado para ir al cine me llamó con cierta antelación para preguntarme si me importaba que viniera el tipo que le gustaba con nosotros.  Con toda la calma del mundo le dije que se fuera con él, pero que yo no estaba dispuesto a vivir una tarde tan tortuosa. Finalmente decidió quedarse conmigo.  Nos fuimos a dar un voltio, jugamos al billar, bebimos...y en algún momento decidimos que no nos gustaba ninguna película de la cartelera y cambiamos el plan por su casa , en la que esa noche no había nadie.  

Pillé de mi habitación la película más romántica que podía tener con 16 años... Beavis and Butthead does America.  

Como en su casa eran todos hippies el mobiliario estaba a la altura. Estábamos los dos tumbados en un puf  de esos más incomodos que dios. A mitad de la peli ella decidió ponerse cómoda. Mientras intentaba pillar una postura humanamente cómoda aparece por el pasillo en bragas, con una camiseta de tirantes sin sujetador. Se inclina, me da una cerveza, y  se tumba a mi lado. Me abraza y me pide que ponga la película... con el consecuente desboque de mi corazón, como si  tuviera como intención detonar a base de latidos algo en mi cerebro que resultara en alguna frase capaz de que ella reconsiderase mi existencia sin pene en este planeta.  

La película acaba, la tenía grabada del canal plus. Ella se había dormido, le asomaba una teta por el lateral de la camiseta, y no quería mirarla de ninguna forma. Quería follar con ella por encima de todas las cosas, pero no quería quebrantar el código de honor básico. Pasan algunos anuncios, y  empieza una peli porno que tenía grabada después... Pillo el mando a distancia sin moverme mucho para no despertarla... y en el canal 9 estaban poniendo Penthouse... cambio a Antena 3 y estaba el programa La vuelta al mando, con más tetas...  La miro desesperado... con una de las erecciones más dolorosas de mi vida... me levanto de golpe... ella se despierta y me dice que qué hago. Yo ya voy por el pasillo, me estoy largando. Cierro  la puerta, son las tres de la mañana... me montó en el ascensor, es un segundo, pero pienso que no voy a cruzarme con nadie. Me la saco y empiezo a darle al asunto. El ascensor llega a la planta baja. Yo sigo dándole... y justo cuando empiezo a extirpar el veneno de mis pelotas... se abre la puerta.  

Un tío de unos 40 años , ruso, me mira sorprendido. Yo no te quiero ni contar.  Y en ese momento decido que , o lo hago cómplice o la cosa se puede poner más absurda aún.
-He tenido una mala noche con mi novia, lo siento.  
Él da un paso atrás y con acento ruso dice, como si fuera algo muy normal...
-ya,ya,ya...vale... pero yo subo por escalera.  

Así salí a la noche, humillado por mi mismo. Menos mal que el tipo no frecuentaba el mismo bar donde mi padre iba a jugar al dominó.

Sutter Cane escribió:En aras del espíritu jovial que se respira en el topic traeré de vuelta una vieja historia amor, humillación y pajas. Ya contada hace años en el foro.  

Yo estuve enamorado. Enfermizo. Desquiciado. Adolescente... De lo que yo consideraba un ángel bajado a la tierra, con rostro de perdición y tetas para ser enterrado vivo. Aunque ella realmente fuera un murciélago con alas de mariposa. Toda la jodida ciudad estaba colada por esa chica. Era algo así como Mary en Algo pasa con Mary. Y era mi vecina. Y siempre íbamos juntos. Me convertí en una especie de amigo sin polla. No era pagafantas. Pero tampoco le andaba muy lejos.  

Una tarde en la que habíamos quedado para ir al cine me llamó con cierta antelación para preguntarme si me importaba que viniera el tipo que le gustaba con nosotros.  Con toda la calma del mundo le dije que se fuera con él, pero que yo no estaba dispuesto a vivir una tarde tan tortuosa. Finalmente decidió quedarse conmigo.  Nos fuimos a dar un voltio, jugamos al billar, bebimos...y en algún momento decidimos que no nos gustaba ninguna película de la cartelera y cambiamos el plan por su casa , en la que esa noche no había nadie.  

Pillé de mi habitación la película más romántica que podía tener con 16 años... Beavis and Butthead does America.  

Como en su casa eran todos hippies el mobiliario estaba a la altura. Estábamos los dos tumbados en un puf  de esos más incomodos que dios. A mitad de la peli ella decidió ponerse cómoda. Mientras intentaba pillar una postura humanamente cómoda aparece por el pasillo en bragas, con una camiseta de tirantes sin sujetador. Se inclina, me da una cerveza, y se tumba a mi lado. Me abraza y me pide que ponga la película... con el consecuente desboque de mi corazón, como si tuviera como intención detonar a base de latidos algo en mi cerebro que resultara en alguna frase capaz de que ella reconsiderase mi existencia sin pene en este planeta.  

La película acaba, la tenía grabada del canal plus. Ella se había dormido, le asomaba una teta por el lateral de la camiseta, y no quería mirarla de ninguna forma. Quería follar con ella por encima de todas las cosas, pero no quería quebrantar el código de honor básico. Pasan algunos anuncios, y empieza una peli porno que tenía grabada después... Pillo el mando a distancia sin moverme mucho para no despertarla... y en el canal 9 estaban poniendo Penthouse... cambio a Antena 3 y estaba el programa La vuelta al mando, con más tetas...  La miro desesperado... con una de las erecciones más dolorosas de mi vida... me levanto de golpe... ella se despierta y me dice que qué hago. Yo ya voy por el pasillo, me estoy largando. Cierro  la puerta, son las tres de la mañana... me montó en el ascensor, es un segundo, pero pienso que no voy a cruzarme con nadie. Me la saco y empiezo a darle al asunto. El ascensor llega a la planta baja. Yo sigo dándole... y justo cuando empiezo a extirpar el veneno de mis pelotas... se abre la puerta.  

Un tío de unos 40 años , ruso, me mira sorprendido. Yo no te quiero ni contar.  Y en ese momento decido que , o lo hago cómplice o la cosa se puede poner más absurda aún.
-He tenido una mala noche con mi novia, lo siento.  
Él da un paso atrás y con acento ruso dice, como si fuera algo muy normal...
-ya,ya,ya...vale... pero yo subo por escalera.  

Así salí a la noche, humillado por mi mismo. Menos mal que el tipo no frecuentaba el mismo bar donde mi padre iba a jugar al dominó.

Esmeralda escribió:

Slovako escribió:Hostia Fearless, lo de ir a comprar una botellita de vino como ofrenda para el que vio el zurullo en el bidé me parece incluso más bizarro que el estropicio en si

Yo también pensé eso

Lo raro es que no le diera con ella

Sutter Cane escribió:La mayor panzada a reir que me he podido pegar fue con un topic de un colega en el foro del serie z.  En el que, resumiendo mucho... Andalucia, agosto, fabada asturiana, hora de la siesta...viaje de tres horas en autobús... se rompe el aire acondicionado porque él fue el único de todos los pasajeros que insistió en que se pusiera más frio, ante la advertencia del conductor de que podía suceder la avería.  

El autobús entero amargado del calor. Y pensando que todo era culpa de este.  Y empieza a sonarle el estomago.  Llegan los peos sin poder contenerse... los pasajeros empiezan a alejarse de él. Mi colega pidiendo disculpas, que no puede retenerlos.. y claro.. se caga.. que se caga, que se caga... El conductor dice que no quedan paradas programadas... pero la peste lo inunda todo y son solo los peos... Y aquello se convierte en un motín... todos los pasajeros gritando que pare , que pare...  

La historia acaba con mi colega cagando en el arcén de la autovía, pegado al autobús... sin poder esconderse... con coches pitando al pasar a su lado, y los pasajeros riéndose una vez diluida la peste.

Van escribió:Viaje de fin de curso en bachillerato, recorriendo las capitales andaluces en autobús. En Córdoba pernoctamos en un hotel a las afueras y esa noche no salimos del hotel, así que no hicimos gran cosa más allá de quedarnos en las habitaciones todos juntos haciendo el mongolo.

El caso es que la cena debió sentarme mal y una salvaje llamada de la naturaleza vino a mí. Voy corriendo a la habitación y cuando llego me encuentro a mi compañero de habitación con su novia, obviamente me voy de allí porque voy a hacer ruido, mucho ruido y dejar una peste importante, lo noto. Vuelvo a la habitación base y le pido a una compañera de confianza las llaves de su habitación para la emergencia de marras. Me las deja. Voy a la habitación y hago la diarrea más impactante de mi vida, apestosa como pocas. 

Segundo acto: A lo que estoy completamente relajado al haber echado al alien, tranquilo, sabiendo que no me he cagado encima y que nadie es consciente de la mierda que he echado caigo en consideración de la que la compañera de mi amiga es el pivón de la clase, me río yo de las musas del tema atabal y el team raskas, una puta musa vaya y encima majísima. 
Mi mente, enferma y depravada como la de todo chaval que está en la edad, solo piensa en un plan malévolo, seguramente influenciado por el mismísimo Mefistófeles: voy a coger un tanga suyo y me hago un pajote con el.


Solo había una habitación por llave, y la tenía yo, así que tenía tiempo para recrearme y fantasear. Con precisión cirujana abro la maleta con mimo y cuidado, recordando dónde está cada cosa para dejarla como estaba. Veo la zona de los tangas y pillo lo primero que veo. Vuelvo al baño, donde seguía oliendo terriblemente mal y no se cómo se me pudo poner tiesa, pero pasó, amigos, vive dios. Y allí que me sacudí la sardina, con el tango anudado a mi miembro como un lacito. Me practiqué un David Carradine en la polla con la prenda, me hice la asfixia erótica esa, ordeñé al cabezón. Todo fluyó con naturalidad en un ambiente de sudor, semen y mierda.

Tras mi asquerosa experiencia, recogí todo como un pajero de guante blanco y regresé con los demás. Agradecí a la amiga que me dejase las llaves (y el haber podido pajearme con la prenda del pivón me lo reservé, obviamente). Aquella noche tuve una sonrisilla de oreja a oreja toda la noche, y no fue por el alcohol.

La verdad, no se si me arrepiento o no de este acto. Buen fin de semana, foro.

Sutter Cane escribió:En aras del espíritu jovial que se respira en el topic traeré de vuelta una vieja historia amor, humillación y pajas. Ya contada hace años en el foro.  

Yo estuve enamorado. Enfermizo. Desquiciado. Adolescente... De lo que yo consideraba un ángel bajado a la tierra, con rostro de perdición y tetas para ser enterrado vivo. Aunque ella realmente fuera un murciélago con alas de mariposa. Toda la jodida ciudad estaba colada por esa chica. Era algo así como Mary en Algo pasa con Mary. Y era mi vecina. Y siempre íbamos juntos. Me convertí en una especie de amigo sin polla. No era pagafantas. Pero tampoco le andaba muy lejos.  

Una tarde en la que habíamos quedado para ir al cine me llamó con cierta antelación para preguntarme si me importaba que viniera el tipo que le gustaba con nosotros.  Con toda la calma del mundo le dije que se fuera con él, pero que yo no estaba dispuesto a vivir una tarde tan tortuosa. Finalmente decidió quedarse conmigo.  Nos fuimos a dar un voltio, jugamos al billar, bebimos...y en algún momento decidimos que no nos gustaba ninguna película de la cartelera y cambiamos el plan por su casa , en la que esa noche no había nadie.  

Pillé de mi habitación la película más romántica que podía tener con 16 años... Beavis and Butthead does America.  

Como en su casa eran todos hippies el mobiliario estaba a la altura. Estábamos los dos tumbados en un puf  de esos más incomodos que dios. A mitad de la peli ella decidió ponerse cómoda. Mientras intentaba pillar una postura humanamente cómoda aparece por el pasillo en bragas, con una camiseta de tirantes sin sujetador. Se inclina, me da una cerveza, y  se tumba a mi lado. Me abraza y me pide que ponga la película... con el consecuente desboque de mi corazón, como si  tuviera como intención detonar a base de latidos algo en mi cerebro que resultara en alguna frase capaz de que ella reconsiderase mi existencia sin pene en este planeta.  

La película acaba, la tenía grabada del canal plus. Ella se había dormido, le asomaba una teta por el lateral de la camiseta, y no quería mirarla de ninguna forma. Quería follar con ella por encima de todas las cosas, pero no quería quebrantar el código de honor básico. Pasan algunos anuncios, y  empieza una peli porno que tenía grabada después... Pillo el mando a distancia sin moverme mucho para no despertarla... y en el canal 9 estaban poniendo Penthouse... cambio a Antena 3 y estaba el programa La vuelta al mando, con más tetas...  La miro desesperado... con una de las erecciones más dolorosas de mi vida... me levanto de golpe... ella se despierta y me dice que qué hago. Yo ya voy por el pasillo, me estoy largando. Cierro  la puerta, son las tres de la mañana... me montó en el ascensor, es un segundo, pero pienso que no voy a cruzarme con nadie. Me la saco y empiezo a darle al asunto. El ascensor llega a la planta baja. Yo sigo dándole... y justo cuando empiezo a extirpar el veneno de mis pelotas... se abre la puerta.  

Un tío de unos 40 años , ruso, me mira sorprendido. Yo no te quiero ni contar.  Y en ese momento decido que , o lo hago cómplice o la cosa se puede poner más absurda aún.
-He tenido una mala noche con mi novia, lo siento.  
Él da un paso atrás y con acento ruso dice, como si fuera algo muy normal...
-ya,ya,ya...vale... pero yo subo por escalera.  

Así salí a la noche, humillado por mi mismo. Menos mal que el tipo no frecuentaba el mismo bar donde mi padre iba a jugar al dominó.

fearless escribió:Viernes cualquiera de octubre. Me llama un colega que tiene dos entradas gratis para ver el atleti al día siguiente y me caliento y tiro con el coche a Madrid el mismo viernes.

El partido es el sábado y nos parece una gran idea reventarnos de fiesta el viernes por la noche. No hay gran cosa y para hacer hora para los tugurios nos vamos a un sitio así más pijillo de rock y tocan una banda de tributos de estos chusquetes y previsibles. Los tipos con una indumentaria más que cuestionable a los que bautizamos como Cash Converters por las pintas de asaltar alacenas de segunda mano que tenían.

Acabamos en la Wurli y aquí empieza mi calvario. Me encuentro con ciertos foreros crápulas que al ver a un sureño por allí se empiezan a descojonar y entre exaltación de la amistad y jijis jajas corre mucho alcohol y diversos presentes que me hacen estos grandes amigos.

Nos cierran y la idea es comer algo y retirada. Me despido de los foreros y nos vamos a comernos una hamburguesa, y nos surge la genial idea de ir a un after dado nuestro estado. El partido es al día siguiente a las 4 de la tarde, qué podría salir mal, adelante. Nos metemos en un antro de dios donde tememos por nuestra vida pero nos descojonamos vivos de los personajes, aunque los recuerdos son escasísimos, y a las 8 y pico decidimos que es suficiente. Uber y para casa.

Mi colega vivía en una casa compartida con el ciento y la madre, y no hay habitación de invitados, así que en un colchón hinchable en su habitación que me quedo. A partir de aquí y hasta que yo me despierto, esto me lo cuenta mi colega. Antes de que sonase la alarma, mi colega nota una presencia en la habitación, abre los ojos y es uno de sus compañeros de planta (compartía baño en una misma planta con 2 tíos), y se acojona. Es un chaval super tímido y le ve la cara descompuesta. Le dice, fulano, ven al baño por favor.

Mi colega se levanta después de dormir 1 hora y media como mucho y abren la puerta del baño, dándole una soberana bofetada de olor a mierda, y mientras su compañero le da a la luz del baño le dice, DE QUIÉN ES ESTO, señalando al bidé, donde hay un pedazo de mojón que parece más de un animal que de un ser humano. Mi colega estupefacto le dice, mío no joder, y acto seguido vuelven a la habitación, donde está la bella durmiente a sus anchas. Me despierta a voces, PEDAZO DE CABRON TE HAS CAGADO EN EL BIDE? A lo que yo le respondo (insisto, no era consciente) SI, y me dice, me cago en tu puta madre, al menos tendrás la decencia de limpiarlo no? A lo cual ni contesté, me di la vuelta en la cama y a tomar por culo. Lo quiero más que a mi vida, no sé cuántas personas en el mundo no me hubieran inflado a hostias en ese momento.

Total, que se equipa con papel higiénico y hace el trasvase él mismo. Según me comentó horas después, el detritus era sorprendentemente consistente y pesaba mucho, por lo que fue una operación limpia y de una pieza. A la hora y pico de aquello, me despierto y me lo encuentro como un lémur en la cama. Le digo, no veas qué resaca e? Ahora a ver el fútbol, vaya tarde vamos a echar. A lo que responde, pero como eres tan hijoputa, que te cagaste en el bidé tío, vete a tomar por culo. Yo, que pensaba que estaba de cachondeo, me empecé a reír, y la cara con la que me miró me hizo que se me revolviese el estómago, tanto que fui, sí, otra vez a cagar.

Seguía pensando que estaba quedándose conmigo. Cuando entré en el baño, olía a incienso, habían puesto una puta barrita de estas para que se comiese el olor. Me siento en el váter y el bidé estaba justo enfrente, a escasos cm, y sentado y volviendo a evacuar, esta vez no con demasiada consistencia, observo que hay un derrape evidente en el bidé. Mi amigo había quitado la pieza pero no remató la operación. Y ahí amigos, se me cayó el mundo encima. Tierra, trágame. Limpié aquello hasta que le saqué brillo, y le pedí perdón una y mil veces, jurándole que no recordaba nada. Conforme pasaron las horas, el drama tornó a descojone y me dijo que no se le iba a quitar la imagen de mi mojón en el bidé de por vida.

El chaval que se encontró el pastel ya se había ido de la casa. Al día siguiente que volví de empalmada también, que esa es otra historia, le traje una botella de vino y le pedí perdón también. Todo majete lo entendió y me dijo que no había problema, que por suerte fue él el que lo vio y no el otro compañero. En ese caso, probablemente el viaje de vuelta lo hubiera hecho sin dientes.